MARÍA JOSÉ PINTOR
Se cumplen cinco años de aquel 1 de octubre de 2016, en que el Comité Federal del PSOE defenestrara a Pedro Sánchez como secretario general. No hay en la política española un caso igual de recuperación. Hoy el actual presidente del Gobierno ha conseguido afianzarse y recuperar el poder como el Ave Fénix sin tener ya al lado a quienes le ayudaron a convertirse en un líder indiscutible del socialismo en España y Europa.
Quienes hicieron posible su vuelta al poder, a través de aquellas primarias en las que, gracias a la militancia de base y a apoyos como José Luis Ábalos o Carmen Calvo, ganara a Susana Díaz, ya tampoco le acompañan en esta nueva etapa desde la crisis de Gobierno del pasado mes de julio.
Susana Díaz es hoy senadora tras el pacto de la paz con Pedro Sánchez. Antes, eso sí, la ex líder andaluza tuvo que perder de nuevo unas primarias, esta vez frente al alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que es quien será el candidato del PSOE a las próximas elecciones en su comunidad.
El otro candidato a aquellas primarias por la secretaria general del PSOE, Patxi López, ha conseguido hasta que su hombre de confianza en aquella campaña de primarias contra Sánchez, Óscar López, sea hoy el jefe del Gabinete del Presidente en Moncloa, en sustitución de Iván Redondo.
Peor suerte corren los suyos
Peor suerte han corrido los que apoyaron a Sánchez y le llevaron no sólo hasta la secretaria general del PSOE, sino también a la moción censura contra Mariano Rajoy que le hizo presidente del Gobierno.
Ahora, cinco años después, Pedro Sánchez está a las puertas de un nuevo Congreso Federal, que se celebrará en la Valencia de Ábalos, pero donde ya la presencial del ex ministro no dejará de ser meramente simbólica. Así las cosas, como inquilino de Moncloa, se presenta sin rivales y espera afianzar su poder para afrontar con confianza las elecciones generales dentro de dos años.
Los malos tiempos
Sánchez, tras su destitución hace cinco años, pensó en abandonar la política y necesitó hasta de ayuda psicológica para superar aquellos momentos tan angustiosos que acababan con su dimisión como diputado en el Congreso. Aquel gesto, en el que incluso llegó a emocionarse ante las cámaras, le valió el apoyo de una gran parte de la opinión pública. Así, la militancia de base, liderada por la gallega Eva Maldonado, iniciaba una recogida de firmas en Facebook para que pudiera volver a presentarse a unas primarias.
Desde entonces, Pedro Sánchez ha demostrado una gran capacidad de resilencia, incluso en los peores momentos de la pandemia y ante una oposición desleal que no se reconoce en la historia de la democracia española reciente.
La imagen de Pedro Sánchez en las primarias de Ferraz y tras el triunfo electoral que le llevaría a Moncloa, junto a Adriana Lastra, Carmen Calvo y José Luis Ábalos, poco tiene que ver con la del actual líder del PSOE.
Seguramente mejor trato recibirá en el Congreso del PSOE el ex presidente Felipe González, que ya ha anunciado que estará en Valencia.
Así, Pedro Sánchez crea un partido a su antojo, rodeado por personas sin cuotas de poder reales ni nadie, al menos por el momento, que le haga frente.
Tanta capacidad de resilencia y recuperación ha demostrado Pedro Sánchez como de talento para el olvido con quienes le ayudaron a llegar donde está.
Una tensa calma recorre el partido donde ya nadie sabe que pasará con ellos si Pedro Sánchez fue capaz de hacer lo que hizo con quienes le ayudaron a llegar hasta donde está.
Del hombre resilente al político sin piedad hay un paso de tan sólo cinco años.