Crece el desconcierto y aumenta la decepción en la cúpula del Partido Popular como en sus incondicionales al ver alejarse a Feijó de La Moncloa, tanto o más que López Miras de San Esteban, a punto de consumarse la repetición electoral en la Región. Todo indica que Pedro Sánchez será de nuevo Presidente del Gobierno, merced al apoyo del bloque progresista que ya en su día apoyó la moción de censura contra Rajoy y, “lo de Murcia”, sala de experimentos nacional, se convierte en una tómbola política donde todos compran sus boletos.
La elección como Alcalde de Ginés Campillo fue solo el anticipo de la que se avecina. Por incongruente que pudiera parecer a la derecha reaccionaria un nuevo pacto UIDM-PSOE, todo indica que el resultado sorprendió a la dirección regional del PP, que ni esperaba ni supo hasta el final que el Grupo Independiente superaba en votos al partido socialista, tirando al traste el opaco y convenido trato bipartidista “entre bambalinas”, promovido por sus” viejas glorias” en reserva activa y los benefactores de la “logia caciquil”.
El desconcierto que trasmiten las últimas decisiones del conciliábulo popular parece que se debe al hecho de que no acaban de asimilar que aunque han ganado las elecciones, se les haya negado el “sillón de tersssiopelo”, su principal objetivo con derogar el “sanchismo”, mantener a FER y enterrar el “Pacto de Bahía”, se les está escapando de las manos. Y no parece que el “aparatichi progre” que induce el “comité de vigilancia” del Equipo de Gobierno, pueda explotar ahora en el Consistorio el comodín del miedo utilizado contra Cs y Vox, ante la creciente división socialista y el riesgo de movimientos de sillón a los dirigentes autonómicos conservadores.
La élite pepera local no calculó el riesgo que comportaba aparejar desleales cambalaches con la falsaria jefatura sociata y por eso se encuentra donde se encuentra y cómo se encuentra: desconcertada y camino de otra gran decepción. En Política, sobre todo cuando se juega teniendo enfrente a un líder con la personalidad y el magnetismo de Campillo, capaz de articular pactos de pluralidad ideológica, prosperidad y moderación por una meta común en beneficio de todos, ni se puede uno fiar de las encuestas ni se puede dar nada por seguro.
La historia es maestra en enseñarnos la fragilidad de las construcciones humanas y lo fácil que resulta, agitados los más bajos instintos, echarlo todo a perder. “La sociedad parece propensa a dejarse llevar por aquellos que se presentan como ufanos salvadores de la patria”. Se ha despertado la ultraderecha más ruin, apaciguada tras la muerte del dictador y parece querer abrir de nuevo la zanja infranqueable entre las dos Españas y, por desgracia como escribió Machado…”Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.
POST SCRIPTUM: ”Lo inevitable no se lloriquea. Lo inevitable hay que enfrentarlo”. (Pepe Mujica)