BIETO RUBIDO ha escrito en el diario que dirige con cautela y con atino de periodista experto en guerras abiertas y soterradas, SIEMPRE presionados los directores como sabemos otros muchos en nuestras trincheras, bailando con la censura en sus tres versiones. La del exterior, la interna empresarial y la que viene de fuera. Mil caras y puede que hasta muchos miles. Con Franco era una grande y poco libre. En la de esta DEMOCRACIA abrumada y acosada por los invasores llegados de lejanas naciones, y los incompetentes que nos rodean y que nos gobiernan, la censura no se ve, se siente. Pones los oídos en las vías del tren o apegado al terreno, y sientes miedo. Muchos indios y pocos caballos para huir de la furia de los ejércitos políticos.

 

 

Bieito, bajo el titulo hermoso e idealista de EL AGUA QUE NOS UNE expone una bateria de argumentos para explicarnos que en España puede haber agua para todos, si entramos en el camino de la solidaridad interregional que se recoge en la Constitución. Es verdad estimado compañero, sobra y lo vemos cuando llueve en otras regiones, cuando millones metros cúbicos se van a los mares o inundan los campos, pero este es otro PROCES, EL DEL AGUA , y funcionan las mafias camufladas de hombres buenos. Asi lleva la Región de Murcia, clamando en el desierto y en los medios de información, incluyendo el diario La verdad, que ha dado un giro de aproximación a la opinión pública escarmentada y asombrada de tanta corrupción que es el espejo de una sociedad siempre gobernada por los viejos caciques, aunque algunos también esten en Bruselas o en Madrid. Dicho lo que sentimos reproducimos el artículo que creemos que es un apoyo moral y ético del periodismo verdadero, sin fisuras, alegre el rostro y valentía. Decía Cicerón que los cobardes nunca hacían naciones, aunque si los traidores.

 

 
 

COLECTIVO «OPINIÓN PÚBLICA»

 

 

EL AGUA QUE NOS UNE

 

Llueve sobre España, pero la sed es tanta, que todavía resulta insuficiente. Aunque ya se sabe que nunca llueve a gusto de todos, y en algunas partes del país están aburridos de tanto temporal y cielos cubiertos. Las nubes no entienden de fronteras, por eso resulta tan incomprensible, en medio de tanto chaparrón, la mezquindad de algunas personas al no querer compartir el agua con los vecinos. Se suele decir, y no sin razón, que aquellos que han ayudado a sobrellevar los contratiempos y dificultades de los semejantes son los que de verdad alcanzan el éxito y la gloria. No cabe mayor fracaso en el ser humano que la insolidaridad. Mientras en Cataluña escenifican el enésimo acto del vodevil independentista, una parte de nuestra nación le pide agua a la otra y hasta hay quien se la pretende negar. Los proyectos comunes de civilización y ciudadanía no persiguen mantener unidas a las personas, sino un objetivo mucho más noble y eficaz como hacer algo juntos. Regar la fecunda tierra de España es darle vida al país. La riqueza de mi vecino me hace rico a mí.