El expresidente perfila los estatutos de su formación, en la que dará amplia participación a los militantes. No se podrán acumular cargos ni encadenar más de dos mandatos, las primarias serán obligatorias y todo dirigente investigado que siga igual tras prestar declaración irá a la calle

 

La Plataforma Cívica de la Región de Murcia, liderada por el expresidente de la Comunidad Autónoma Alberto Garre, sigue cubriendo etapas, de acuerdo al plan diseñado la primavera pasada, que le conducirán en marzo a su puesta de largo como partido político.

Conscientes de las expectativas que ha despertado en la escena política regional y del interés con que siguen sus evoluciones el resto de partidos, a los que se medirá en las elecciones locales y autonómicas de mayo de 2019, los promotores de la Plataforma miden con precisión milimétrica cada paso que dan en la configuración del proyecto.

Un ejemplo es el borrador de estatutos del nuevo partido en el que trabajan, bajo la coordinación del que fuera consejero de Presidencia del Gobierno regional, José Gabriel Ruiz. Han intentado recoger lo mejor de cada casa, incluso de más allá de nuestras fronteras, y soslayar las taras de los actuales partidos que han contribuido a la desafección social.

Ampliar los cauces de participación de la militancia y los mecanismos de democracia interna, poner trabas al hiperliderazgo, evitar la acumulación de cargos y asegurar una respuesta ágil y contundente ante los posibles casos de corrupción son algunos de los rasgos que Garre desea para su futuro partido.

Quiere que la regeneración democrática sea uno de los elementos diferenciadores, de forma que los estatutos fijarán de forma clara e inexorable cómo actuar en casos de corrupción.

La manida línea roja no la sitúan en el momento en que el cargo público sea citado como investigado en una causa judicial, sino a partir de la declaración de éste como tal ante el magistrado. Si el instructor le mantiene la condición de investigado tras esta primera declaración, el cargo afectado será suspendido de militancia y deberá dimitir automáticamente, y si no lo hace, le aguarda la expulsión. Los estatutos prohíben, además, cualquier trato con políticos tránsfugas de otros partidos, con el fin de evitar las intrigas que, a veces, desestabilizan las instituciones.

El presidente de la formación no podrá permanecer en el cargo más de dos mandatos, ni sus integrantes acumular más de un cargo electo, con lo que se veta una situación que sí se da en otros partidos, amparados por la ley, como es, por ejemplo, que los alcaldes puedan ser, además, diputados o senadores.

Tampoco desea Garre que se reproduzcan en su formación circunstancias como las vividas en el PP murciano el pasado año, con la designación de presidente de una persona que no fue votada directamente por los militantes. Los estatutos especifican que, en caso de que la presidencia quede vacante, por las circunstancias que sean, en tres meses se convocará una convención extraordinaria para elegir a su sustituto.

Hasta en los términos orgánicos pretende el nuevo partido marcar distancias. Lo que otros denominan congreso o asamblea, para los seguidores de la Plataforma Cívica será la convención regional, donde cada cuatro años, y con participación de todos los militantes, se elegirán los integrantes del Consejo Político Regional, máximo órgano entre convenciones, y 18 de los 20 vocales de la Dirección Ejecutiva Regional.

En la composición de este órgano ejecutivo se halla otra de las innovaciones de la formación garrista. Su presidente será elegido en primarias, mediante voto secreto y directo de los militantes, así como los ‘números uno’ de las listas electorales locales y autonómica, pero junto al máximo responsable del partido habrá dos asientos reservados para militantes de base, elegidos por sorteo.

Se trata, con ello, de dar voz a los afiliados en la dirección regional, una medida que la Plataforma ha copiado de la formación política creada por Emmanuel Macron, presidente de la República francesa.

La Dirección Ejecutiva podrá realizar consultas a los militantes a través de las urnas, y su pronunciamiento será siempre vinculante. Las bases, además, tendrán en su mano la posibilidad de exigir responsabilidades a los dirigentes, e incluso promover su destitución si se reúne un número determinado de apoyos, un arma que también estará al alcance de los miembros del Consejo Político Regional, herramientas que garantizan la rendición de cuentas constante por parte de los responsables de la organización.

La estructura territorial del futuro partido es otra de sus originalidades. Dividirá la Región en once distritos, y todos ellos tendrán derecho a un representante al menos en la Dirección Ejecutiva y también, una vez suprimidas las circunscripciones electorales, en la candidatura única electoral a la Asamblea Regional, con el fin de favorecer la representación de las comarcas en los órganos directivos y en el Parlamento autónomo.

Los estatutos de la futura formación están muy avanzados, pero también su cuerpo programático. La autodefinición que figurará en el documento fundacional ya es reveladora: será un partido «regenerador, de centro, social y reformista».

Unas 200 personas trabajan desde hace semanas en doce grupos de estudio para dar respuesta a los problemas y retos de la Región de Murcia. La intención es presentar un avance de las propuestas este mismo mes de enero y en marzo, presentar al recién nacido, para el que todavía andan buscándole nombre.

 

 

 

 

 

 

FUENTE: LAVERDAD