López Miras, de aquí a la eternidad

López Miras, de aquí a la eternidad

ÁNGEL MONTIEL

 

El tiempo apremia, y este es el momento para el PP de la mayoría absoluta de López Miras: Presupuestos, Ley del Presidente, probablemente la Ley Electoral…

Recuerda que eres inmortal. Al revés que los emperadores romanos, el presidente de la Comunidad ha pedido a los diputados de su partido y nuevos aliados y afines que, en vez de recitarle que el tiempo huye, la vida es finita y los afanes de poder y gloria concluyen en cenizas, le faciliten un conducto hacia la eternidad.

Hace unos pocos meses el debate consistía en si el proyecto de reforma de la Ley de Presidente, presentado a la Asamblea por Ciudadanos de acuerdo al pacto de gobernabilidad firmado con el PP, prolongaba las oportunidades de Fernando López Miras cuatro años más después de seis de ejercicio o si permitía alguna escapatoria para que fueran ocho en el supuesto de que las leyes no tienen retroactividad. Ciudadanos retiró aquel proyecto de reforma porque improvisamente cambió de socio, pero en el trasunto de la moción de censura para derrocar al presidente cuyo mandato pretendía ampliar cinco minutos antes, el PP se comió a dos terceras partes del Grupo de Ciudadanos y se amigó con las tres cuartas partes del Grupo de Vox, conformando así una mayoría absoluta parlamentaria a la que no alcanzaba ni de lejos la noche electoral en la que por primera vez perdía las elecciones frente al PSOE tras dos décadas de hegemonía creciente.

Hoy, López Miras es el rey del mambo. La carambola de la moción de censura lo ha entronizado en las encuestas y le ha puesto una alfombra, con la que ni soñaba, a las puertas de la Asamblea Regional. El PP vuelve a tener mayoría absoluta como en los tiempos de Valcárcel, tras salvar los muebles por chiripa. Y más: ha dejado perplejo al PSOE, inválido a Vox y, por si fuera poco, los dos diputados residuales de Ciudadanos, con su marcha al Grupo Mixto contribuyen involuntariamente a mermar a Podemos, la oposición más radical, ya que los dos titulares de los escaños de esta formación tendrán, a partir de ahora, que compartir recursos, tiempo de intervención y capacidad de iniciativas con los dos nuevos okupas en lo que se auspicia como una especie de cajón de sastre.

De modo que López Miras no se lo ha pensado dos veces. Es su oportunidad. Y se ha propuesto activarla antes hoy que mañana, pues la moción de censura lo aleccionó sobre que, si el presente es incierto, más cabe sospechar que también lo sea el futuro. Hemos visto cosas que nunca han sucedido ni siquiera más allá de Orión, así que lo mejor es apargatar la situación ahora que puede, no vaya a ser que venga cualquier viento y desbarate el actual estatus.

De entrada, aprobar los Presupuestos, porque habría sido obsceno atender en primera instancia a la Ley del Presidente, y esto sobre todo porque resulta inexplicable que en los tiempos de estabilidad del Gobierno PP/Cs no se hubiera resuelto el trámite de la Ley principal, la presupuestaria, hasta el punto de que las cuentas de la Comunidad para 2021 se acaban de aprobar en el mes final del primer semestre del año.

Pero no habían pasado horas veinticuatro desde la aprobación de los Presupuestos, tramitados al galope, cuando ya estaba registrado el proyecto de reforma de la Ley del Presidente, ahora por iniciativa del PP, como ya se anunció desde aquí que sucedería. Y se acabó cualquier debate sobre sutilezas interpretrativas. Desaparece de un plumazo la limitación de mandatos, de manera que López Miras puede seguir optando a la presidencia de la Comunidad tantas veces como las encuestas del Cemop le ofrezcan de antemano la victoria. Adiós Ley Garre (la sombra de Garre es alargada, pero todo tiene su fin), y encima el PP dispone de un recurso inspirador: los socialistas han hecho lo mismo que él en Extremadura y en Castilla-La Mancha, así que no vengan con monsergas, han empezado a sugerir.

Pero esto no queda aquí. Es muy probable que, una vez aprobada la nueva Ley del Presidente se proceda a la reforma de la Ley Electoral para elevar el techo de la representatividad parlamentaria desde el 3% al 5%, tal y como constaba antes de que en la anterior legislatura las reglas cambiaran por el inicial impulso regenerador de Cs. Una iniciativa que también justificarán desde el PP por inspiración de las Comunidades donde gobiernan los socialistas, en las que prima el 5%. Es más: en la práctica, esa reforma también beneficia al PSOE murciano de manera neta, aunque éste necesitaría para gobernar, aun si cobrara impulso, de la colaboración de Podemos o de Más Región, cuyas posibilidades de crecimiento disminuyen frente al 5%, mientras el PP siempre tendría a Vox para completar mayoría.

Se trata, en todo caso, de una reforma que ha de hacerse a contrarreloj, antes de que en el Congreso de los Diputados se apruebe la nueva versión del Estatuto de de Autonomía, que blinda la reforma de la Ley Electoral al consenso de una mayoría sustantiva del hemiciclo regional. El PP debería aprobar la nueva Ley Electoral antes de que el reformado Estatuto entre en vigor. Pretenden con esto cerrar el paso, de un lado, a partidos regionalistas que tal vez podrían aliarse con el MC de Cartagena a los que el 3% les dé expectativas y, conquisten escaño o no, les roben votos desde la derecha, pero sobre todo cerrarían la puerta a un residual Cs, que todavía aparece en algunas encuestas rozando ese porcentaje, con la esperanza de obtener escaños uno o ninguno. Los populares pretenden disuadir de cualquier esperanza a Ana Martínez Vidal, la socia que cambió de socio a mitad de partido. Y esto, a pesar de que lo más probable es que la absorción de Cs, que ya parece inevitable en el campo electoral, se acabe consolidando con algún pacto en el ámbito nacional, en el que, evidentemente, no podría estar incluída la actual delegada en Murcia del partido de Arrimadas.

El tiempo apremia, y este es el momento para el PP de la mayoría absoluta de López Miras: Presupuestos, Ley del Presidente, probablemente la Ley Electoral… Y, desde luego, la inminente concesión de la televisión autonómica a Secuoya aprovechando la distensión veraniega, la liberación de las mascarillas y el telón de fondo de los indultos de Sánchez, que pondrán un ruidoso velo con distracciones ajenas sobre previsibles actuaciones del Gobierno regional largo tiempo aplazadas. Lo de la tele es un asunto también inexplicablemente pendiente, con un concurso publicado fuera de plazo, una prórroga extraordinariamente extensa, una mesa de contratación ajena a cuestiones técnicas, y una clara confluencia de intereses familiares entre miembros relavantes del Gobierno y gestores de la empresa a concurso. Y esto, contando, además, con que todo está atado y bien atado para que nadie rechiste. El Gobierno, metido en este callejón, no tiene más remedio que cantar pronto la gallina, y lo hará durante este proceso de ajustes que le permite su nueva mayoría, en el que ya no tiene más oposición que la izquierda, lo cual le facilita replicar a cualquier crítica, si es que la hubiera, como si se tratara de un estigma retórico previsible.

Viento en popa a toda vela, López Miras no corta el mar sino vuela. Hay, no obstante, dos abejorros que planean sobre tanto esplendor en la hierba. De un lado, Vox. En Vox (me refiero, claro, al Vox genuino) están que trinan porque el presidente, que ya no los necesita para su mayoría parlamentaria, ha pactado con los tres diputados disidentes de ese grupo, y toma decisiones que apenas incluyen alguna consulta protocolaria al original. Esto crea un gran malestar en el partido liderado por Antelo, impotente ahora porque su único diputado no es imprescindible en la nueva mayoría, pero esa sensación de desdén la guardan para la próxima legislatura, cuando es muy probable que López Miras precise de una directa colaboración de ese Grupo. El actual desencuentro es una patápalante, pero el futuro ya está aquí, como la moda juvenil, y alguien debería cuidarse.

El otro moscardón que planea sobre López Miras habita dentro de su propio hábitat. El presidente del PP lidera un grupo generacional que se había hecho a la idea de que el actual líder podría tener opción a cuatro años más de gobierno, pero no hasta el infinito. Con la nueva Ley del Presidente, López Miras, si los hados electorales siguen siendo propicios para el PP (y no hay signos relevantes que lo desmientan) podría seguir gobernando hasta que, como Valcárcel, calculara la posibilidad de cruzar el puente del Parlamento Europeo para obtener un retiro dorado. Mientras tanto, sus compañeros de viaje seguirían merodeando en los distintos tramos de la escalera del poder, en buena complacencia, eso sí, pero sin opción a competir por la cúspide. Esta debe ser la razón por la que en los foros de whasap de altos mandatarios populares se ha recibido con callado entusiasmo, según comentan algunos, el anuncio de que la nueva Ley de Presidente elimina cualquier tope sobre la sucesión de mandatos.

Recuerda que eres mortal, susurraba un propio a los oídos de los emperadores romanos. Pero porque no conocían a López Miras.

Borrar a Esther Clavero

El PSOE ha convocado una asamblea de militantes de Molina de Segura para el próximo jueves con objeto de elegir al actual alcalde, Eliseo García Cantó, secretario general del partido en la localidad. La plaza está libre desde que Esther Clavero dimitió forzadamente de la alcaldía por haberse vacunado fuera de protocolo, y la dirección regional instituyó una gestora tras suspenderla de militancia. Los partidarios de Clavero advierten de que la convocatoria de esa asamblea es irregular de acuerdo a los estatutos del partido, en cuyo artículo 454.2 se contempla que «la suspensión cautelar de una/a afiliado/a que ocupe un cargo orgánico implicará la suspensión temporal del mismo en el ejercicio de sus responsabilidades hasta el momento de la resolución del expediente en cuestión». Se supone que en el plazo de seis meses debería haberse producido la resolución, de acuerdo con la cual Clavero debería haber sido definitivamente excluida o bien readmitida y, en este último caso, devuelta a su cargo. Sin embargo, ni siquiera se ha iniciado la tramitación de su expediente, pues el instructor no se ha dirigido a ella ni han sido replicadas sus alegaciones. Está sometida a lo que podría calificarse de ‘silencio administrativo’.

Pero el PSOE no se ha detenido a contemplar estos requisitos, y ha convocado una asamblea electoral con una semana de plazo, tal vez para no dar opción a que los partidarios de Clavero, que eran mayoría antes de su dimisión, dispongan de tiempo para preparar una alternativa al designio de la dirección regional.

El caso de Clavero es especial respecto a la actuación del PSOE en la vecina provincia de Alicante, en la que dos alcaldes del partido se vacunaron también en la primera fase y no solo no han sido suspendidos de militancia sino que siguen ejerciendo sus funciones con el beneplácito de la organización a la que pertenecen. 

En términos políticos, este intento de ‘borrar a Clavero’ puede incluirse en la dinámica interna de la actual dirección socialista, consistente en afianzarse mediante la exclusión de los agentes críticos, como la cartagenera Ana Belén Castejón, el murciano Emilio Ivars o la misma exalcaldesa de Molina de Segura.

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