Vox se ha convertido en una palabra tabú en Ciudadanos. Tras la irrupción del partido que lidera Santiago Abascal, que ha celebrado un multitudinario acto en el Palacio de Vistalegre (10.000 personas), la estrategia en Ciudadanos pasa por no mencionar a este partido. No valorar su acto, no valorar sus opciones electorales, no analizar si restará electorado… Ni siquiera llamarlo por su nombre. Ni Albert Rivera, que ha protagonizado un desayuno informativo, ni José Manuel Villegas, secretario general, tras la reunión del comité permanente de la Ejecutiva, lo han mencionado, pese a que se les ha preguntado en más de seis ocasiones.

«El partido al que usted se refiere…», ha sido la terminología empleada para referirse a Vox. El partido de Abascal amenaza con irrumpir en una parte del electorado por el que ya competían Ciudadanos y el PP. Pero la estrategia de los naranjas pasa por «no hacerles publicidad», lo que llega al extremo de no mencionar su nombre. La estrategia pasa por ignorar y criticar ahora al resto de partidos que hablan de los demás.

Rivera, que hoy mismo ha vuelto a cargar contra Pedro Sánchez, Podemos y los nacionalistas, ha esquivado las preguntas sobre Vox argumentando que es un hábito de los viejos partidos estar pendientes de los demás y «se olvidan de los ciudadanos». «Hay que hablar de los españoles. Respeto a los que hacen actos con más o menos gente, pero quiero liderar una nueva etapa política».

Apoyos en futuros comicios

El líder naranja, tras la insistencia en la cuestión, se ha limitado a señalar que es «posible» que la extrema derecha reciba apoyos en próximos comicios «si los viejos partidos (por PP y PSOE) se quedan dormidos y siguen hablando del siglo XX», sin afrontar «los debates del XXI». Pero sin mencionar a Vox.

Pero ningún dirigente naranja define a Vox como formación de extrema derecha. Simplemente no la definen. «Hay otras ofertas que respetamos, pero no nos dedicamos a etiquetarlas», ha señalado Villegas. «Tendrán que hacer lo mismo que nosotros: una propuesta a los españoles y ver si tienen más o menos apoyo. Pero más allá de eso, respeto máximo a los partidos que se presentan a las elecciones, y a lo que elijan los españoles».

La consigna, a día de hoy, es no visualizar preocupación o inquietud alguna por Vox. La cúpula de Ciudadanos apela al Pacma (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal) para restar importancia al partido de Abascal: tiene más votos y no preguntáis por él, comentan en privado. Creen que en el escenario de la lucha por los votos tiene más que perder el PP que ellos. Que la batalla estará con Pablo Casado y no con Rivera. «Nuestra estrategia es no mirar a los demás y centrarnos en hacer nuestras propuestas para convencer a los españoles de que hay una alternativa posible al bipartidismo, populismo y al separatismo», concluye Villegas.

 

 

FUENTE: ELMUNDO

 

 

Ciudadanos evita calificar de ultraderecha a Vox

La demostración de fuerza de Vox, el partido de extrema derecha que el domingo llenó el Palacio de Vistalegre de Madrid con 9.000 simpatizantes, inquieta al PP y a Ciudadanos, que este lunes hicieron equilibrios para tratar de restar importancia al multitudinario acto y evitar distanciarse de esos votos y sus postulados extremistas, como derogar la ley de violencia de género o suprimir las autonomías.

Pablo Casado dijo tener una “excelente relación” con el presidente de Vox, Santiago Abascal. “Todos sus militantes tienen mi respeto. Compartimos muchos principios y otros no —entre estos señaló la supresión del Estado autonómico—”, declaró el líder del PP, quien diferenció entre “el centro izquierda, el centro, la derecha y la derecha más… digamos, nueva”.

El PP y Ciudadanos afrontan la aparición de un posible nuevo competidor por la derecha con estrategias diferentes. Ya desde la campaña de primarias, el entonces candidato a suceder a Rajoy aseguró que le gustaría que José Antonio Ortega Lara (de Vox) volviera a las filas populares, y coincidió en que el partido necesitaba un rearme ideológico. Su padrino político, José María Aznar, llevaba años denunciado que la sangría de votos del PP se debía a la renuncia a sus principios. “Cuando lo avisé me acusaron de desleal, pero negar la realidad es lo que suelen hacer los que más se equivocan”, insistió este lunes en la Cope. Casado ganó las primarias del PP prometiendo buscar todos los votos “a la derecha del PSOE”, incluidos los de Vox.

Ahora, los populares tratan de restar importancia al partido de extrema derecha, sin atacar a sus simpatizantes, pero apelando al voto útil. “El voto a Vox significa cuatro años más de Pedro Sánchez en La Moncloa”, declaró el vicesecretario de organización, Javier Maroto.

Albert Rivera no quiere hablar de Vox porque uno de los errores de la vieja política, argumenta, ha sido el de hablar permanentemente de los partidos. El líder de Ciudadanos mostró su “respeto” por los votantes que pudiera tener este partido y restó importancia al recorrido que pueda tener la ultraderecha en España. “Hay muchos más votantes liberales, constitucionalistas y proeuropeos”, subrayó, en un desayuno organizado por Europa Press. Ahí trazó una frontera con Vox, la del europeísmo, uno de los valores en el ADN de Ciudadanos.

Única frontera

Pero esa fue la única frontera que levantó Ciudadanos con Vox. El secretario general, José Manuel Villegas, eludió calificarlos como ultraderecha, preguntado específicamente por ello. Declaró que Ciudadanos “respeta profundamente” otras ofertas políticas y no se dedica a “etiquetarlas”. Tampoco quiso descartar que en el futuro el partido pudiera llegar a algún tipo de acuerdo con esta formación.

La consigna en Ciudadanos es no hablar de Vox y en la cúpula se muestran cautos sobre la pujanza de este partido. Villegas no lo nombró ni una vez a pesar de que fue preguntado hasta en cinco ocasiones en rueda de prensa. La dirección de Rivera cree que “pintar a esta formación como el demonio” es contraproducente, porque podría darle alas.

 
 
 
 
 
FUENTE: ELPAIS