No se sabe a ciencia cierta si fue Alfonso XIII quien obsequió al conde de Teba con una nueva chaqueta de caza cómoda y ligera o si fue el aristócrata, Carlos Alfonso Mitjans Fitz-James Stuart, quien se la regaló al monarca. Pero sí se conoce que la chaqueta Teba nació en una cacería de perdices en la que ambos participaron y que fue mejorada por una modista de Zarauz.

Años después, en 1943 los amigos del conde se enamoraron de la chaqueta, que gracias a sus numerosos bolsillos, su ligereza y su cuello seguido se había convertido en la prenda ideal para ir de caza. Así que el propio Mitjans y el conde de Caralt le pidieron a Enrique Maier que les encargara unas Tebas en la sastrería barcelonesa Bel, que ya tenía sus medidas.

Gracias a Bel, la Teba se popularizó en media España y también en parte del extranjero tanto en su versión para invierno como la más veraniega y en diversos colores que van desde el azul original al verde pasando por el marrón o el gris marengo. Aunque fue la casa Bel del paseo de Gràcia quien dio a conocer la Teba, esta prenda no es tan habitual entre los barceloneses, pero sí se ha convertido en marca de la casa de los madrileños urbanos bienestantes.

Es también el sello de los afines a Vox en Madrid. Santiago Abascal ha optado por una campaña a la antigua. Celebra mítines por toda España como el resto de sus contrincantes, pero concede escasas entrevistas y se deja caer poco por los medios de comunicación. El líder de Vox tenía intención de participar en el debate a cinco de Atresmedia, pero la Junta Electoral Central se lo impidió.

Por eso, sus apariciones públicas despiertan gran expectación. Como la conferencia que ofreció en La Razón el pasado 19 de febrero a la que acudió en masa la buena sociedad de Madrid deseosa de conocer las propuesta del hombre que quiere rivalizar con el PP. Esa tarde la sede del rotativo de Planeta se llenó de caballeros ataviados con Tebas. Pero desde Vox rechazan que la suya sea una revolución de las Tebas, es decir, una revolución impulsada por las élites de la capital.

En la formación de Abascal saben que contarán con mucho votante de clase media alta, pero también que un partido no puede nutrirse solo del voto de los privilegiados, por eso se muestran decididos a atraer también al electorado de barrios obreros, el mismo que aupó aDonald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el mismo que facilitó un Brexit que nadie esperaba en el Reino Unido de David Cameron.

Jóvenes de clase alta

Pero una cosa es querer y otra poder. ¿Puede seducir Vox al votante de los polígonos industriales? “Eso es un mito”, señala Ignacio Sánchez Cuenca, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid. “A Vox le interesa asustar con la idea de que gana posiciones en zonas de clase obrera, pero el grueso de sus votantes son jóvenes y personas de edad intermedia con un buen nivel educativo que antes votaban al PP”, añade.

Sánchez Cuenca concreta que, aunque Vox quiera emular a Trump, que sí consiguió el voto del obrero blanco empobrecido por la crisis, “sus propuestas son muy liberales para convencer a los votantes de los barrios populares”. La idea de bajar los impuestos a los ricos o de eliminar la tributación de las herencias no sirve para seducir a los trabajadores y animarlos a que se pasen a Vox.

De hecho, en las elecciones andaluzas del pasado diciembre, en las que los de Abascal lograron 12 escaños en el Parlamento andaluz contra todo pronóstico, no hubo un voto de las clases populares para la nueva formación de ultraderecha. “El análisis del voto por barrios mostraba que a Vox lo habían apoyado en zonas acomodadas”, recuerda el profesor. Y añade que también obtuvo buen resultado en lugares de alta inmigración como El Egido (Almería), aunque se trata de un área que ya era previamente de derechas.

Mensaje liberal

Pablo Simón, también profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III, coincide con Sánchez Cuenca en que Vox no conseguirá votos en el granero del obrerismo. “A diferencia de otros países, donde la extrema derecha ha logrado seducir al votante de renta baja, Vox no consigue atraer a ese electorado”, indica. Y concreta que el votante del partido de Abascal es, de momento, “de clase media alta y muy masculino”.

“Mientras que la ultraderecha europea es muy antieuropeísta y proteccionista, Vox ofrece un mensaje reaccionario, católico y de bajada de impuesto, que le impide llegar a esos sectores más populares”, explica Simón, quien recuerda que a los de Abascal “les interesa inspirar ese relato” de que van a logar apoyo de antiguos votanes de Podemos, pero “el hecho es que no se visualiza su penetración en ese electorado”.

Desencantados del PP

Simón sostiene que de los estudios realizados hasta el momento se desprende que Vox se nutrirá de un 60% de votantes desencantados del PP, un 15% de los sufragios se los robará a Ciudadanos y logrará otro 20% de antiguos abstencionistas. La mayoría de esos votantes disponen de rentas medias o altas y son jóvenes, pues los pensionistas, más conservadores, se mantendrán fieles a las propuestas de Pablo Casado.

Además, según los cálculos del politólogo, Vox obtendrá buenos resultados en los lugares donde el PP está más debilitado como Valencia, Murcia y Madrid, mientras que los populares conservarán a su electorado en zonas como Galicia, el País Vasco o Navarra. Por último, Abascal puede robarle algunos votos a Casado en los territorios del interior. Pero todo apunta a que no destacará entre el electorado de renta baja y a que la suya seguirá siendo la revolución de las Tebas.

 

 

FUENTE: LAVANGUARDIA