El Mundo dice que «Puigdemont tira la toalla y señala al candidato inelegible Jordi Sànchez». Sigue el sainete. Dice el editorial «que nadie interprete la retirada de Puigdemont de la carrera por investidura como fin del conflicto. Más bien su renuncia al magro precio de una legitimidad simbólica era la premisa para que la rebelión pudiese continuar, con el retorcimiento habitual (…) Lo que hacen es poner a prueba al Estado para ver hasta dónde les deja llegar esta vez», como un crío haciendo una travesura mientras mira de reojo a su mamá esperando el momento en que le arree un manotazo. «El Estado que ha rendido a Puigdemont no va a ceder. La ley prevalecerá. Los separatistas deberían saberlo, pero parecen necesitar que la Justicia se lo recuerde». Lo mismo opina Federico Jiménez Losantos. «Los golpistas catalanes siguen en las mismas» mientras Rajoy «imploraba» ayer en Ana Rosa «volver cuanto antes a lo que el Gobierno y sus muecines llaman normalidad, que es que siga la inmersión lingüística, la persecución de los disidentes, la prédica en TV3 del odio a España y que esa Generalidad que representa al Estado español en Cataluña siga siendo una estructura liberticida y criminosa refinanciada por el Gobierno del PP. Rajoy se niega a combatir el golpe. Quiere, cuanto antes, acomodarse a él». Mientras, los golpistas «dejaron claro que, salvo para cobrar de Madrid, no se moverán». Lo ocurrido ayer en el Parlament «es una invitación formal a que el Gobierno interviniera de una vez esa Generalidad que preside Rajoy, administra Soraya y financia Montoro, pero cuya única actividad sigue siendo mantener el golpe de Estado contra España ¿Hasta cuándo?». Visto lo visto va para largo, Federico, ármate de paciencia.

El País abre con Rusia y lleva Cataluña a la columna. «Puigdemont renuncia y da el relevo a Sànchez, otro inelegible». Vayan pasando, señores. El editorial muestra cabreo. «El separatismo solo está en la agitación». «El bloqueo independentista catalán lleva tiempo despreciando a los ciudadanos y torpedeando las instituciones del autogobierno», «empeñado en bloquear el autogobierno» mientras perfeccionan el arte del «victimismo». «El separatismo se ríe de la democracia, del autogobierno y de los ciudadanos», y es un «fraude monumental». Parecéis nuevos. Xavier Vidal Folch se fija en la killer Arrimadas. «Directa y hasta un punto brutal, interrogaba con acierto si lo que pretendían los líderes independentistas era proseguir con su ficción varios meses y seguir chupando del bote». Aunque a Xavier le gustó más el estilo «florentino» de Iceta, sólo faltaba. Está la cosa en Cataluña para florituras.

ABC dice con alborozo: «Puigdemont se rinde». No se sabe muy bien de dónde se sacan eso, no se rinde, nombra un portavoz. Dice el editorial que «Cataluña permanece en un bucle infinito del que el separatismo se resiste a salir, haciendo rehenes de este despropósito a todos los catalanes». Tras toda la parafernalia de ayer, «desisten de reafirmar la declaración de independencia por temor a ir a la cárcel», vamos, simples mortales como todos los demás. Luis Ventoso no le ve salida por ninguna parte. «La unidad de España solo se salvará devolviendo competencias al Estado y reafirmando lo español en Cataluña y el País Vasco. Pero no existe un sólo partido en el Congreso, ni siquiera Ciudadanos, que se atreva a enarbolar esa bandera». «La causa xenófoba ya acelera».

La Razón dice que «Puigdemont claudica y señala al mártir Sánchez». Marhuendadice que «la búsqueda de una bicefalia imposible en la gobernación de Cataluña es, sin duda, uno de los ejercicios más gratuitos del separatismo catalán, incapaz de asumir lo que ya sabe hasta el español menos avisado: que el golpe independentista ha fracasado (…) Lo racional y lo que, por lo tanto, acabará pasando es que el huésped de Waterloo se difumine, y si no ha sucedido ya es porque los separatistas no se ponen de acuerdo en el reparto del poder». En las nubes te veo Marhuenda, esperando que suceda algo racional en Cataluña, qué ingenuidad.

La Vanguardia dice que «Puigdemont da un paso atrás y propone a Jordi Sànchez». Comenta La Mirilla la intervención de Arrimadas. «No dejó títere con cabeza. Habló de ficción, de farsa, mentiras y el clásico Mátrix». Mientras, el editorial se sume en el pesimismo. «Lejos de aportar luz sobre el futuro de Cataluña, los hechos de ayer generaron algo más de oscuridad (…) JxCat sigue presentando la independencia y la república como algo al alcance de la mano. En esto difiere de ERC, que cree que lo más razonable es formar un govern estable que trabaje pensando en todos los catalanes, no con soflamas y más confrontación, sino con una gestión irreprochable». Córcholis, Godó se ha pasado al partido de Junqueras.

 

 

 

 

 

 

FUENTE: LIBERTADDIGITAL