|| Juan Diego Hernández Valero ||
Vengo repitiendo desde hace bastante tiempo que el llamado problema catalán se circunscribe a la lucha por la hegemonía electoral. Sobre todo, la pretendida hegemonía de ERC sobre la antigua Convergencia Democrática de Catalunya, hoy PCAT. Ese y no otro (la independencia) es, realmente, el transfondo de todo este asunto.
El problema es que muchos de los actores –tanto centrales como autonómicos- no han sabido estar en su sitio y la situación les ha desbordado. Si el Gobierno central hubiera aplicado el 155 el 6 y 7 de septiembre del 2017, días en que las fuerzas nacionalistas (ERC,JXC y CUP) protagonizaron el golpe de estado blando, o dicho de otra manera: “la acción destinada a romper el orden constitucional por la fuerza” pero no por la fuerza de las armas, como era normal en los siglos XIX y XX, sino alterando el orden democrático y romper la voluntad popular refrendada en las urnas, nos hubiéramos ahorrado muchos sinsabores. Ver el libro de Marcos Roitman Rosenmann “Breve manual actualizado del Golpe de Estado”.
No se entiende cómo quién era President de la Generalitat (Puigdemont) no tiene la capacidad suficiente para aguantar los dimes y diretes de sus correligionarios. Por mucho que le dijeran que era un traidor; su posición demuestra que no tenía la capacidad suficiente para ser Presidente de la Generalitat. El miedo le atenazó y no supo decidir y prefirió ser un cobardey marcharse antes de cumplir como debía. Eso sí, prefirió que fueran otros los que pagaran el precio, manteniéndolos en la cárcel como reheres de su política. Pues aunque él no fuera el Juez que dictaba las órdenes de encarcelamiento y mantenía a los políticos como presos preventivos (a todas luces, una situación injusta), él daba instrucciones para que el ambiente no se tranquilizara, negando al Tribunal Supremo la oportunidad de dejar en libertad a los políticos que había encerrado. Prefirió que las correas de transmisión de ERC y el PDCAT (ANC y OMNIUN) y los propios partidos políticos, cegados por el ambiente y la presión de sus bases,tensionaran la situación una y otra vez, con peticiones, actos y reclamaciones a todas luces impropias de la situación en que se encontraban los políticos presos.
Porque aquí parece que nadie se da cuenta de que el Tribunal Supremo “legisla” desde hace mucho tiempopues se ha convertido en tercera cámara legislativa. Pero nadie en este tiempo (en cuarenta años) ha querido poner coto a estas “prerrogativas”; sobre todoporque a ellos no les tocaba. Ahora que les toca es cuando claman al cielo. Cómo tampoco hablan de que la doble instancia no existe para los aforados porque al legislador, o sea, a los partidos políticos no les ha interesado cambiar la ley.
Tampoco hablan de la potestat de qué es el Tribunal Supremo quien interpreta la legislación positivay donde hoy digo diego, mañana dice digo. Y cambia la doctrina jurídica sobre un determinado tema cuando el Tribunal cree que debe hacerlo. Y eso pasa con el asunto de la rebelión. En el juicio, nos llevaremos más de una sorpresa
Porque, como dice la ex consellera Ponsati, la que está en Inglaterra, “íbamos de farol. Pues cuando juegas y pierdes lo que debe hacer cualquier buen jugador es reconocer que ha perdido. Porque, reconociéndolo, puedes entrar de nuevo a jugar. Pero les da igua;l al fin y al cabo, seguirán en sus trece porque nada tienen que perder. Se han instalado en la dinámica de confrontación dura y pura para justificarse delante de sus bases. Bases que no se dan cuenta que les han engañado. La gran mayoría de sus electores no se avienen a razones. Porque razonar no les interesa y creo que tampoco saben, dicho sea con todo respeto.Tan sólo les interesa llevar el conflicto hasta lo indecible. Bases que están como si hubieran sufrido una abducción.
Lo único bueno que tiene esta situación -si es que tiene alguna- es que, al menos, la cancioncilla de “somos un pueblo” o representamos a todo el pueblo catalán, ya no les parece tan clara. Las dos últimas elecciones les ha demostrado que no sobrepasan el 50% de la población que va a votar. Y se tienen que agarrar a la mayoría parlamentaria.
Por eso, la única forma de solucionar este embrollo es que el resto de partidos políticos gane las próximas elecciones autonómicas o las que sean, porque de esta manera podrán apartarles de los instrumentos que utilizan para seguir con el “proces”, aquellos que cada día y a cada hora nos martillean una y otra vez. Hablo de la TV del Régimen (TV3) y demás cadenas afines. Y cesar con la sangría de la ingente cantidad de dinero público que va a parar a los medios de comunicación, tanto públicos como privados – en vez de dedicarlos a asuntos sociales de primera necesidad- para mantener en marcha el run run.
Nótese que unos de los primeros decretos que firmó el actual Presidente de la Generalitat,y marioneta de Puigdemont, el Sr. Torra fue una remesa de dinero (20,4 millones de “euros) para TV3, según ellos para pagar el IVA que les exigía Montoro. Y porque sacándolos del ejecutivo catalán perderán fuerza de todo tipo.