Podemos ha colaborado con los separatistas y hasta ha aplaudido a la guerrilla urbana con su violencia indiscriminada y humillando a las fuerzas de seguridad del estado, que son trabajadores al servicio del pueblo español. Todo para ofrecer una mala imagen de nuestra nación y gritar que HAY PRESOS POLÍTICOS en nuestro país. En los centros penitenciarios, señor Pablo Iglesias, si hay presos de la marca ETA y yihadistas, camaradas de su amigo Otegui, que según usted es un hombre de paz, algo que no demostró cuando sus pistoleros volaron un centro comercial en el que asesinaron a nueve niños catalanes. Un sujeto invitado por la CUP para participar en una concentración antiterrorista, ¡qué paradoja que solo se da en un régimen fascista o nacional populista!. Una traición, sin sentimientos ni valores humanos. Es lo que buscaban, dañar el rostro de una España que abre sus brazos a los que llegan en son de paz o buscando una luz en libertad, como miles de venezolanos o musulmanes refugiados huyendo de sus amigos iraníes con su policía religiosa. ¿No siente algo de vergüenza o remordimiento?
Esta fórmula de hacer política repelente, destruyendo naciones, partidos, amigos y colaboradores afínes, debería pagarlo en las urnas. Son ustedes un peligro para la izquierda que han roto. Hasta van a por el socialismo histórico. La bonita frase de Pedro Sánchez, aquí en Murcia de bajón y abúlica que vive solo de la publicidad institucional, de que «el PSOE nunca ha fallado a España», es decir al pueblo en su conjunto, merece el reconocimiento de los que deseamos igualdad social, unidad en el trabajo para levantar a este gran país en paz para siempre, insistimos en llegar a un Pacto de Estado o un Gobierno de Coalición para hacer historia como se ha hecho en otras grandes naciones de Europa. Socialistas, populares y ciudadanos pueden y deben, acordando un programa conjunto posible, porque los problemas se van suavizando pero aún queda mucho trecho por recorrer, reformar, potenciar y escalar los muros que nos levantan o saltar trincheras – trampas enmascaradas para quedar a merced de los que venden a trozos la nación que solo desea tener futuro e ideas en base a una lealtad que debe salir de las urnas, no de las chinas, sino de las nuestras.