CARTA DE UN ESPAÑOL QUE AMA A CATALUÑA: JOSE JUAN CANO VERA
En esa estrategia suya de no aplicar medidas de máxima autoridad democrática para no alimentar el victimismo secesionista, usted, el Gobierno y al fin y al cabo el Estado, se están dejando jirones de prestigio que cuestionan el éxito de sus débiles intenciones. Por mesurado y paciente que sea un Gobierno cuesta ver a todo un Estado, cuarenta y seis millones de ciudadanos y sus instituciones, levantando los cubiletes del trile al que lo invita una cuadrilla de psicópatas políticos empujados por sus partidos y estrategas. Porque además, la partida de ajedrez no va terminar, como bien sabe y temen usted y sus asesores mejor preparados, el uno de octubre o el dos, si hay o no resultados reales. Al contrario, los verdugos de España montarán un gran escenario para interpretar el papel que ya tienen preparado para hacer la comedia o el drama. Y si eso, esa reacción de contenido puramente fascista-separatista-populista y antisistema estallara, inevitablemente la respuesta del Estado, del Gobierno y del pueblo decente, debe ser firme y solidaria. Lo contrario nos parecería un manicomio.
Ya están montando el escenario. El llamamiento de Pablo Iglesias para crear una Asamblea de corte populista radical es el intento de crear un Parlamento paralelo y fantasmal a imagen y semejanza del venezolano, y ya de paso, nadar contra corriente buscando su propia salvación ante la pérdida de votos que vuelven a donde deben estar, en las filas de un socialismo moderno, europeo y defensor de las clases medias y trabajadoras.
Puro fascismo, señor Rajoy. Tenga mucho cuidado. Ya conoce la historia, una repetición lograda en marzo de 1933 en el Reichstag cuando el nacional socialismo alemán dio un golpe y derribó a la República de Weimar. Algo similar pasó hace días en el Parlament catalán cuando una coalición ideológica y política integrada por unos amorales trataron de moler a la Oposición. Nunca Cataluña había caído tan bajo a pesar de la honradez de sus hijos. Fue una imágen global cargada de un simbolismo inhumano que volvió a repetirse en el homenaje trampa a los asesinados por los terroristas de la Yihad, cooperadores con las manos manchadas de sangre. Ellos no eran hijos de Alá sino del odio.
Señor Rajoy, a los que no estamos dispuestos a que se destruya sin más el pacto constitucional para retroceder a otras épocas de plomo, a los que mantenemos que España no es un accidente sino una nación como resultado de la larga historia de integración que ha durado más de seis siglos, a los que opinamos que la Constitución, perfeccionable como resultado de un consenso inteligente y razonable, ha sido hasta ayer un logro único que nos hace ser unos ciudadanos libres e iguales, la afrenta separatista en Cataluña la entendemos como un sucio intento de destrucción de nuestras vidas en democracia y en paz.
Y si el desafío pasa a mayores y pone en riesgo la pacífica convivencia entre los españoles, el rey, el Estado, el Gobierno, las instituciones y los partidos leales a los que el pueblo votamos, tenemos que reaccionar y mantener una respuesta firme y adecuada, legal y responsable. Más gestos de debilidad o de prudencia mal entendida sería interpretada como un acto de rendición. No a más crisis sistémicas auspiciadas por aventureros que se mueven bajo el paraguas económico y financiero de los que pretenden un choque total de civilizaciones.
Rajoy es un Caos como Diplomático Español y Alejandro Diplomático Coreano, es Cao de Apellido, y tienen mucho en común con nuestro Presidente por la gracia de Dios. Registradores de todo lo que se menea Diplomáticamente, Cao registra Armas, por lo que está imputado y nuestro presidente, la arma cada vez que habla. Imposible que pueda negociar con los Catalanes de la «pela» toda sus vidas trabajando en el «negosi» de tratos comerciales y el Gallego siempre afilando cuchillos por la España Rural. No tiene color.