«La mayor crisis migratoria de la última década». «Populismo de efecto llamada». «Hay decenas de millones ahorrando para venir a Europa, y el Estado del bienestar no puede sostener esa inmigración». «Hemos multiplicado por ocho los inmigrantes que han llegado a Italia; y, por cuatro, a Grecia».
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha aprovechado un debate de media hora ante el plenario del PPE en Helsinki, plagado de líderes del centroderecha europeo, para agitar el fantasma de la migración y generar alarma. Y lo ha hecho sin explicar la fuente de ninguno de los datos que iba lanzando.
Casado ha empezado su debate con Christian Kremer (vicesecretario general del PPE), Roberta Metsola (eurodiputada del Partido Nacionalista de Malta), Sybrand Buma (líder de los democristianos holandeses) y Kai Mykkänen (ministro del Interior finlandés) así: «Tenemos una experiencia con el tema de la inmigración: España recibió en los noventa a 5 millones de inmigrantes sin problemas de integración ni de seguridad, vinculando la inmigración económica al mercado de trabajo y de forma ordenada». Ahora bien, Pablo Casado, por defender el legado de José María Aznar (1996-2004), no recuerda cómo el concepto del «efecto llamada» precisamente fue acuñado por su mentor en aquella época.
Como explicó Tomás Bárbulo en El País, «en 1996, cuando el PP se hizo cargo del Gobierno, residían en España poco más de medio millón de extranjeros, todos ellos regularizados. Hoy [en 2004], tras cuatro reformas que han endurecido cada vez más la legislación, el número de extranjeros es de 2,5 millones, de los cuales 853.000 se hallan en situación irregular. Las causas de este cambio responden tanto al auge de la inmigración en toda Europa como a la gestión de los Gobiernos de José María Aznar».
Hoy, como entonces, el PP, por voz del pupilo de Aznar, retoma el discurso del «efecto llamada», con datos sin acreditar: «Estamos en contra del populismo de efecto llamada, como ha pasado recientemente por parte del gobierno socialista, que ha motivado que nos encontremos con la crisis migratoria más importante de la última década».
Dos palabras se han instalado en el argumentario del PP: «crisis migratoria». Pero la situación actual ante la llegada de refugiados y migrantes a las fronteras europeas, con los datos existentes en la mano, se aleja de lo que en otras ocasiones se ha denominado de esta manera. Frente al más de un millón de personas que arribaron a Europa en 2015, la llamada «crisis de los refugiados».
Los datos difundidos por el Consejo Europeo reflejan una realidad alejada de la idea de una «crisis migratoria» sin precedentes. Y rebajan la alarma de esta afirmación de Casado: «Actualmente el 45% del flujo migratorio que llega del Magreb está atravesando a Europa por España, y ha habido un incremento de la ruta occidental de un 150% de las llegadas y al tiempo ha decrecido la ruta oriental en un 85%. El efecto llamada y la responsabilidad existen».
El número de personas que han arribado en junio y julio de este año a las costas europeas –Italia, Grecia y España– tras jugarse la vida en el Mediterráneo son casi un 40% menos de las que lo lograron en el mismo periodo del año pasado, cuando los focos no apuntaban a la existencia de una «crisis migratoria» a las puertas de Europa.
Si en junio y julio de 2017 entraron de forma irregular un total de 44.513 migrantes a través de las tres rutas, en lo que va de verano este año lo han hecho 27.051, principalmente a España, según Acnur.
Pero, Pablo Casado, tiene otros datos, cuya fuente no revela: «La inmigración tiene que ser ordenada. Este año han llegado 45.000 inmigrantes a España, hemos multiplicado por ocho a Italia y por cuatro a Grecia. Sí ha existido un efecto llamada por la política irresponsable del PSOE».
De acuerdo con la International Organization for Migration (IOM), las cifras son otras muy distintas: España multiplica a Italia por dos, no por ocho; y ha recibido un 20% más que Grecia, no cuatro veces más.
«El problema es que hay efecto llamada y se dice que el estado de bienestar es sostenible para todos si se llega a territorio español y europeo», ha afirmado Casado. Pero, ¿quién defiende eso?: «Si tenemos en cuenta que las personas, según [Antonio] Tajani [presidente del Parlamento Europeo], que pueden estar reuniendo fondos para venir a Europa son millones, decenas de millones, podremos determinar que el estado de bienestar europeo no puede sostener esa inmigración». ¿Millones? ¿Decenas de milles? ¿Entre 10 y 99? ¿De dónde salen esos datos?
Casado también relatado que la última vez que visitó centros de inmgrantes en el sur de España vio «muchísimas mujeres en la última fase del embarazo, porque hay dos tarifas, la tarifa normal y la reducida, por las que las mujeres son esclavas sexuales en territorio africano y luego las siguen explotando. No es una cuestión sólo de defensa del territorio europeo, o del progreso económico en origen, es la defensa de los derechos humanos de esas personas que se lanzan en ataúdes flotantes intentando buscar un futuro mejor».
«Por tanto», ha proseguido, «si sabemos que las mafias extorsionan a los inmigrantes y se lucran con 7.000 millones explotando a dos millones, lo que tenemos que hacer es defender nuestras fronteras. Pero tenemos que ser solidarios con esos países de origen, un plan Marsahll para coordinar las ayudas a la inserción profesional, la educación y la institucionalización. De nada sirven ayudas a fondo perdido si acaban en gobiernos corruptos: seguridad en las fronteras y apoyo coordinado europeo y cooperación en origen».