Según explican a El Confidencial Digital altos cargos nacionales del PP, tras esta semana de tensión por el vídeo de Cifuentes y su posterior dimisión a la presidencia de la Comunidad, la dirección nacional ha llegado a dos conclusiones: ella no pondrá problemas para la nominación del sustituto en el gobierno regional, pero se ha atrincherado en la Asamblea.

Así, y tal y como informó este diario el jueves, en Génova existía cierta preocupación a que Cifuentes, que montó un Consejo de Gobierno lleno de personas afines, pusiera trabas a la hora de decidir, por parte de Rajoy, quién será el nuevo presidente autonómico.

La amenaza de la Púnica, clave

Esa circunstancia finalmente no se ha dado, pero existe otro problema: ha dimitido de las presidencias de la Comunidad y del PP de Madrid, pero no ha cerrado el círculo abandonado también su escaño en la Asamblea.

A la dirección nacional le consta que Cristina Cifuentes no quiere abandonar el cargo de diputada, y que está, incluso, movilizando a sus afines y a miembros de la actual ejecutiva regional para que exijan su continuidad. Unas maniobras que no gustan, en absoluto.

La ex presidenta autonómica es consciente de que el juez Manuel García-Castellón, instructor del caso Púnica, tiene en su poder un informe de la UCO sobre la licitación irregular de la cafetería de la Cámara, en la que estuvo implicada, y que podría llamarla a declarar como investigada.

Ese futuro judicial es el que está empujando a Cifuentes a no querer desprenderse de su condición de diputada, ya que de esa forma conservaría el aforamiento y solo podría ser juzgada por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Una circunstancia que dilataría el proceso y le otorgaría más tiempo para preparar la defensa.

En Génova conocen de sobra las intenciones de Cifuentes, pero advierten: “No va a continuar como diputada en la Asamblea regional”.

El antecedente de Francisco Camps

Para hacerle recapacitar, en el partido recuerdan a la ex presidenta de la Comunidad que la misma estrategia que quiere seguir ella ya la protagonizó Francisco Campsquien, tras dimitir al frente de la Generalitat, investigado por su vinculación en la trama Gürtel, decidió conservar su escaño en las Cortes Valencianas.

El objetivo, como el que ahora persigue Cifuentes, era mantener el aforamiento y, de esa manera, alargar los trámites y el propio juicio. Sin embargo, finalmente tuvo que acudir al Tribunal Supremo después del recurso presentado por su absolución en el caso de los trajes.

Desde su dimisión, en julio de 2011, hasta el fallo final del Supremo, en abril de 2013,pasó dos años de “constante desgaste” en las Cortes Valencianas, siendo el blanco de los ataques de la oposición y también de los ciudadanos que le increpaban a la salida de la Cámara. Una situación que pasó factura al partido.

La amenaza del “Grupo Mixto”

En el PP confían en que este argumento, unido al “clamor” que, a nivel interno, se está produciendo para que abandone tanto su escaño, Cifuentes “tome conciencia” y “no ponga las cosas más difíciles”.

En Génova advierten que, si se enroca, y finalmente es imputada por el caso de la Asamblea, el partido “puede perfectamente darle de baja de militancia y que pase a formar parte del Grupo Mixto”.

Un extremo que nadie quiere en el PP, pero que tampoco nadie se atreve a descartar totalmente. Mientras, en el Grupo Parlamentario ya han vuelto a consultar la lista electoral de 2015 para ver quién heredará el escaño de Cifuentes.

Según la candidatura, y teniendo en cuenta las constantes salidas y entradas producidas dentro del PP en la Asamblea estos tres años, el escaño le correspondería a Federico Jiménez de Parga, que preside un consorcio urbanístico vinculado a la Comunidad de Madrid y que ocupaba el puesto 76 en la lista de 2015.

 

 

FUENTE: ELCONFIDENCIALDIGITAL