Así es como ven el mundo los redactores del programa electoral de un partido político que ha roto la coalición de Junts pel Sí para reducirla a la soledad de los Junts per Catalunya: partido en dos, de manera que a los electores solo les queda escoger entre Democracia o 155, Puigdemont o Rajoy, Nació o imposició,Referèndum o eleccions autonòmiques. Quienes opten por Junts per Caltalunya saben que con su papeleta eligen Democracia, Puigdemont, Nació y Referèndum.El resto se verá obligado a elegir: 155, Rajoy, imposició o eleccions autonòmiques.

Esta manera de dicotomizar el espacio público es propia de los populismos de nueva generación que desde una minoría social aspiran a la totalidad del poder. Proceden, primero, a construir el relato de ellos y nosotros; España contra Cataluña, Estado español contra República catalana, trasladándolo enseguida a su misma realidad social: quien no está con Puigdemont está con Rajoy, hasta convertir a todas las personas, grupos o partidos situados en algún punto del eje izquierda-derecha en un bloque homogéneo guiado por un único objetivo: arrasar las libertades de la nación catalana.

Nada importa que entre quienes se manifiestan por la secesión de Cataluña existan también profundas diferencias que les impiden comparecer juntos o en común ante los electores. Lo que importa es que los demás, o sea, esa mitad de la sociedad catalana que se siente en mayor o menor grado tan española como catalana, o al revés, quepan todos en el mismo saco del desprecio y la negación: no son catalanes, eso es todo.

La realidad es, sin embargo, que esa dicotomía así construida, ese mundo partido en dos, oculta o invisibiliza una sociedad que hoy aparece más que nunca políticamente fragmentada. No reconocerlo o pretender borrarlo desde un poder de Estado como es la Generalitat ha sido fuente y origen de todas las calamidades que una elite política en mal de rebelión ha traído sobre su propia tierra. Sería hora de rectificar, pero a la vista de los programas electorales publicados por los secesionistas lo único que se puede esperar para los próximos años es más de lo mismo.

 

 

 

FUENTE: ELPAIS