El secesionismo ha vuelto a escenificar este domingo la división que vive sobre el camino que tomar para salir de la parálisis política, a la espera de que decida la justicia alemana y echando a correr ya la cuanta atrás del 22 de mayo para investir a un presidente. Si Carles Puigdemont prometió el sábado que no “claudicaría, renunciaría ni se retiraría”, Artur Mas le ha respondido hoy que no vale la pena que su sucesor aspire a la investidura por las consecuencias penales que se derivarían y que le parecía más razonable formar un gobierno cuanto antes.

En declaraciones a RAC1, Artur Mas se expresó de manera clara. “Investir ahora a Puigdemont comportaría abrir procesos penales contra más personas. Lo que se ha de valorar es si vale la pena o no en este momento después de tener tanta gente fuera del país y si es necesario reamar las fuerzas y seguir adelante”. El expresidente no niega legitimidad a su sucesor para solicitar la confianza del Parlament, pero cree que hay que tener más altura de miras. “Es una evidencia total, pero a veces la legitimidad no se acaba imponiendo a corto plazo”, añadió.

Con nueve líderes independentistas en prisión, el expresidente detenido en Alemania y el resto huidos de la justicia, el llamamiento de Mas parece más que razonable para no aumentar esa lista. Especialmente después de las claras advertencias a no reincidir en la desobediencia que ya ha hecho el Tribunal Constitucional y las decisiones del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena.

El camino que plantea Mas para acabar con el bloqueo actual nada tiene que ver con el anuncio de Carles Puigdemont expresado el sábado en su cuenta de Twitter, a la espera de que la justicia alemana tome una decisión. “Que todo el mundo lo tenga claro: no claudicaré, no renunciaré, no me retiraré ante la actuación ilegítima de los que han perdido en las urnas ni ante la arbitrariedad de los que están dispuestos a pagar el precio de abandonar el Estado de derecho y la justicia por «la unidad de la patria”, escribió.

Horas después de conocerse las declaraciones de Mas, Puigdemont volvió a hacer un llamamiento desde la prisión alemana de Neumünster, a “no bajar la guardia ante un Estado que se comporta cada vez de una manera más autoritaria y cada vez recortando más derechos fundamentales” y a “seguir adelante” de manera “no violenta” y “civilizada”.

Mas está alineado con el discurso político del PDeCAT, que reconoce la legitimidad de Puigdemont para la investidura, al tiempo que advierte de las consecuencias judiciales que comportaría. De ahí la necesidad de pensar en un candidato que no esté investigado y que pueda presidir y nombrar un gobierno “efectivo” para acabar con la aplicación del artículo 155 de la Constitución y recuperar el autogobierno catalán.

Es el mismo planteamiento que sostiene Esquerra Republicana, pero que rechaza Puigdemont y el núcleo de parlamentarios de Junts per Catalunya más próximos a él, la mayoría de ellos sin carnet del PDeCAT y que también aplauden el discurso de la desobediencia con la CUP. La principal incógnita a despejar antes del 22 de mayo es quien será el candidato del secesionismo a la investidura después de tres plenos de investidura fallidos con Carles Puigdemont, Jordi Sànchez y Jordi Turull.

Aunque la CUP no vote el candidato propuesto, la investidura de un presidente independentista es posible en segunda vuelta, que requiere mayoría simple (68 de 135 diputados). Para ello, sin embargo, es necesario que Puigdemont y Toni Comín renuncien a su escaño, a lo que ambos se resisten. La otra opción sería volver a intentar la investidura de Puigdemont y asumir las consecuencias penales que se derivarían, empezando por el presidente del Parlament, Roger Torrent, y los miembros de la Mesa que acuerden esa investidura.

En este escenario, Mas admitió también que hace tiempo que no habla con Puigdemont, pero atribuyó a que hay “un problema de seguridad” con las comunicaciones, en referencia a la vigilancia policial. El expresidente solo fue a Bruselas en una ocasión a visitar a su sucesor. Fue el pasado 10 de noviembre, a los pocos días de que huyera tras declarar la independencia.

 

 

 

FUENTE: ELPAIS