Hay veces que, aunque intenten hacernos creer que hay cosas diferentes entre sí o que han cambiado para bien, en realidad no es así. Intentan encubrirse con un disfraz, pero en el fondo, son iguales al resto y siguen como antes. Así que no hay que dejarse engañar por las falsas apariencias y los disfraces. Hay que ir un poco más allá para conocer la realidad.                       

Yo, que en política peco de sencillo e incrédulo, estaba convencido de que Miras y Campillo se entendían a las mil maravillas, que cada uno sabía del otro todo lo que necesita saber, y que siempre que querían hablar se encontraban en el momento justo y en el lugar oportuno. Porque los dos son tan perspicaces que cuando uno va el otro viene, lo que equivale -en pura teoría de juegos malabares de poder- a que ninguno vuelve cuando el otro va. Por eso quedé atónito el pasado viernes cuando me enteré de que Ginés y Gaspar «no se entienden», y que por eso se obstaculizan mutuamente en sus impresiciones y alucinaciones. Donde yo ponía el origen del bloqueo político de gobernanza al que estamos abocados, a pesar de que entre ambos políticos no hay secretos y comparten cargo en armonía con total sinceridad, era precisamente en las malas intenciones que sus dos cancerberos más exigentes en los partidos propagan sin parar de cizañear bajo perversas artimañas. Pero sobre todo, en la agitación que el par de codiciosos diosecillos de barro con mando en “plaza», provocan en los pretorianos afines de cada grupo político desde las cloacas clientelares, jorobando la relación entre alcalde y ex alcalde.                                                               

Miras sabe, por el susurro cansino e intrigante de su maestro de ceremonias en C-Progreso, que Campillo va de caballo de Troya, y que quiere disparatar el socialismo desde dentro, y que ese objetivo solo lo puede lograr pivotando sobre tres movimientos esenciales: a) volver a ser Alcalde – para enardecer a su propia parroquia; b) hacer promesas populistas a trochemoche, y meter al PSOE en un barullo interno de partido e institucional indescifrable; y c)retornar de salvador al PP para recuperar su electorado que marchó con VOX y Cs, con la ilusión de derrotar de una sola tacada a la izquierda. Y por eso estaba yo convencido de que el indeciso “director teórico” y consejero mayor del líder independiente no quiere ver al otro consejero manipulador, el sublime “asesor cibernético» sociolisto, a menos de una legua del Consistorio. El par de resabiados “benefactores” que contaminan la convivencia del gobierno municipal, desafinan juntos en exceso, no tienen cabida en la misma banda. Uno porque siempre mira con buenos ojos y cierta nostalgia a Cs, y el otro, porque cuando huele a naranja le faltan piernas para llegar al evacuatorio,”deseoso que el “bipartidismo infiel” recobre su vigor.

 

 

También pensaba que «Il Comendatore» progre era consciente de que Campillo es un ferviente admirador de la derecha más conservadora de Casado y López Miras (aunque el de Lorca lo haya sentenciado); que adora sus métodos, su defensa de la ley mordaza, su sistema educativo, su reforma laboral, sus pactos de centro y extrema derecha, su política de choque y bronca desatinada (las mismas monas con el mismo rabo), y que además prefiere gobernar con la derecha al precio que sea, antes que seguir manteniendo al PSOE en el poder allanándole el camino.            

Por eso creía yo, que el férreo marcaje entre el dueto de orientadores ideológicos y guías tóxicos del “Equipo de Gobierno” en la sombra, era lógico, o que tenía la lógica vaquera de dos pistoleros que, habiéndose conocido cuando asaltaban trenes desde la misma pandilla mediante el “Pacto de Bahía”, ninguno se atreve ahora a desenfundar primero en la barra del salón municipal. Pero ahora, desde que sé que este par de genios pletóricos de “ansia viva” son irreconciliables, desconozco los motivos, o por lo que -haciendo honor a la homogeneidad de los susodichos consiglieris implícitos en los “despachos influencers”- buscando éxito en sus profesiones y negocietes-no hacen, y esta es mi propuesta, que dejen a la corporación con sus líderes en paz y se vayan con la orquestada música celestial de sus intereses, convenidos con la “logia caciquil”, a sodomizar mon@s a otra parte. Seguro que funcionaría. Y la movida política mazarronera habría incorporado a su panoplia de instrumentos este recurso maravilloso, que acabo de explicitar y poner a punto, y del que cabe esperar muchos días de gloria para Mazarrón.                                                                                                                                                     

Como diría Venancia Lengüeta, “la vieja del visillo”: “Te pido por Dios que no cuentes ná… que ya lo cuento yo”. Así que nada, no nos dejemos engañar por las apariencias. Porque a veces, y como dice el refrán, “las apariencias engañan”.

 

 

COLECTIVO «EN CLAVE TRANSPARENTE»