NEGOCIACIONES SECRETAS
Muchos hasta soñamos con Mariano Rajoy porque el presente y el mañana de este país de cuarenta y seis millones de habitantes parece estar en manos de este otro caudillo gallego, impávido y críptico. Una responsabilidad como para echarse a temblar. Es por ello que esta noche del viernes llevo horas dándole vueltas a la cabeza tratando de encontrar una hipótesis analítica de lo que está sucediendo en las cloacas de varios estados de la Unión Europea que tiemblan con la posibilidad que en los límites de los Pirineos se levante una nación gobernada por una izquierda ultra cuyos efectos repercutirían en el resto de las diecisiete Españas y en una Europa amenazada por un peligroso populismo aliado de los países islámicos que alimentan el monstruo del terrorismo internacional yihadista.
Nos jugamos mucho y no solo es cuestión de pelas, sino de estrategias de guerra, es por ello que intuyo que algo se está negociando subterráneamente, y que la visita de Maduro hace tres días a Moscú para reunirse con Putin, ya programada hace meses, ha tenido color español. La pregunta de libro es saber quien o quienes tratan de encontrar una salida o una solución que terminará volando por los aires en unos escasos años. Cabe la posibilidad de una ruptura interna en el seno de la Generalidad inspirada por Más. Me ha sido imposible seleccionar ni siquiera tres grandes personalidades españolas, catalanas o no, que tengan alguna influencia en Moscú, salvo el rey emérito Juan Carlos, compañero de cacerías del zar ruso con el que comparte mesa y mantel. El amo de Rusia y estrecho socio y aliado de los ayatolás de Irán, que financian o han financiado a los podemitas, es un negociador nato en las distancias cortas.
Pura teoría, pero el nuevo aplazamiento de los delincuentes políticos de posponer el pleno del Parlament del lunes hasta el martes huele a maniobra de ganar tiempo, y entre tanto Artur Más declara a un medio británico que tal como van las cosas en Cataluña, parece imposible levantar una nueva nación de la nada y cercada. Si me preguntaran sobre la crisis y diera una solución, no dudaría ni un minuto en decir que apoyo los argumentos esgrimidos por Albert Rivera. Abierto el frente empresarial y puesto en marcha el ejército bancario y lo que vaya llegando, no cabe duda que no debemos dejarnos engañar o estafar para que dentro de tres años, a lo sumo, la situación llegue a ser irreversible. Lo del soberanismo es puro camuflaje, lo que se pretende realmente es lograr desestabilizar a España, sacar a las guerrillas urbanas, cambiar el régimen y levantar una República Popular bajo una dictadura a las espaldas de Europa. Parece poco viable que Putin colabore, pero me da igual. La sospecha la tengo, no me gusta el panorama y esa pérdida de tiempo puede costar cara a los españoles. Total aplazar el cisma no conduce a ninguna parte, señor Rajoy. Quizás saque de su chistera una paloma de la paz. No lo creo, pero en política y española, dos y dos no son cuatro, puede ser un infinito.