EL PEZ GRANDE, TIRANDO A TIBURÓN, SE TRAGA AL PEQUEÑO
Fue durante el Gobierno del socialista Zapatero, el proletario de lujo, el que dio el primer golpe al comercio tradicional español, cuasi familiar. Luego las comunidades autónomas ampliaron los horarios y los festivos y los ayuntamientos no dan facilidades a los autónomos en las pagamentas. Los peces grandes que hemos pagado con creces los pequeñitos españoles de rostro cabreado.
Una década y un lustro ha durado el ejercicio de una Democracia traicionada que fue construida sobre los rescoldos del franquismo extremo, pero que en estos tiempos aviva sus llamas. El proceso de erosión y fragmentación está llegando al agotamiento en casos que hieren nuestras sensibilidades lo que es aprovechado por un populismo demagógico que al rebufo de injusticias antisociales desembarcan en los partidos oportunistas prometiendo sueños fantásticos.Todo se politiza y penetra en el tejido humano de una sociedad emborrachada por una publicidad incontrolada que ofrece virguerías que posteriormente no son tales. Las grandes marcas, las rebajas y las medicinas milagrosas que curan hasta el cáncer.
Si a todo este tejemaneje nacional que se permite sin levantar el Gobierno de turno una ceja, añadimos el arma vil de la corrupción aniquiladora que entra entre las rendijas poderosas de don dinero, se producen tensiones, se arruinan pequeñas empresas y se arrinconan intereses que debieran ser intocables, como es el derecho a ganarse la vida honradamente, individual o en pequeños grupos, y en este campo grasiento, la Región murciana se sitúa en el llamado TRIÁNGULO DE LOS CORRUPTOS, como el de las Bermudas, cuyos vértices se instalan entre Madrid, Murcia y Valencia, cementerios de chatarra y leyes o decisiones que huelen mal y denunciamos la opinión pública y publicada.

En el asunto que nos ocupa con tristeza, los golpes a los pequeños comercios que en esta provincia fueron una gloria bendita, los han reducido a sobrevivir con penas y aguantando lo que les echen por el ordeno y mando y las influencias de las grandes superfecies que se llevan las ganancias lejos de nuestras fronteras nacionales, regionales y locales. La respuesta es que generan puestos de trabajo, pero nunca más que los comercios familiares y autónomos que en la Comunidad Autónoma son miles.Y sobre la calidad de los productos no ganan los que venden en serie, congelados y en masa.
La proliferación de grandes superficies han dañado al comercio tradicional murciano, se han perdido muchos puestos de trabajo, se han arruinado a muchas familias y se ha perdido ese trato directo y humano que también es calidad. Por eso se mantienen los mercadillos semanales. Del productor al consumidor, y mucho más barato con diferencia.
En el tema que nos ocupa, y nos indigna, es que se machaque, así mismo, las señas de identidad regionales sin respuestas por parte de una sociedad apática achantada ante los abusos de poder político y económico que en ocasiones es pura identidad. La convivencia está amenazada, los consensos básicos se han resquebrajado y el diálogo se rompe o simplemente no se ejerce debidamente en un Estado del Derecho desequilibrado por los políticos poco atentos al bien común. No, no somos unos románticos, sencillamente es que defendemos unos derechos adquiridos por nuestra propia historia, la del reino de Murcia y sus hermosas tradiciones, que además, son rentables. O debieran, claro, si dejan de machacarlas.
