Se acabó la paciencia del Gobierno de Mariano Rajoy con el grupo de 300 curas catalanes que, sin disimulo alguno, han hecho una evidente dejación de funciones y en vez de ser pastores de almas descarriadas, están intentando llevar al rebaño de fieles al matadero de la independencia -Trescientos curas independentistas llaman a los catalanes a rebelarse contra el Estado español y a apoyar el referéndum ilegal del 1-O-.

El Ejecutivo español ha expresado su protesta ante el Vaticano por el comunicado emitido por 282 sacerdotes y 21 diáconos secesionistas catalanes en el que llaman a la rebelión contra el Estado y a secundar el referéndum ilegal por la independencia de Cataluña convocado para el 1 de octubre (Uno de cada cinco curas catalanes apoya explícitamente la celebración del referéndum).

Tal y como cuenta este 24 de septiembre de 2017 el diario ABC, el pasado viernes, tras ser difundido el comunicado, el embajador español ante la Santa Sede, Gerardo Bugallo, aprovechó una recepción en la Embajada estadounidense en Roma para hacer entrega en mano al secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, de una nota verbal de protesta.

En ella, el Gobierno español subraya que el comunicado entra en contradicción con la conducta que se espera de unos sacerdotes católicos y vulnera el Código de Derecho Canónico, así como el espíritu de los acuerdos entre España y la Santa Sede de 1979.

Asimismo, pone de relieve el hecho de que los firmantes afirman actuar «en sintonía con nuestros obispos» y recuerda que, en parecido sentido se han manifestado algunas entidades de la Iglesia y algunos provinciales de órdenes religiosas, en posible referencia a la nota conjunta de los abades de Monserrat y Poblet en la que deslizan afirmaciones en pro del referéndum ilegal e insolidario.

En su comunicado, los 300 de la vergüenza cargan contra el Estado español, al que culpan de negarse a ‘pactar las condiciones’ del referéndum convocado por la Generalitat y hacen un llamamiento a la rebelión contra el Estado de Derecho, alegando sentirse «empujados por el amor sincero al pueblo» que quieren servir (Un grupo de curas exige a Blázquez que “supriman los programas de 13TV que tanto daño hacen a la convivencia”).

Dos millones y medio de españoles han abandonado los ritos religiosos católicos en los cuatro últimos años. El número de sacerdotes se ha reducido un 35% desde 1952. A este paso, en una década la iglesia española se quedará sin ‘clientes.’

Si la ola secularizadora arrasa en toda España, hay algunas comunidades autónomas donde el fenómeno es más acusado. La Iglesia pierde más fieles en el País Vasco, donde los católicos practicantes caen un 11,3% en relación al año 1998.

Le siguen las Islas Baleares, con una caída del 10% y Cataluña, que registra un 9% menos de fieles. Las dos únicas comunidades en las que este porcentaje crece un poco son Castilla-la Mancha (con un 1,5%) y Navarra (con un 1%).

A la desbandada de los fieles hay que añadir la estampida de los propios cuadros dirigentes eclesiásticos. En 1952, había en España 22.811 sacerdotes diocesanos, casi idéntica cantidad de frailes y 73.978 monjas, amén de 5.000 seminaristas, preparándose para el sacerdocio. El número de curas aumenta progresivamente hasta alcanzar el punto más algido con 26.190 curas en 1968.

Y desde entonces, la cuesta abajo: 24.749 en el año 1972; 22.592 diez años después, 21.000 en 1992, 19.516 en 1996 y 18.500 en el 2002. Con el agravante de que la edad media del clero español ronda los 65 años.

Todos los años se nos pide a los españoles marcar la X en la casilla de la Iglesia, al hacer la declaración de la Renta, pero con estas noticias, van a ser muchos quienes se lo piensen la próxima vez.

Como bien dice una fuente autorizada:

«A ver si los obispos comienzan a entender que a partir de ahora quienes tendrán que marcar la casilla en la declaracion de la Renta serán los zarrapastrosos de la CUP, la asaltacapillas Rita Maestre y los quemaiglesias de Podemos».

 

 

FUENTE: PERIODISTADIGITAL