J.J. CANO VERA
Marruecos y el terrorismo yihadista
Rachid Boukhzer / Murcia./ La cantidad de marroquíes implicados en los atentados terroristas en Europa es llamativa; según el periódico digital La Razon.es, en un artículo titulado “El 70% de los autores de ataques en Europa llegan de Marruecos” –publicado el pasado 24 de agosto– encontramos que el 70% de los terroristas yihadistas que han atentado en Europa durante los últimos quince años son de nacionalidad marroquí. El reino alauí se ha convertido en la cuna de la radicalización para los jóvenes entregados a la yihad.
Salah Abdeslam, único superviviente de los atentados de París de noviembre de 2015, que dejaron 137 muertos, es belga de origen marroquí; el cineasta y escritor holandés Theo van Gogh fue asesinado en Amsterdam por un joven con doble nacionalidad, marroquí y holandesa, tras estrenar Submission, un filme sobre el islam; el origen de once de los doce miembros de la célula yihadista recientemente desarticulada en Cataluña nacieron en Marruecos; el yihadista de Finlandia, de 18 años, era también marroquí y en el atentado del Puente de Londres, en junio de este año, también participó un marroquí criado en Italia.
El régimen del reino alauí sigue el mismo camino. Desde el fallecido rey Hassan II, hasta el actual Mohamed VI, se ha venido utilizando la religión como materia de doble control: control sobre los ciudadanos y control sobre Occidente. Hassan II lo puso sobre la mesa en 1994, cuando pretendía que la Unión Europea autorizase la entrada de tomates marroquíes sin aranceles. En una reunión con el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, éste le dijo que el campo español (el gran perjudicado) y los ‘lobbies’ italiano y francés se opondrían. El sultán replicó: “Está bien. Comprendo sus dificultades. Pero si Marruecos no exporta sus tomates, en diez años exportaremos terroristas” (1). Aquí se ve el perverso juego entre el rey padre. que cambia la exportación de terroristas por la del tomate y su hijo, el rey Mohamed VI, que cambia la exportación de terroristas por el silencio mediático y político sobre lo que está sucediendo en su reino: violaciones de derechos humanos, detenciones masivas, torturas, corrupción del Estado, conflicto del Sahara Occidental y, desde hace unos meses, las revueltas en el Rif.
En realidad, ¿qué religión y qué islam tiene Marruecos? Hoy en día el islam es la religión del Estado –según reza la Constitución– y el rey afirma su legitimidad como Jefe del Estado y máxima autoridad religiosa –“Príncipe de los Creyentes”–; en parte, esa legitimidad se apoya en la afirmación de que él es un descendiente del profeta Mohamed (Mahoma), familia elegida por Dios. Las leyes en Marruecos castigan a todo ciudadano marroquí que rompa ostensiblemente el ayuno en un lugar público durante el Ramadán. Y es que el Estado marroquí tiene una legislación islámica, aunque en España se oculte: se permite el repudio unilateral masculino, el matrimonio con menores, la poligamia, la concesión de la mayor parte de la herencia para los varones, y en los programas educativos desde la enseñanza primaria se citan versos del Corán y se imparten conocimientos sobre la yihad y la guerra contra los infieles… Sólo desde año pasado, el Gobierno ha suprimido en los manuales escolares oficiales los llamamientos a la yihad junto con otros elementos discriminatorios, según reconoció el Ministerio de Educación. En las mezquitas, muy influidas por el radicalismo, se escuchan en los discursos de los viernes a los imames que claman por la victoria de los musulmanes contra los infieles. Mientras tanto, la imagen del rey de Marruecos, para la mayoría de los occidentales, es la de un monarca moderno; se cree que en su país hay un islam moderado y también conocido por la eficacia de sus servicios secretos en la lucha internacional contra el terrorismo. Lo cierto es que él, el “Príncipe de los Creyentes”, tiene un ministro de Asuntos Islámicos; el Consejo Científico Supremo es una institución religiosa gubernamental –encabezada por Mohammed VI, como dicta la Constitución– que dirige a los Consejos Científicos Regionales, las instituciones de formación como Dar al-Hadith al-Hasaniya y el Instituto Muhammad VI para la formación de imames. También existe el Consejo Europeo de Estudiantes Marroquíes, con sede en Bruselas, que fue fundado para educar a los marroquíes que habitan en Europa con vistas a preservar su seguridad espiritual, como leemos en la literatura del Ministerio. Por último, pero no menos importante, hay que señalar la labor de los medios de comunicación, en particular la Radio Mohammed VI para el Sagrado Corán y la sexta cadena de televisión, especializada en programas religiosos. Después de la reforma del rey Mohamed VI en el campo religioso iniciada en 2002, con un gran presupuesto y colaboración completa del Ministerio del Interior, encontramos una alta tasa de participación de marroquíes en los atentados: tras quince años de reformas impulsadas por el “Príncipe de los Creyentes” encontramos que los marroquíes suponen el 70% del los terroristas en Europa.
Parece entonces legítimo preguntarse, primero: ¿Ha fracasado la reforma? Y segundo, ¿por qué no hay atentados terroristas en Marruecos sabiendo que el común de muchos de los terroristas es este país del Magreb?
Lo que nos llega de las autoridades de Marruecos son sus éxitos en la labor de desmantelamiento de decenas de células terroristas. Según datos facilitados por el director de la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), Yassine Mansouri, se han desarrollado en Marruecos numerosas operaciones antiterroristas. En concreto, desde 2002 hasta 2014, se desmantelaron 126 estructuras yihadistas (41 relacionadas con Siria, Irak y el Sahel) y se ha detenido a 2.676 radicales (266 reincidentes, un 10% de los detenidos). Además, se desbarataron 276 tentativas, incluyendo 119 atentados con bomba contra múltiples objetivos, como edificios oficiales, lugares turísticos, representaciones diplomáticas y centros de culto cristianos y judíos.
Con todo lo que nos cuentan sobre operaciones antiterroristas, volvemos a preguntarnos: ¿por qué no hay atentados en Marruecos?
Sobre los dos atentados en suelo marroquí –Casablanca en 2003 y Marraquech en 2011–, el ex ministro de interior Idris Albasri, brazo derecho de Hassan II, declaró desde París que el atentado del 16 de mayo de 2003 –cadena de acciones suicidas en distintos puntos de Casablanca ese mismo día: Casa España, un restaurante italiano, el hotel Farah, la Alianza Israelí y un antiguo cementerio judío– causaron la muerte de cuarenta y cinco personas, entre ellas cinco españoles. El ex ministro manifestó a un periodista del canal aljazeera.net que el atentado no era obra de los islamistas ni de ninguna persona del exterior, sino “hechos de Estado”. Otro asunto sospechoso es el del atentado del café Árgana de Marrakech, el 28 de abril de 2011. Las autoridades marroquíes atribuyeron la autoría de este ataque al movimiento Salafía Yihadía (Autenticidad y Guerra Santa), una denominación genérica que engloba a diferentes grupos radicales en la órbita ideológica de Al Qaeda. Sin embargo, los resultados de la investigación de la lucha antiterrorista por parte de los servicios secretos europeos no han arrojado luz sobre esa autoría.
Es evidente que Marruecos se beneficia de los atentados producidos en su tierra y también en Europa. El atentado de 2003 ayudó a reprimir a los medios de comunicación y supuso un recorte de libertades: más de tres mil detenidos y cerca de siete mil personas torturadas, según declaró el ex ministro Driss El Basri. Es durante estas fechas cuando crecieron las cuentas bancarias personales del rey hasta convertirse en el séptimo monarca más rico del mundo, mientras los índices de pobreza y represión del pueblo marroquí crecen año tras año. El atentado del Argana de 2011 ayudó a frenar las movilizaciones de las calles en Marruecos en la época de la primavera árabe, una movilización popular que exigía más democratización económica, política y social.
Antes y después del atentado de Charlie Hebdo, Paris 2015, el 20 de febrero de 2014, siete agentes de la policía judicial francesa acudieron a la residencia del embajador marroquí en Francia con la intención de conducir a Abdelatif Hamouchi, jefe de la Dirección General de Supervisión del Territorio (DGST) –la policía secreta de Marruecos– ante la Justicia. Hamouchi estaba reclamado por la Justicia francesa en el marco de una investigación sobre torturas que sus subordinados habrían infligido a dos marroquíes residentes en Francia. Hamouchi huyó rápidamente de Francia a través de la frontera española. Las autoridades del Reino de Marruecos interrumpieron tras este conflicto todas las colaboraciones judiciales y de seguridad.
Según Fernando Reinares, investigador principal en terrorismo del Real Instituto Elcano, “si en los años noventa fueron ciudadanos argelinos los que llevaron la voz cantante del yihadismo en Europa, que golpeaba entonces con mucha menos intensidad, ahora son los marroquíes los que están a la cabeza”.
Solo una semana después de los atentados de París, y según fuentes marroquíes, los dos mandatarios, Hollande y Mohamed VI, aprovecharon un encuentro para hablar de la lucha contra el yihadismo y el refuerzo de la cooperación en materia antiterrorista y judicial. Tras los atentados contra Charlie Hebdo en la capital francesa, las relaciones entre ambos países llevaban un año prácticamente rotas, lo que, según fuentes del gobierno marroquí, propició que el intercambio de información tanto antes como después del atentado no fuera tan fluido como ahora.
Marruecos vende a Europa su eficacia en la lucha y su colaboración internacional contra el terrorismo, pero casi todos los atentados en Europa han sido perpetrados por marroquíes. El Reino de Marruecos no solamente no asume su responsabilidad política, sino que también concede el indulto a personas condenadas por terrorismo, llegando a solicitar, tras los atentados de Barcelona y Cambrils, que le fuera otorgado el control de las mezquitas en España. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI), ya en un informe secreto remitido en mayo de 2011 por su director, el general Félix Sanz Roldán, a los ministros de Interior, Exteriores y Defensa, advertía que Marruecos habría elaborado “una estrategia de gran magnitud” en España, “diseñada y desarrollada por el régimen alauí, siendo su objetivo el de extender su influencia e incrementar el control sobre las colonias marroquíes utilizando la excusa de la religión”. En el informe sobre la financiación del islamismo en España, el CNI brinda otro ejemplo de la utilización del islam con fines políticos. En noviembre de 2008, recuerda, “el Ministerio de Asuntos Islámicos de Marruecos convocó y financió íntegramente una reunión, en Marraquech, a la que asistió un gran número de imanes y responsables de comunidades islámicas en España”. Allí se les prometió “financiación para sus asociaciones y mezquitas a cambio de someterse al control del régimen y adherirse a sus postulados”. La estrella de aquel encuentro fue Yassin Mansouri, jefe del principal servicio secreto exterior marroquí (DGED), quien ofreció una charla ante los imames y otros responsables asociativos.
Marruecos sufre una grave crisis de gestión política y económica. Desde mayo de este año, en Alhucemas (Rif) nos encontramos con cientos de detenidos por manifestarse. Según Amnistía Internacional, al menos 66 personas detenidas en relación con las protestas masivas en esta región han denunciado haber sufrido tortura y otros malos tratos bajo custodia –sometidas a brutales palizas, asfixiadas, obligadas a desnudarse, amenazadas con ser violadas e insultadas por la policía–, en ocasiones para obligarlas a “confesar”. Para justificar estas detenciones, las autoridades han usado como siempre las mezquitas: el viernes 26 de mayo, en Alhucemas, el imán de la mezquita proclamó que “quienes se manifiestan por los derechos sociales están cometiendo un pecado castigado por Allah”. Este discurso fue llevado a cabo por orden del Ministerio de Habús y Asuntos Islámicos.
Así se convierte Marruecos en un “socio preferente” de la UE y de España, elaborando y fomentando la cultura religiosa conservadora, una fácil herramienta de radicalización manejada por el Estado –y protegida por la Constitución– contra los ciudadanos desde su infancia; así ejerce su control sobre el pueblo marroquí y sobre Europa… disfrazado de gendarme que protege las fronteras de la droga que se siembra y recoge en su propio país. Así utiliza a los inmigrantes, facilitando su proximidad a las vallas; así se sirve de los radicales que el régimen produce… mientras la lucha antiterrorista conduce a los Gobiernos –español y del resto de la UE– a abandonar la causa saharaui pese a estar amparada en el derecho comunitario y el internacional, a silenciar la vulneración de los derechos humanos en Marruecos y a mirar para otro lado ante las revueltas en el Rif.
El camino más fácil para reducir o eliminar los apoyos al pueblo rifeño o a cualquier región de Marruecos, es convertir a los ciudadanos en sospechosos.
El discurso dominante, que va perdiendo fuerza, es “no, esto no tiene nada que ver con el islam. No, esto no tiene nada que ver con Marruecos”. El problema es que esto tiene sí que tiene que ver con el islam, ¡esto tiene que ver con Marruecos!
Un gran vivero del Estado Islámico, en el corazón de Marruecos
En apenas un cuarto de hora de tranvía y cinco minutos de taxi se llega desde el Palacio Real o el Parlamento de Marruecos, en Rabat, a los barrios de Oued Adahab y Rehma, en la ciudad de Salé, donde viven un millón de habitantes. Los dos barrios, separados por una glorieta, no son especialmente peligrosos ni problemáticos. Pero desde sus calles han partido a Siria unos cien yihadistas desde 2011 para integrarse en las filas de organizaciones yihadistas y, sobre todo, el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). La fuente que ofrece tal cifra, a falta de datos oficiales, es Issam Chouider, responsable de prensa del Comité Conjunto para la Defensa de los Detenidos Islamistas (CCDDI), y Abdelá Hamzaoui, vecino del barrio y activista salafista. Ambos prefieren hablar al margen de la organización de defensa de presos y presentarse como “investigadores sociológicos”.
El responsable de la Oficina Central de Investigaciones Judiciales (BCIJ, por sus siglas en francés), Abdelhak El Khayyam, ha declarado en varios medios marroquíes que “durante un cierto periodo” los yihadistas que partían a Irak y Siria provenían de las ciudades del norte de Marruecos, como Tánger, Tetuán o Martil. Sin embargo, en los últimos años, según El Khayyam, las células de supuestos terroristas detenidos (509 en los dos últimos años) provienen de todas las regiones. En los barrios de Oued Adahab y Rehma vivían varias menores pertenecientes a una supuesta célula terrorista de mujeres desmantelada en octubre.
A simple vista no hay nada que vuelva a estos barrios distintos respecto de otras zonas humildes de Marruecos. Abundan los vendedores ambulantes de frutas, hay bastantes calles sin asfaltar, casas con pequeños huertos y pocas instalaciones deportivas. La pregunta que surge es por qué ha partido desde aquí tanta gente para integrase a las filas del Estado Islámico. Chouider, representante del comité de islamistas arrestados, explica: “En estos barrios populares, que están medio abandonados por parte del Estado, hay vecinos que hacen mucho a cambio de nada, que siempre ayudan a los demás. Cuando alguien de ellos parte para Siria, detrás de él suelen ir diez”.
El activista Hamzaoui añade que muchos se fueron a luchar contra el régimen de Bachar el Asad porque no podían soportar “la sangre derramada de los niños”. “Con Siria tenemos en común no solo la lengua y la religión. Desde hace más de 20 años vemos series de televisión sirias, hay un contacto de amor y respeto. Y aquí mucha gente vio que los Gobiernos no reaccionaban a la petición de ayuda del pueblo sirio y se fueron”, añade Hamzaoui. Y Chouider remacha: “Se convencen a través de Internet. Los medios de Daesh (acrónimo de Estado Islámico, en árabe) cuentan mentiras a menudo, pero tienen una gran influencia sobre los jóvenes”.
En cuanto al perfil de los que se van, ambos aseguran que hay de todo: “Los hay de clase alta, con mucho dinero, y también muy pobres”, señala Chouider. “Pero la mayoría suelen ser de clase media. Por clase media quiero decir que tienen al menos el dinero suficiente para pagarse el viaje en avión a Turquía”.
Chouider y Hamzaoui aclaran que ellos no solo no tienen nada que ver con el Estado Islámico sino que intentan convencer a muchos jóvenes para que no caigan en las redes del ISIS. En España, sin embargo, el juez Eloy Velasco estimó en un auto el pasado enero que el Comité Conjunto para la Defensa de los Detenidos Islamistas “no es más que una organización que apoya y ayuda a los terroristas yihadistas”. Chouider esgrime que Daesh adoctrina a su gente para que cuando la policía los detenga ellos digan que los miembros del comité también pertenecen al ISIS. “Sin embargo, desde la creación de la asociación en 2011, la policía marroquí nunca ha detenido a ninguno de nuestros miembros”, señala.
No obstante, Chouider reconoce que el antiguo coordinador general de su asociación, Anas Halaoui, partió en 2013 a Siria para hacer la yihad y murió al cabo de seis meses. Sin embargo, insiste en que su organización intenta apartar a los jóvenes del camino del ISIS. “Lo hacemos de forma indirecta, porque si vamos hacia ellos diciéndoles que lo que están viendo en los medios de Daesh no existe vamos a provocar un rechazo hacia nosotros. Así que intentamos hacerlo poco a poco”.
España y Marruecos acuerdan intensificar la colaboración contra el terrorismo
Los ministros de Interior de España, Juan Ignacio Zoido, y de Marruecos, Abdeluafi Laftit, han coincidido este martes en la necesidad de intensificar el intercambio de información y las políticas preventivas para evitar los atentados terroristas como los de Barcelona y Cambrils del día 17, que causaron la muerte de 16 personas.
“España y Marruecos coincidimos en reforzar aún más el intercambio de información sobre personas susceptibles de incitar la radicalización”, ha dicho Zoido a través de su cuenta de Twitter.
Durante la reunión, Zoido confirmó la detención de dos marroquíes en relación a los atentados de Cataluña y ha explicado que uno de ellos, vendedor de butano y detenido en Casablanca, fue “presuntamente quien suministró las bombonas encontradas en Alcanar”. Además, ha dicho que “ambos han sido puestos en libertad después de tomarles declaración”.
En su tercera visita a Rabat desde que asumió el cargo, Zoido ha asegurado que “la estrecha colaboración entre España y Marruecos en materia antiterrorista está ofreciendo buenos resultados”, a pesar de que Marruecos se ha convertido en el centro de atención tras los atentados de Cataluña debido a que once de los doce terroristas de la célula que los llevó a cabo eran marroquíes.
Zoido ha agradecido la “cooperación necesaria, magnífica y leal” de Marruecos, no solo en la lucha contra el terrorismo sino también contra la emigración irregular. Además, ha dicho que la cooperación policial entre ambos países debe reforzarse “en la prevención y la lucha de la radicalización violenta, comenzando por las raíces donde se gesta la ideología terrorista”.
Por su parte, Laftit ha apuntado hacia las mezquitas anárquicas y los imanes extremistasque actúan en España como responsables del terrorismo. “Los hijos de los emigrantes marroquíes de segunda y tercera generación que nacieron en los países europeos necesitan una atención especial que evite que caigan en las garras del terrorismo”, ha dicho Laftit en una rueda de prensa posterior al encuentro con Zoido, especificando que se refería especialmente a “las mezquitas no controladas y a algunos imanes extremistas”.
Laftit trajo a la reunión la cuestión de los imanes y ofreció la cooperación de Marruecos en el terreno utilizando a Francia como ejemplo, con quien Marruecos tiene un convenio de formación de imanes, han informado a Efe fuentes asistentes a la reunión.
Aunque la lucha contra el terrorismo ha sido el principal tema del encuentro, la emigración irregular también ha estado entre los temas discutidos, y Zoido ha recordado que “la colaboración de Marruecos ha sido fundamental para evitar varios asaltos masivos” a las vallas de Ceuta y Melilla.