LOS HUEVOS DEL GALLINERO ESPAÑOL NOS SABEN MAL
TORREVIEJA (Reflexiones de José Juan Cano Vera).
Se nos acumulan los problemas de todo tipo y clase de setenta y nueve por ciento de los cuarenta y cinco millones que somos todo los habitantes de este país crispado por sus diversas crisis que nos vienen llegando desde la década de los ochenta o entre los más optimistas por los años noventa. Nos abofetean sin que los gobiernos ni sus partidos ni sus líderes sepan evitar los atropellos, los abusos y lo que es peor, las injusticias, ya que el ESTADO DEL DERECHO hace aguas, hasta el punto de que la mala leche agriada se desborda, una crisis superlativa que en unas semanas jueces y fiscales proyectan ir a la huelga. Están hartos, y llevan razón, judicializado el país con unos tribunales a tope y desbordados, escasos de medios humanos, técnicos y mecánicos. Y encima, presionados y politizados, desde dentro y desde fuera.
“Si no logramos un acuerdo nacional conjunto firmado en el CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, corremos el riesgo de entrar en un infierno. La situación va a peor y habrá elecciones a cara de perro. Antes que termine este año”, me comenta mi vecino de apartamento, un ex fiscal canario, apesadumbrado. Y añade: “mira este guasap que he recibido esta mañana. ¿usted cree que este país se toma en serio la situación que venimos soportando desde que el populismo radical se ha infiltrado en una sociedad inerme e indefensa?”. Leo el WhatsApp: “En este gallinero de tantos gallos españoles, los que ponemos los huevos somos las gallinas. ¡Fuera el machismo!».
Irremediablemente, no son solo las crisis monetarias, financieras y económicas, nos hundimos en la corrupción ética y moral. Ahora toca partir al pueblo español en otros dos bandos irreconciliables mediante una falsa revolución feminista instrumentalizada, manipulando a millones de personas, arrancando de premisas reales y auténticas para llegar a conclusiones explosivas sin entrar en un análisis riguroso o en un diálogo interrumpido hace ya siglos, desde LAS CORTES DE CÁDIZ aunque no se supo entender que en el fondo el binomio enfrentado mujer-hombre es cultural y religioso por tradición. Ahora se ha añadido el político con tintes extremistas y ácratas, impulsado por el sectarismo ideológico.
Una tragedia que se asoma en millones de familias rotas, aniquiladas y dispersas en unos sistemas en los que fluye la violencia física, psicológica y social. La ley de la selva humana. En España va a peor, estamos en las fronteras de un desierto sin principios. Nos están invadiendo utilizando el odio como arma de destrucción masiva, y la desinformación que añade más leña al fuego violeta y amarillo.
En esta refriega de multitudes, de colectivos, partidos y personas, el suelo español ha sido minado, palmo a palmo por el más poderoso vehículo que nos amarga la vida. El dinero a cualquier precio, y en la banca, la gran potencia global que nos machaca como conejillos de indias y alimenta todo tipo de guerras, enfrentamientos y revueltas, lanzando mensajes y consignas que bajo un aparente humanismo buenista se esconden las mentes y manos que lo pueden todo, y lo mueven todo. Sin duda, nuestras vidas, nuestra existencia soliviantada y agriada. Para ellos, lo peor infinitamente multiplicado es lo mejor. Ya lo estamos sintiendo en nuestras propias carnes, día a día. Es una verdad total lo que afirmaba el papa Francisco “el capitalismo mata, el populismo radical mata, pero el odio mata más”.