A cuatro días de que comience la campaña electoral, no hay ningún debate fijado en la agenda entre los candidatos a la presidencia del Gobierno. La respuesta hay que buscarla en el PSOE. A finales de febrero, los socialistas mostraron una predisposición positiva a participara en debates, coherente con lo que Pedro Sánchez ha practicado tanto en las primarias del partido como cuando fue candidato a las elecciones en 2015 y 2016.
El PSOE quiere «atender todos los debates que se planteen y con quien sea». «No vamos a vetar a nadie», dijo hace casi un mes y medio José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE y responsable del Comité Electoral junto a Iván Redondo, jefe de Gabinete del presidente en Moncloa. En ese momento, se daba más que por hecho un debate a cinco que incluyera a Vox. Según fuentes de Ferraz, el PSOE no estaba por la labor de vetar a nadie y a nadie tiene miedo. Según los malpensados, a Sánchez le conviene polarizar con Vox y vincular a Pablo Casado y a Albert Rivera a Santiago Abascal.
Desde entonces, los socialistas han ido rebajando las expectativas. Tanto, que al ser preguntado por si habrá y cuántos, Sánchez eludió confirmar su disposición o garantizar que al menos habrá uno. “En relación al debate, hay que preguntar al Comité Electoral”, dijo sin más el candidato en una entrevista publicada este domingo por El Confidencial.
Tres grandes posibilidades
Hasta, hay tres grandes ofertas sobre la mesa con lugar y fecha. Atresmedia, el grupo que engloba a Antena 3, La Sexta y Onda Cero, ha ofrecido el martes 23 de abril para un debate a cinco en el que participen los líderes de PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos y Vox. El 16 de abril, Mediaset (Telecinco, Cuatro), propone un cara a cara entre Sánchez y Pablo Casado.
El 22 de abril, RTVE plantea un debate entre los cuatro principales partidos con representación parlamentaria. Aunque quisiera, la legislación electoral podría impedir al ente público incluir a Vox al no tener ningún escaño en las Cortes Generales, como en 2015 pasó con Podemos y Ciudadanos.
La tardanza del PSOE en responder ha encendido todas las alarmas en PP y Ciudadanos, que llevan semanas exigiendo a los socialistas que se comprometan a debatir al máximo nivel y en varios formatos. Tanto PP como Ciudadanos han reclamado por escrito encuentros cara a cara entre ambos líderes. El PSOE ha respondido, hasta ahora, que se lo tiene que pensar porque no quiere hacer un cara a cara con cada uno de los candidatos sino sólo con aquel que tenga más posibilidades como alternativa. Y el PSOE asegura que no está claro quién la representa, si es que hay. «Cada partido tiene su estrategia y nosotros tenemos la nuestra», explican fuentes de Ferraz.
Rechazar debates a lo Rajoy
Fuentes de los populares y los naranjas explican a este periódico que temen que Sánchez se niegue a debatir. Es lo que antes hizo ya Rajoy. La campaña del presidente del Gobierno está siendo muy medida. Sin ruedas de prensa, con entrevistas contadas y muy controladas. Eso sí, celebra casi un mitin al día en formatos muy rígidos, sin preguntas ni intervenciones del público, en los que puede repetir sin miedo a equivocarse los mensajes fuerza: la alerta contra la ultraderecha o un tripartito conservador y la reivindicación del Gobierno socialista como único proyecto que haga avanzar al país. Sánchez habla, coloca su mensaje y los suyos aplauden. Poco más.
Mucho ha cambiado en el PSOE. En las últimas elecciones, Sánchez partía en clara desventaja frente a Rajoy. Se presentaba con un liderazgo recién estrenado y en competencia con los nuevos partidos, con los que aceptó debatir incluso aunque no compareciese nadie del PP. Necesitaba los debates porque tenía mucho camino que recorrer. Frente a él, Rajoy partía de una posición más cómoda. Los debates no le hacían falta.
El precedente de 2015
Sánchez aceptó un debate a cuatro con líderes, salvo el del PP, que envió a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Después, sólo pudo optar a un cara a cara con Rajoy en 2015 (en el que le espetó no ser “decente”) y a un debate a cuatro antes de las de 2016.
Los manuales de campaña electoral desaconsejan una elevada exposición de los candidatos cuando la campaña va bien. Así se evitan errores. Es exactamente lo que está haciendo Sánchez, con muchos altavoces al estar en el Gobierno y con una estrategia que, según las encuestas, está dando resultado. Aunque hay quien dice que debatir tendría muchas ventajas (todos contra él, la visualización de su proyecto por contraste al de sus adversarios), también son ocasiones propicias para cualquier error letal que le dé una patada a la trayectoria en teoría positiva que dibujan los sondeos.
Fuentes del PSOE aseguran que lo más probable es que haya al menos un debate, pero un portavoz oficial de Ferraz no lo confirmaba este domingo. “Aún no lo tenemos decidido, depende del Comité Electoral”, explicó esta fuente.