Cuando Inés Arrimadas estaba a punto de ser investida presidenta de Ciudadanos, este periódico reunió a los fundadores y les preguntó por el rumbo que -a su juicio- debía tomar el partido. Albert Rivera había perdido 47 escaños y la organización languidecía al borde de la irrelevancia.

Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional y uno de los más implicados en aquella aventura comenzada en junio de 2005, resumió así sus deseos: «Ojalá Inés resitúe al partido en el centro y no se empeñe en liderar el bloque de la derecha». Casi un año después, concluye durante una conversación con este periódico: «Lo está haciendo bien, le guía qué es lo mejor para España».

La frase ilustra el vínculo recientemente recuperado con el proyecto que fundó. De Carreras se dio de baja de Ciudadanos antes de las elecciones generales de abril, firmemente convencido de que Rivera se equivocaba con su veto inamovible al PSOE. No lo hizo público por una cuestión de lealtad: evitó que su adiós ennegreciera la campaña electoral de los liberales.

Pero, a mediados de junio, cuando Ciudadanos sumaba mayoría absoluta con el PSOE, publicó una carta en El País para solicitar al que había sido su alumno en la universidad que «rectificara». «No entiendo que ahora nos falles», le dijo. También le acusó de «anteponer supuestos intereses de partido a los intereses generales de España». Una acción a la que «Inés le ha dado la vuelta».

En varias ocasiones, este prestigioso jurista ha asegurado no tener ningún afán de tutela, pero alzó la voz en aquel mes de junio porque dilucidaba que Rivera estaba laminando los principios de Ciudadanos. «El partido nació para pactar a derecha e izquierda y así conseguir mayorías alejadas de las influencias separatistas», relató entonces.

Contra los extremos

De Carreras atiende a EL ESPAÑOL precisamente pocos días después de mantener una reunión pública con Inés Arrimadas. Fue en la sede de Ciudadanos y acudió en calidad de miembro de La España que reúne, una plataforma que aboga por la unión del constitucionalismo.

Sin entrar en demasiados detalles, reconoce que su «relación personal con Inés es buena» y que «intercambian puntos de vista de vez en cuando». También desvela que, tras el batacazo electoral de noviembre, Arrimadas se puso en contacto con él y que tomaron «un café». «A Rivera no le guardo rencor, simplemente creo que se equivocó. No hemos vuelto a hablar», sintetiza.

«Una parte de mi corazón está en Ciudadanos, por supuesto. No puedo negarlo. Cuando veo una información vinculada al partido, me la leo», resume De Carreras. Este catedrático de Derecho Constitucional evita hablar de «reconciliación» porque aduce no haber estado «enfadado», pero sí reconoce el refuerzo de su vínculo tras «el giro» dado por Arrimadas.

-¿Volverá a afiliarse a Ciudadanos?

-No, no… Yo ya no tengo edad para afiliarme a nada -se ríe-. Pero creo que en España hace falta un partido como Ciudadanos, que pueda pactar, desde el centro, a izquierda y derecha. Así se evita el auge de los extremos y de los nacionalistas.

De Carreras aclara que su postura nada tiene que ver con «ir de la mano con Sánchez»: «Creo que deben estudiarse los Presupuestos y ver en qué cosas se puede alcanzar un acuerdo». Con esa táctica -incide-, Ciudadanos «ha influido mucho a lo largo de estos meses».

En relación a situación catalana, asegura: «Me preocupa mucho… Aunque a Ciudadanos las encuestas siempre le dan allí muchos menos escaños de los que luego obtiene. Ya que usted me pregunta, le diré que estoy de acuerdo con la unión de los constitucionalistas, pero siempre que estén los tres, incluido el PSC. Creo que el PSC rechazará la propuesta. En ese caso, pienso que Ciudadanos debería presentarse en solitario. Ir a solas con el PP le alejaría del centro».

 
 

FUENTE: ELESPAÑOL