La UCO elabora un informe para el ‘caso Púnica’ sobre las relaciones mercantiles entre el expresidente valenciano y el exalcalde de Cartagena, quienes en apariencia trataban de cerrar negocios en América

 

Una de las incógnitas del ‘caso Púnica’ aún no del todo esclarecidas radica en establecer cómo un desconocido informático valenciano, Alejandro de Pedro, y un exalcalde socialista de Cartagena reconvertido más en ‘conseguidor’ que en hombre de negocios, José Antonio Alonso, lograron codearse con algunos de los más ‘granados’ personajes del PP nacional y llegar incluso a colocarles sus dudosos servicios de lavado de reputaciones en internet. Porque, por más que se pueda echar la vista encima a la hoy senadora y exalcaldesa cartagenera Pilar Barreiro -íntima amiga de Alonso, que es verdad que sí les echó una mano a nivel regional-, las cuentas para explicar tan elevados contactos seguirían sin cuadrar.

Ahora, al cabo de tres años de investigaciones, impulsadas desde el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, empieza a quedar de manifiesto que las vinculaciones entre Alonso y quien fue ministro y presidente de la Generalitat Valenciana, Eduardo Zaplana -de origen cartagenero-, eran bastante más estrechas de lo que en un principio se intuía. Y que este último no solo habría ejercido como mediador para que Alonso pudiera acceder a cumbres de la política que le parecían vedadas, como Ana Botella o el expresidente valenciano Alberto Fabra, sino que incluso estaban planeando montar una sociedad conjunta. Una mercantil en la que iban a ir ‘a pachas’, ‘fifty fifty’ que se dice en el ‘business’, y en la que, eso sí, Eduardo Zaplana, hombre tremendamente discreto, prefería no figurar. No fuera que alguien, cualquier día, le fuera a reprochar que estuviera «asociado en sociedad con tales socios», que canta Joaquín Sabina.

Pese a tanta prudencia, estas relaciones no han pasado desapercibidas para los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que llevan años tratando de desentrañar la tupida madeja del ‘caso Púnica’ y que están redactando un informe específico sobre los negocios que presuntamente preparaban Zaplana, Alonso y De Pedro. Para ello están analizando un buen puñado de ‘emails’ que unos y otros se entrecruzaron allá por 2013 y principios de 2014 y que ofrecen claves sobre varios de sus aparentes planes por Centroamérica y Sudamérica.

En un correo remitido por De Pedro a Agustín Alonso en octubre de 2013, le hacía saber que había que crear tres sociedades. «La primera es con Zaplana, donde él ya ha marcado quién va como socio (…). El reparto es 50% él, 50% nosotros. Registralmente no puede ligarse la empresa de Zaplana ni con Eico, ni con Madiva, ni con la futura del fondo»

«Querido compañero»

Según se recoge ya en otro informe previo -referido a los contactos que este grupo estableció con el entorno de la entonces alcaldesa madrilena Ana Botella para tratar de hacerle trabajos de mejora de imagen en las redes sociales-, los correos de mayor interés para los UCO parecen arrancar con el que Alonso le envió a Zaplana a las 9.48 horas del 8 de agosto de 2013. «Querido compañero. Tu secre ya tiene el perfil de Ana (Botella), y Alex (De Pedro) ya tiene cerrado su viaje a Colombia del 2 al 7 de septiembre. Un abrazo».

Apenas tres días más tarde era De Pedro quien se atrevía ya a enviar mensajes directos a Zaplana, aunque -eso sí- dando la referencia de Alonso. «Hola, Eduardo. Soy Alejandro (J. A. Alonso) De M. (secretaria de Zaplana) no tengo noticias para el tema de Bogotá. Abrazos». Y al cabo de diez días, le insistía: «Por cierto, ¿de Colombia sabemos algo? Un abrazo».

La relación epistolar se recuperaba un par de semanas más tarde. En apariencia, con buenas nuevas. «Buenos días, Eduardo. Ya estoy en Madrid. Ha ido muy bien por Bogotá», le comentaba el 13 de septiembre.

Confiar en que las referencias a esos posibles negocios en Sudamérica fueran a pasar desapercibidas para los sabuesos de la UCO viene a ser, valga el símil predatorio, como confiar en que el rastro de un venado herido pase desapercibido para un lobo hambriento. De forma que, con el objetivo ya centrado, estos agentes siguieron sumando datos cuando dieron con otro correo, de fecha 4 de diciembre, en el que Alonso informaba a su socio De Pedro del resultado de las últimas gestiones con Eduardo Zaplana. «Compañero, esta mañana he estado con E.Z.. Como te he dicho en el email hemos tratado tres temas: Uno, el societario. Le he insistido en que Elena tiene todos los datos y estamos a la espera de que nos diga en qué notaría se firma.

Dos, le he solicitado una entrevista en Panamá a Domingo Arias para presentarle nuestra compañía y servicios.

Tercero, le he insistido en la importancia y urgencia de concretar nuestros servicios, presupuesto y cobro a A.B. (Ana Botella).

Se ha comprometido a que, sin falta, el punto 1 y 3 los resuelve la semana que viene, y el 2 me contestará entre mañana y el lunes. Creo por tanto que si Juan Carlos no concreta la entrevista con Roxana Méndez pronto, no es preciso que yo haga el viaje a Panamá y nos ahorremos el gasto. Un abrazo».

Con este material en las manos, los investigadores hicieron constar al juez Manuel García Castellón, en su anterior informe, que «queda de manifiesto las relaciones societarias y de negocio (vinculado a trabajos reputacionales de la alcaldesa de Panamá) de José Antonio Alonso, Eduardo Zaplana y Alejandro de Pedro», y además anunciaban un análisis específico sobre la naturaleza de esta comunión de intereses.

Es más, en este punto recordaban la localización de otro correo, «de especial interés policial», relativo a la creación de una sociedad «en la que participaría Eduardo Zaplaza, quien habría marcado quién va como socio y con la importancia de que en ningún caso registralmente podría ligarse la empresa de Zaplana ni con Eico ni con Madiva (mercantiles vinculadas a Alonso y De Pedro)».

«Y se lo pasemos al susodicho»

Ese ‘email’ interceptado por los UCO fue remitido el 16 de octubre de 2013 por Alejandro de Pedro a Agustín Alonso (hermano del exalcalde de Cartagena). Después de saludarle con un «¿qué tal todo, compi?», el informático le hacía saber que «tenemos que crear tres sociedades ya: La primera con Zaplana, donde él ya ha marcado quién va como socio, por lo que propongo que lo muevas, marques fecha de firma con bastante tiempo y se la pasemos al susodicho. El reparto es 50% él, 50% nosotros. De esa sociedad yo le propuse unos nombres, pero no sé en qué estado se quedó con eso. (Las otras dos sociedades mencionadas no tienen relación con este asunto)».

«Por otro lado -añadía De Pedro a su amigo-, nuestro 50% de la primera, ¿con quién lo firmamos? Había pensado que si queréis, podemos constituir una sociedad ambas familias, Alonso-De Pedro, donde tuviéramos el 50% cada uno y firmáramos las dos de arriba con esta sociedad. Esta puede ser una alternativa. La otra, que cada uno vaya con el titular que quiera, lo comentamos».

Y acaba alertando a Agustín de que «en cualquier caso, registralmente no puede ligarse ni la empresa de Zaplana ni con Eico ni con Madiva, ni con la futura del fondo». Una advertencia que apunta a un aparente interés de que nadie, por las razones que quieran imaginarse, pudiera conocer que Zaplana mantenía relaciones mercantiles con la sociedad De Pedro-Alonso.

Supuestos testaferros

Pero el correo va un poco más allá, ya que además viene a confirmar lo que desde hace meses resultaba bastante evidente, y es el aparente uso de testaferros en las sociedades vinculadas al tándem De Pedro-Alonso. «Pero a mí me surge una duda -se confesaba el informático con Agustín Alonso-, y es que ya no sé cómo hacerlo (lo de crear mercantiles sin figurar los auténticos titulares). En Madiva puse a mi suegra, en Eico a mí, ¿y en el resto? Tendrá que haber alguna fórmula, digo yo, de no aparecer. Esto Agus me contestas tú».

Con estos barros ya descubiertos por la UCO habrá que ver qué lodos desvelan en su anunciado informe.

 

 

 

 

 

 

FUENTE: LAVERDAD