El grupo Volkswagen sigue con preocupación los riesgos de seguridad jurídica que implica la situación en Cataluña y ha decidido encomendar a su filial Seat evaluar y decidir si conviene o no cambiar de sede social, según confirman a EL MUNDO fuentes próximas a la cúpula de la empresa española. Las conversaciones entre el cuartel general de Wolfsburgo y la filial española con sede hasta ahora en Martorell (Barcelona) se han multiplicado en las últimas semanas. De hecho, está ultimado un plan de cambio de domicilio social por si fuera necesario por seguridad jurídica y protección de accionistas, trabajadores y clientes.

El grupo alemán no tiene objeción en abandonar el domicilio social en Cataluña, pero ha dejado en manos del consejo de administración de Seat, que preside Francisco Javier García Sanz, la decisión de si es necesario y cuál es el momento adecuado. Seat aguarda ahora los acontecimientos que se pueden desencadenar a partir de este jueves, cuando vence el plazo al requerimiento al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.

Como el grueso de grandes empresas de Cataluña, Seat ha venido preparando con discreción un plan de contingencia para cambiar la sede social con la esperanza de que no tener que ejecutarlo, según las fuentes consultadas.

Otros grandes grupos como CaixaBank y Sabadell, que, al contrario que Seat cotizan en Bolsa, tuvieron que ponerlo ya en marcha tras el referéndum ilegal, pero el grupo de automoción ha podido esperar hasta ahora. Pero la incertidumbre se está prolongando demasiado tiempo.

La preocupación tanto en Seat, un emblema de la industria en Cataluña, como en el cuartel general de Volkswagen es la supuesta legalidad paralela que pueda impulsar la Generalitat en tanto el Gobierno central logra restaurar el Estado de derecho. En los documentos incautados por la Guardia Civil queda en evidencia que la Agencia Tributaria Catalana intentaría rápidamente conseguir recaudación de las empresas con sede social y fiscal en su territorio y Seat es una de las piezas más golosas que quedan para el departamento que dirige Oriol Junqueras por sus elevados beneficios. Ganó 232 millones en 2016.

Ante ese riesgo, hay que preparar una salida y el ex ministro de Industria y ex líder del PP catalán, Josep Piqué, tiene un papel relevante en la decisión. No sólo es miembro del consejo de administración de Seat, sino que preside la Comisión de Auditoría, Cumplimiento y Buen Gobierno. Esta comisión es la encargada de evaluar los riesgos de la compañía, y el más evidente del momento es su situación en Cataluña. Piqué, por tanto, deberá ser el ponente en el consejo de administración de toda decisión que afecte al cambio de la sede social. El ex ministro del PP ha mostrado en las últimas semanas en declaraciones públicas una férrea defensa de la Constitución y el ordenamiento jurídico.

El portavoz oficial de Seat no comenta hasta ahora planes específicos de cambio de sede y se limita a reclamar «un entorno político estable que permita seguir invirtiendo para generar crecimiento y empleo». Por su parte, el principal ejecutivo de la automovilística española, el italiano Luca de Meo, ha relativizado el problema apuntando que «Seat sabe adaptarse».

La vuelta de la sede social de Seat a Madrid, en donde estuvo hasta que se completó la compra de la marca española por parte Volkswagen, no pondría en peligro los puestos de trabajo de los operarios de la fábricas que mantiene en Martorell y en Zona Franca. Del mismo modo, la marca mantiene los proyectos ya aprobados entre los cuales figura el del nuevo todocamino de tamaño mediano cuyo nombre sigue sin decidirse por causa de la situación política. Un coche que, además, no se fabricará en España, sino en la gran fábrica del consorcio alemán en Wolfsburgo.

En cuanto a las plantas catalanas, la gama de modelos que les han sido confiadosles asegura una carga de trabajo estable de al menos cinco años..

Por su parte, el presidente del comité de empresa de Seat, Matías Carnero, aseguró en la cadena vasca ETB que su empresa está recibiendo presiones para cambiar de sede. Dijo: «Son presiones políticas o monárquicas, no lo sé. El Rey al igual que Mariano Rajoy conoce a consejeros de Seat». No obstante, relativizó el efecto inicial en la producción y el empleo que implica un cambio de sede, porque «sería cambiar a Madrid un teléfono, una silla y los impuestos que se vean afectados». Las asociaciones empresariales, sin embargo están advirtiendo que las empresas que abandonan su sede en Cataluña es difícil que vuelvan y puede terminar teniendo efectos duraderos en el empleo.

 

 

FUENTE: ELMUNDO