HOY, EL DIA QUE RAJOY DEBE DAR LA CARA

ANALISIS DE JOSE JUAN CANO VERA.

 

Ha llegado el día en el que debe mojarse Rajoy en el río revuelto de una nación en sus peores tiempos, pero esta vez arropado por Pedro Sánchez, el líder que sube en el aprecio de la gente decente, y Albert Rivera, la joven promesa, el nueve de la selección nacional, joven, reformista y abierto al diálogo sensato sin poner en tela de juicio las leyes, el Estado de Derecho y la seguridad nacional, porque el torpedeo catalán no es un juego de niños, sino de fanáticos bendecidos por curas medievales escondidos en conventos y palacios. Es el día de dar la cara todos, todos los españoles sin rendirse a chantajes impresentables. No puede repetirse otro octubre del 34. Sería un nuevo salto mortal en el vacío de la mano de los sediciosos y el comunismo totalitario que hundió a la República a la que traicionó en compañía de otros. Perdieron la guerra porque la hicieron divididos y articulada por demasiados mandos y comisarios, y traicionados sobre todo por los separatistas catalanes y vascos, estos entregándose firmando papeles a los aguerridos italianos que corrían aterrorizados en Guadalajara que no era precisamente Adis Abeba.

 
VIRGILIO mantenía una teoría activa que en política es inmutable y de urgente necesidad, siempre rentable: «Vires acquiri eundo». Algo así como que la fuerza se adquiere avanzando, regla que hizo grande a Roma, la madre de la cultura y la civilización occidental no eslava que dio paso al Estado del Derecho pero sin olvidar ni un segundo en imponer la pax romana. No terminaron de romanizar a la incipiente HISPANIA, ya España, refugiada en las trincheras de la incultura a la espera de ser derrotada en la batalla de Guadalete por las hordas africanas que nos dejaron un poso de la barbarie de  luchas religiosas que estallaron durante más de siete siglos en la Península Ibérica. Ni entonces se sabia de una raza superior acampada en una región llamada Catalonia sino algo así como Aragón que extendió sus dominios hasta las fronteras murcianas hoy en manos del Club blaugrana con sus peñas desequilibradas o dudando si pasar el río en riada permanente.                   

 

 

Solo en los reinados del bueno y pacífico Fernando VI y el político monarca Carlos III, España permaneció en un oasis de paz y prosperidad, sin que Cataluña diera señales de vida, sometida al yugo de sus amos hasta la rebelión de los segadores y la llegada al Trono de la Casa Real de los Pujoles, padres de la patria separatista a la que robábamos los feroces españoles como les contaban los flamencos de Bélgica y los holandeses asustando a sus hijos cuando perdían el apetito o pataleaban por los abusos de sus mayores. Eran días de gloria, los cocos de Europa y los monaguillos del Papa, aunque Carlos I de España y V de Alemania mandó invadir Roma, saquearla a fondo y meter en prisión al Papa, gesta que estuvo en manos de los tercios catalanes y sus señores feudales. Finalmente los suizos pactaron un acuerdo pero robaron a los desdichados hijos del Condado de Cataluña, siempre situada entre dos y hasta tres frentes. Desde aquellas fechas de regocijo la guardia del Sumo Pontífice es helvética, la confederada, que es el otro modelo de vida que pide Puigdemont rechazada la oferta de mediación de Kosovo, la nación más mafiosa de Europa. Allí también se adiestran los yihadistas rodeados de mezquitas en las que sus habitantes van más armados que un tejano norteamericano.

 
«Aequam memento rebus in arduis servare metem» me explicaba mi profesor de latín cuando el régimen de Franco presumía de humanista, pura escoria eclesial para nuestros políticos de hoy, del modelo Rufián. Aclaraba Horacio que recordemos mantener la mente serena en momentos difíciles, tal como calculaba Azaña y el estraperlista Lerroux, presidente del Gobierno y cañonear a Barcelona hasta rendirla con sus Mossos d´Esquadra dando ejemplo de valía castrense. Hoy los que se van corriendo son los empresarios con las avanzadillas de los pensionistas abriendo cuentas corrientes y cartillas en las regiones limítrofes. No han sido los blindados los que han hecho temblar las calles atestadas de chicos y chicas de la CUP. Ellos practican el nihilista deporte de romper la ley, oler los contenedores de la basura política y ciscarse en la Democracia burguesa europea, empezando por la debilitada española que Pablo Iglesias iba a salvar dividiendo a las regiones en tres clases distintas y diferentes. Es lo suyo, dividir, destruir y conspirar con su teniente general, desaparecido del mapa. Qué orgullo, mi general estar al mando de esa tropa francotiradora disparando plomo a su patria o a sus patrias, las diecisiete Españas, país de países como nos ha aclarado el agudo genio Pablo Iglesias y su sabueso intelectual apellidado desafortunadamente Monedero en un país con demasiados pobres.   

Me río con algo de sorna gallega, retranca murciana y humor andaluz recordando una larga conversación que mantuve hace  semanas en el Parador de Lorca con un ilustre catedrático de la Universidad murciana, que me decía con su sabiduría de historiador, que los catalanes siempre le recuerdan a los atletas que se preparan cuando se disponen a saltar al principio de una  carrera «nunca han ganado una guerra, salvo la memorable y funesta venganza catalana de Roger de Flor por tierras del Mediterráneo oriental. En este aspecto se parecen a los murcianos». Yo trataba de descifrar la huida, la estampida, el galopar súbito de la fuga de capitales, empresas y españoles peligrosos para la unidad de Cataluña. Tengo dudas de que esta carrera haya sido un movimiento o un ataque de pánico de un colectivo realmente brillante de cabezas bien amuebladas. Sonríe y ríe abiertamente y me explica someramente que ese refrán de chufla hispana de que «Barcelona és bona si la bossa sona» ha sido inteligentemente utilizado por mentes perversas, oído primero el consejo de ese conejillo de Indias que es Montoro y de varios grandes empresarios de multinacionales españolas. Unas chorradas campestres de un tipo iletrado como Rufián anunciando que cuando ellos llegaran al poder los impuestos se elevarían a cotas altisimas, fue la mecha ardiente del anuncio de un terrorismo fiscal sin fronteras. Se rumorea que el dispositivo explosivo lo empleó astutamente Montoro en una cena secreta que tuvo lugar en La Mancha en una finca próxima a Aranjuéz, confirmando con pelos y señales que esta gente de la CUP, Podemos y ERC tenían un plan para robar a los ricos y repartir entre los pobres, un concepto nada novedoso y de dudosa efectividad ya que se sabe que en estos asuntos los políticos suelen apropiarse indebidamente de un hasta cinco por ciento. Y más como es sabido en todo el País Catalán en donde el padrino Pujol sigue cortando el bacalao. Mentira o verdad el caso es que los blindados no han sonado pero están haciendo estragos. Hoy el Gobierno catalán no está al filo de la quiebra. No, está prácticamente quebrado, y es aquí, en este terreno de la bossa que sona se juega la última partida. Incluyendo el artículo 155 y el corte de cabellera del mayor Trapero que ha desplegado un dispositivo de guerra para velar por la seguridad del muy honorable Puigdemont y su Corte, incluso un avión permanentemente aparcado en un aeropuerto privado a treinta y cuatro kilómetros de Barcelona. Ya me creo todo. Muchos dudan porque piensan sabiamente que Mariano Rajoy y la princesa Soraya están más dispuestos, después de fracasar, a negociar cualquier cosa con los golpistas y los «presos políticos» que pasean alegremente por el recinto glorioso de la Generalidad que tratarlos como unos fulanos capaces de llegar a las manos por órdenes recibidas de los capos extranjeros. La destrucción completa del Sistema occidental que ya ha empezado. Mecha y tea, leo. Nacionalistas, separatistas, populistas y pirómanos de la CUP dispuestos a reducir a cenizas la democracia española. Oigan, pero pongan hoy una bandera española para que observen que existimos incluso en las azoteas. A las autoridades y a los dioses del Olimpo político, ni palabra. Se reirían de nosotros. Golfos.