Una profesión considerada de riesgo, pero cuya principal causa de jubilación anticipada por incapacidad no son los problemas físicos derivados de este trabajo sino los psicológicos. Los datos relativos al número de guardia civiles retirados antes de llegar a la jubilación por pérdida de aptitudes psicofísicas son alarmantes, según la documentación aportada por el Gobierno como respuesta a una pregunta escrita del diputado de Unidos Podemos y guardia civil en excedencia Juan Antonio Delgado. Desde enero del año 2012 hasta 2018, se han producido 1.901 jubilaciones por incapacidad de guardias civiles, de las cuales 730 han sido por motivos psíquicos, otras 630 por motivos físicos y 570 por motivos mixtos, o lo que es lo mismo: una prejubilación por causas mentales cada tres días.

Números absolutos que aumentan a 2.298 jubilaciones anticipadas en el cuerpo si se suman todas las escalas profesionales, principalmente cabos, sargentos y brigadas, aunque en estos rangos no se aportan datos sobre las causas. El diputado Juan Antonio Delgado, que lleva trabajando en esta problemática, «el problema oculto de la Guardia Civil«, desde hace más de una década dentro del cuerpo y que ahora continúa su cruzada desde el Congreso, va más allá al considerar que las prejubilaciones clasificadas por motivos ‘mixtos’ se podrían incluir entre las mentales o psicofísicas, poniendo como ejemplo las problemáticas sensoriales.

Estas cifras no son comparables con ningún otro cuerpo de las fuerzas de seguridad, como también demuestran los datos de suicidios, que superan a los producidos en la Policía Nacional. Una problemática arraigada y todavía pendiente de un abordaje integral. Delgado llama la atención sobre la ocultación de estos datos, de hecho, solo se aportan desde 2012 y no de toda la última década, como había solicitado, y una cuestión fundamental: no se diferencia entre hombres y mujeres. A su entender, porque «se intenta seguir tapando el problema, quizá por miedo a que se descubra una problemática que tiene que ver con la precariedad y la aplicación de un duro régimen disciplinario militar». Hay que tener en cuenta que la mayoría de guardias civiles que pasan por una prisión militar lo hacen por cuestiones de indisciplina o desobediencia a sus superiores.

Al comparar los datos del número de guardias civiles retirados por pérdida de aptitudes psicofísicas con sus años de servicio, se observa que los principales picos se producen entre quienes llevan de 22 a 26 años en el cuerpo. Con todo, los números también son considerables entre quienes solo llevan cinco, seis o siete años de servicio. En lo relativo al porcentaje de discapacidad detectada, los picos se concentran entre quienes presentan un 25%, seguidos de aquellos con un 30% y en tercer lugar de un 35% (clase tres, de deficiencia permanente). Con más del 75% de incapacidad (clase cinco, de deficiencia permanente severa con dependencia para realizar las actividades vitales esenciales), la cifra de guardias civiles retirados se reduce a 76 agentes.

Entre las medidas a implantar para luchar contra esta problemática, Delgado prioriza que se deje de aplicar el Código Penal Militar a los guardias civiles, como ya llevaba en su programa Unidos Podemos. «Es un anacronismo en estos tiempos», lamenta, además de que se trata de funcionarios «con un 99% de instrucciones policiales y, como mucho, un 1% de funciones estrictamente militares, por lo que no tiene ningún sentido». La formación ya registró en junio del pasado año una proposición de ley para excluir a los agentes de las condenas previstas en el código militar por hechos ocurridos en funciones policiales o fuera de servicio.

La externalización de los psicólogos que atienden a los guardias civiles es otra de las propuestas que se ponen sobre la mesa, no tanto por una cuestión de profesionalidad sino de «independencia, imparcialidad y confianza» con los pacientes. Ahora son psicólogos del propio cuerpo, habitualmente de las escalas superiores, quienes atienden a los agentes. Motivo por el que Delgado cree que es «complicado mantener una relación de confianza y contarles los problemas que puedas haber tenido con un sargento». Precisamente por este motivo se han denunciado en ocasiones presiones sobre los psicólogos para que pasen consulta con el uniforme de guardia civil. Lo mismo se plantea a la hora de realizar informes sobre esta problemática, esto es, que también intervengan en su elaboración profesionales externos y representando a toda la comunidad psiquiátrica.

En el terreno de los suicidios y tentativas de suicidios, el diputado y portavoz de Podemos en la comisión para el estudio del modelo policial del siglo XXI plantea que se ofrezcan armeros para que cada agente pueda depositar su pistola cuando acabe su servicio, como ya hacen los agentes de la Policía Nacional o Policía Municipal. Todo ello sumado a medidas preventivas, con campañas de concienciación e intermediación para resolver potenciales conflictos entre un guardia civil y un superior. Y es que los suicidios en el cuerpo son una grave problemática que, lejos de reducirse, mantiene su tendencia.

El número total de suicidios en las fuerzas de seguridad entre 2005 y 2015 asciende a los 214, siendo los peores años los de 2005 y 2008, mientras que los intentos detectados fueron de 68. Entre las mujeres, la detección triplica la de los hombres, a pesar de presentar un ratio mucho menor, y, en números absolutos, la incidencia de suicidios en la Guardia Civil supera a los producidos en la Policía Nacional.

 
 
 
 
FUENTE: ELCONFIDENCIAL