En los últimos 40 años hemos asistido a un reagrupamiento paulatino de la mayoría de medios de comunicación con alcance internacional.
Hoy en día, más de dos terceras partes de la prensa occidental pertenece a sólo 14 grupos (21st Century Fox, Bertelsmann, CBS Corporation, Comcast, Hearst Corporation, Lagardère Group, News Corp, Organizações Globo, Sony, Televisa, The Walt Disney Company, Time Warner, Viacom y Vivendi).
En España, la mayoría de cadenas de televisión están controladas por dos gigantes audiovisuales, Atresmedia y Mediaset, y el resto de canales son de titularidad pública o sus audiencias apenas superan el 1% del total.
Hagamos memoria, hace pocos años en España el Grupo PRISA contaba con una cadena, CNN+, que emitía información en directo las 24 horas. Era una cadena progresista, con caras conocidas como Iñaki Gabilondo presentando un programa de análisis diario en prime time.
Tras la fusión con Telecinco, Mediaset decidió sustituir su emisión por un canal dedicado las 24 horas a Gran Hermano. Esta nueva cadena cosechó peores datos de audiencia, pero CNN+ molestaba a ciertos sectores políticos y económicos.
Esta concentración de los principales medios, nacionales e internacionales, se hace bajo el pretexto de lograr sinergias y mayores beneficios, pero en realidad el objetivo no es uniformizar precios sino uniformizar las mentes, imponer un pensamiento ya dominante.
Esto es algo que no solo podemos ver en nuestro país. A nivel internacional las cadenas directamente vinculadas al mecanismo de propaganda de la OTAN: Al-Jazeera, BBC, CNN, France24 y Sky se han unido, junto con otros muchos medios, creando una organización llamada First Draft.
Esta entidad tiene como objetivo “verificar” la veracidad de ciertos argumentos. Esas verificaciones supuestamente deberían acercarnos a la verdad, pero no es así: lo que hacen es tratar de convencer al ciudadano de que los medios de la que forman este conglomerado son honestos y que las personas que los denuncian no lo son. El objetivo no es una mejor comprensión del mundo sino destruir la reputación de los individuos “incómodos”.
Además la creación First Draft ha sido promovida por Google, y se desconocen los motivos que han llevado a una empresa de productos y servicios informáticos a meterse de lleno en el campo de los medios de comunicación.
Para colmo existe una regla no escrita de esta agrupación de medios y es que se verifican solamente las afirmaciones de fuentes exteriores al grupo… pero sus miembros no se critican entre sí.
Lo que buscan es reforzar la idea de que el mundo se divide en dos bandos: «nosotros», –que decimos la verdad– y «los otros» –obligatoriamente mentirosos. Esta manera de proceder viola el principio del pluralismo, elemento básico de la democracia, y abre el camino a la imposición de una sociedad totalitaria.
Pero eso no es nada nuevo porque ya vimos su aplicación en la cobertura de las primaveras árabes y de las guerras contra Libia y Siria. La diferencia es que ahora se aplica, por vez primera, a una corriente occidental de pensamiento.
Esto lo hemos podido ver a raíz de una noticia ocurrida ayer mismo. El portavoz de los Mossos d’Esquadra, Albert Oliva, informó de la detención de dos periodistas por acceder a una de las viviendas investigadas en Ripoll tras el doble atentado perpetrado en Cataluña.
Todo el mundo sabía desde primera hora que esas dos carroñeras periodistas pertenecían al grupo Atresmedia. Incluso La Sexta ofreció las imágenes afirmando que las tenía en exclusiva.
Sin embargo ningún medio de comunicación, excepto nosotros, informó de la noticia contando un dato que consideramos clave, el medio al que pertenecían las dos personas detenidas.
Asistimos a una guerra en la que está en juego la pluralidad de los medios de comunicación. Una guerra que no podemos ganar.