Esto se llama vender la piel del oso antes de cazarlo. No se entiende que PP y Ciudadanos firmen un pacto para gobernar cuatro años, y que además el presidente de la Asamblea proponga la candidatura de López Miras, sin que antes esté asegurado el apoyo o la abstención de Vox a semejante arreglo político. Ya advertimos en estas páginas la semana pasada, con tiempo más que suficiente, que el choque entre las exigencias de Vox y Ciudadanos ponía en jaque la investidura de Miras. Pese a ello, populares y naranjas siguieron adelante ignorando los avisos y escenificaron un acuerdo que, de momento, solo es un desiderátum. No se sabe hasta qué punto Luis Gestoso, el comisario de Santiago Abascal, va de farol, pero es evidente que quiere ajustar cuentas, que no para de sacudir el avispero, que la amenaza persiste y que la tensión crece y se encona por factores propios y exógenos.
El clima se ha deteriorado más con los insultos y descalificaciones del diputado Liarte hacia la ministra de Justicia. La polémica llega en el peor momento para las pretensiones de López Miras, que ha tenido que darle hasta la camisa a Ciudadanos para tratar de mantenerse en la presidencia. El precio es desaforado; con el añadido de que la Portavocía del Gobierno regional, la voz oficial, estará en manos de Ana Martínez Vidal, la otra parte contratante. No tiene ni pies ni cabeza. De ahí al camarote de los Hermanos Marx solo queda un paso.
El alto mando del PP informó ayer de que «sigue negociando» con Vox para desbloquear Murcia y Madrid, aunque el partido de Abascal dio por roto el diálogo. Vox también sale tocado con el lío de Liarte, pero está a verlas venir. A estas alturas de la película, con los cabos sueltos y con el Pleno de investidura convocado para el lunes, la temeridad política de algunos arrastra a la Región hacia no se sabe dónde. El PSOE está al acecho, por si Cs cambia de principios sin despeinarse. No es de extrañar este vodevil, acorde con el signo de los tiempos, donde la Asamblea y el Gobierno regional se han convertido en agencias de colocación. Aquí Murcia: ¡socorro!
FUENTE: LAVERDAD