El pasado domingo se sintió en buena parte de la provincia de Alicante un terremoto más intenso de lo habitual (magnitud de 3,8, pero muy superficial), con el epicentro situado frente a la costa de Torrevieja. Hace pocas horas, durante la tarde del jueves, otro temblor de magnitud superior a 3, casi en el mismo sitio que el anterior. Por desgracia, me llamó muchísimo la atención que numerosas personas de la zona desconocían que geológicamente el sureste es la zona más activa de la Península Ibérica, y que es habitual que de vez en cuando la tierra tiemble.
Para mi tristeza, sorpresa e indignación, había personas que achacaban los terremotos a que el suelo estaba muy seco por la falta de lluvias; otros incluso iban más allá y se atrevían a afirmar que las placas tectónicas eran un cuento chino. También es muy preocupante ver que una parte mayoritaria de la población no sabe actuar ante un terremoto. Y lo mismo sucede con las inundaciones, ya que la mayoría de las últimas muertes que se han producido en situaciones de lluvias torrenciales en el litoral mediterráneo han sido por imprudencias o por ocupar zonas inundables, por lo que podrían haber sido evitables.
¿El problema? Que en España somos unos analfabetos de la cultura del riesgo, la educación ambiental apenas existe. Y es algo que debería ser obligatorio desde el colegio. Si estamos educados desde pequeños y sabemos cómo hay que actuar frente a un terremoto o respetar las zonas inundables (entre otras cosas), otro gallo cantaría. Este problema daría para muchos artículos. Por cierto, como curiosidad, el terremoto del pasado domingo casi coincidió en fechas con el tristemente conocido como terremoto de Torrevieja (21-3-1829), en el que varias poblaciones de la Vega Baja quedaron destruidas, sin olvidar los 400 muertos. Algunos pueblos se levantaron enteros con calles anchas y grandes plazas rectangulares precisamente para favorecer la evacuación en caso de terremoto. Décadas después, estas calles y plazas desaparecieron o fueron ocupadas en gran parte, coincidiendo con el desarrollo urbanístico en el litoral mediterráneo. El susto dura poco y hacemos de nuevo lo que no se debe. La memoria es muy corta.
FUENTE: LEVANTE-EMV