FRANCISCO VALERO

 

La misión de la transparencia del Gobierno regional ha recaído en un hombre que sabe guardar muy bien los secretos. «Cuando me llamó Ana Martínez Vidal para proponerme como consejero, no se lo conté a nadie. Ni a mi mujer tampoco», confiesa José Gabriel Sánchez Torregrosa, que desde el martes ya ejerce como consejero de Transparencia, Participación y Administración Pública. Abogado desde que terminó la carrera en 2007, el secreto profesional lo tiene muy bien interiorizado. «No me cuesta nada guardar secretos», cuenta a Murcia Plaza. Ahora, como gran reto de su cartera, se ha comprometido a revelar los nombres de los altos cargos que se han vacunado saltándose el protocolo. Un asunto complejo, pues tendrá que lidiar con el derecho a la protección de datos. «Buscaremos la manera legal, pero lo vamos a hacer», asevera.

CENTRISTA CONVENCIDO, ASEGURA QUE «NO PACTAR CON EL PSOE» LES PENALIZÓ «MUCHO» EN LAS URNAS

Nacido en Los Montesinos (Alicante), un pueblo a medio camino entre Orihuela y Torrevieja, Sánchez Torregrosa (1984) pasó toda su infancia y adolescencia en la Vega Baja alicantina. Aunque también tiene raíces murcianas en El Raal, donde vive parte de su familia. Estudió en el instituto Antonio Sequeros de Almoradí, donde impartían clases dos de sus primos, profesores del centro. Uno de ellos, amante del Quijote, le inculcó el amor por la lectura, un hábito -un «vicio», precisa él- que mantiene hoy. «Soy de los que se duerme leyendo. Suelo leer hasta caer. Si no lo hago, me cuesta conciliar el sueño». García Márquez, cuya bibliografía devoró en la juventud, y después Eduardo Mendoza y especialmente el Laberinto de las aceitunas marcaron sus lecturas. Ahora lleva entre manos el último de la saga de la Reina Roja, que lee en libro electrónico.  

Murcia apareció en su vida a los 18 años, cuando eligió el campus de la Merced para estudiar Derecho. La Abogacía siempre ha sido su gran vocación; desde los 14 años quiso ser abogado. «Mi padre tenía un respeto reverencial por la figura del abogado», recuerda. En 2007 empezó en un bufete en la Plaza Santo Domingo, en el que «hizo de todo», hasta que un año y medio después montó con dos compañeros un «despacho hippie«. «Compartíamos los gastos, pero también los ingresos: todo lo que ganábamos lo repartíamos por igual», rememora sobre los inicios. Él se ocupaba de los litigios de derecho empresarial y laboral, y no dejó el despacho hasta abril de 2020, cuando recibió la llamada de Ana Martínez Vidal para dar el salto a la política como secretario general de la Consejería de Empresa.

Una de sus grandes debilidades es el fútbol. «Me pierde el Real Murcia«, una pasión que brotó cuando aterrizó en Murcia porque vivía en la calle Puerta de Orihuela, cuya terraza tenía vistas al estadio La Condomina. Y eso que de pequeño era del Barça, pero la mezcla de fútbol y política nunca le agradó. «El procés me perdió definitivamente como culé». Sánchez Torregrosa sufre todavía hoy con el fútbol porque si «hay un equipo pupas, más allá del Atlético de Madrid, ese es el Real Murcia«. Y no lo dice sólo por los resultados deportivos: «Cuando parece que asoma la cabeza y equilibra su situación financiera, llega la Audiencia Provincial, le da la razón a Mauricio García de la Vega y vuelve la inestabilidad en pleno proceso de préstamos participativos. El Real Murcia necesita dinero y sale una sentencia que lo tambalea todo y hace peligrar su viabilidad».

El murcianismo conoce bien a Torregrosa porque llegó a ser directivo del club, e incluso fue vicepresidente en 2019. «Tengo recuerdos muy buenos», comenta. «Disfruté mucho cuando ganamos la Copa Federación. También cuando salimos del concurso de acreedores. Y cuando hice el proceso de condonación de la deuda de 4,5 millones de euros [que compró por 200 euros a los Samper] al club». Pero el recuerdo más emotivo fue la PARMU, la plataforma de apoyo que él constituyó en 2018 con la Asociación de Accionistas Minoritarios. «22.000 personas de muchos países apoyaron al Real Murcia y suscribieron acciones. Eso fue histórico», describe. «Y conseguimos que Víctor Gálvez [el anterior presidente], que era muy golfo, nos diera las llaves y se fuera. Nos había dejado el equipo en ruina». 

Asentado en la capital del Segura, vive en Juan Carlos I desde que en 2009 se mudara del piso de estudiante. Está casado y es padre de una niña de seis años, «que es la que manda en casa». De hecho, reconoce que se le ha vuelto «reivindicativa»: Ciudadanos quiere recuperar la presencialidad en las aulas; es una de las exigencias que más ha defendido ante su socio de Gobierno, el PP. «Pero mi hija no piensa ceder su viernes, que es el día que no le toca ir al cole«, cuenta sonriente. En casa también conviven con una perrita. Y la familia veranea en Águilas, donde compraron una vivienda hace dos años. 

La política era otra de sus aficiones, pero su inquietud se multiplicó cuando «escuchó» el mensaje de Albert Rivera: «Decía que somos gente ordinaria que viene a la política a hacer cosas extraordinarias. Somos profesionales en la política, pero no profesionales de la política». Se afilió en 2016, en la época en la que Rivera optaba a dar el sorpasso al PP, en clara ascendencia en las encuestas. «Me caló Ciudadanos porque era el partido de los profesionales liberales y de los autónomos». Dio sus primeros pasos en la formación naranja en 2018, al echar una mano como asesor en la negociación del Pacto contra la Violencia de Género, para la que colaboró con el entonces diputado Miguel López Morell

Conoció a Martínez Vidal en 2020

Torregrosa encaja a la perfección con el perfil de «ADN 100% naranja» que pedía la coordinadora regional de Ciudadanos para la remodelación del Gobierno murciano. No en vano, se ha convertido en una de las ‘personas fuertes’ de la ejecutiva que encabeza desde septiembre Ana Martínez Vidal. Ocupa el cargo de secretario de Acción Institucional. Pero lo curioso es que Martínez Vidal y él se conocen desde hace poco, desde abril de 2020. «Hubo una vacante en la Secretaría General de la Consejería de Empresa [el anterior secretario dimitió por motivos personales]. Me llamó la consejera, que tenía referencias de mí, y me entrevistó. Creo que en la misma reunión tomó la decisión de que empezara con ella. Sólo me dijo: no lo digas, porque si no, no sale». Por supuesto, no se lo contó a nadie; ni siquiera a su esposa.

 

Sánchez Torregrosa, junto con Martínez Vidal, el jueves, en su primera rueda de prensa. Foto: CARM

 

El consejero se ha ganado la confianza de Martínez Vidal en muy poco tiempo, en apenas diez meses. La líder naranja, y portavoz del Ejecutivo regional, premiaba al hombre que «ha estado a las duras y las maduras», señalan desde la Consejería. Y él se deshace en elogios hacia ella: «Acepté su propuesta por su carisma. Es una líder. No me habría puesto detrás de cualquiera en una aventura política». Torregrosa forma parte del círculo más estrecho de Martínez Vidal, junto con María José Ros Olivo (secretaria de Organización) y David Sánchez (responsable de Programas).

A sus 37 años, afronta el gran desafío de su vida: abrir las puertas de la transparencia a los murcianos, que recientemente han contemplado con estupor el escándalo de las vacunaciones irregulares. Afirma que no se esperaba el nombramiento «en absoluto», pero no se lo pensó y aceptó al instante. Transparencia es el ojito derecho de Ciudadanos. La anterior responsable, la jueza Beatriz Ballesteros, que dimitió tras sentir la pérdida de confianza de Vidal, se marchó sin poder desarrollar uno de los ‘temas estrella’ en campaña, la ley de Gobierno Abierto. Esa es la primera medida que quiere impulsar el nuevo consejeroLa norma fijará, entre otras cosas, un estatuto del alto cargo para regular «de forma más exhaustiva» las puertas giratorias.

Con Adolfo Suárez como otro de sus referentes, Torregrosa se siente un centrista convencido. Y sin culpar de forma explícita al propio Albert Rivera («porque no tomó las decisiones él solo», aduce), tiene muy claro que la posición «errónea» de la anterior ejecutiva nacional ha castigado a su partido en las urnas: «Ciudadanos ha pagado mucho al optar por una política de tener un solo socio preferente, que nos llevó a compartir cuatro comunidades autónomas con el PP. Salimos muy reforzados en abril, pero no pactar con el PSOE nos penalizó mucho. Porque si te sales del centro, pierdes tu razón de ser. Nuestro ADN es tender la mano a derecha e izquierda; por eso nos penalizaron en noviembre de 2019″.

Ahora el rumbo de Ciudadanos en la Región depende de las decisiones de dirigentes como él. «Estoy tan vinculado que sueño con el partido. Es mi preocupación también», asegura. Torregrosa, de hecho, está considerado como el «fontanero de Ciudadanos«, por su discreción y su «trabajo incansable» para resolver los problemas. «No se levanta de la mesa sin conseguir el mejor acuerdo», destacan quienes le conocen. «Está muy comprometido con el proyecto y es un negociador nato», apuntan. Él sostiene que en política está a disposición del partido. El futuro de Ciudadanos, tan cuestionado hoy en día, pasará por los aciertos o errores de políticos como Torregrosa