Desconfianzas, deserciones, delaciones y la creciente preocupación por un batacazo electoral lastran la consolidación del liderazgo de Fernando López Miras
El sistema inmunológico del PP, antaño invencible gracias a sucesivas mayorías absolutas y una cohesión interna monolítica, se encuentra en el nivel más bajo de las últimas décadas, lo que le hace muy propenso a sufrir daños por cualquier traspiés. El partido lleva más de dos años cuesta abajo, desde que los tribunales empezaron a estrechar el cerco sobre el por entonces máximo líder, Pedro Antonio Sánchez, y da la impresión de que Fernando López Miras no ha conseguido frenar el declive.
En esta situación de debilidad, la organización es un caldero en el que burbujean desconfianzas, rumores, filtraciones, cabreos y deserciones, todo ello calentado por el potente fuego de la preocupación por una debacle electoral que pone en peligro la carrera de muchos políticos, cargos públicos, asesores…
La última sacudida la ha producido el ‘exceso verbal’ del ya exconcejal de Murcia Roque Ortiz en un acto interno del partido, exigiendo a los pedáneos de Murcia comportamientos caciquiles y poniendo de manifiesto el reparto de favores a través de la contratación pública.
Varios exconcejales populares en Murcia y Lorca colaboran ya con la formación de Garre El desánimo ha prendido sobre todo entre los más veteranos, muchos de los cuales no se identifican con la actual dirección
El ‘caso Roque Ortiz’ no solo ha supuesto un mordisco más al crédito político del PP murciano, sino que ha reabierto viejos recelos entre el palacio de San Esteban y La Glorieta, y ha demostrado el malestar existente en los cuadros intermedios, hasta el punto de que haya alguno dispuesto a grabar y filtrar las sonrojantes declaraciones del exconcejal.
La dirección del partido considera que el caso está cerrado tras la contundente reacción del presidente López Miras, la dimisión del bocazas y la reafirmación de que el alcalde de Murcia, José Ballesta, a pesar de mostrarse tan comprensivo con su amigo Ortiz, sigue siendo el candidato preferido para las elecciones locales del próximo año. Si él quiere, algo con lo que cuentan en la sede regional popular.
Pero los problemas no se acaban aquí. La situación de la senadora y exalcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, sigue siendo un denso nubarrón en el horizonte popular. Miras ha preferido no forzar su dimisión, como sí ha hecho con Ortiz, y dejar el asunto en manos de la dirección nacional, puesto que está ligado a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado.
Ciudadanos ha exigido, por activa y por pasiva, la renuncia a su escaño de Barreiro para sentarse a negociar el proyecto presupuestario. Si las cuentas del Estado de 2018 dependieran solo de los votos naranjas, seguramente Barreiro ya estaría en su casa. Pero sacrificar a la senadora no le garantiza nada, ya que también precisa una complicidad del PNV que, de momento, no tiene.
El papel de Bernabé
López Miras comenzó el año con bríos, dispuesto a imprimir su sello personal y trasladar a la opinión pública que hay un ‘nuevo PP’, comprometido con la regeneración, la transparencia, la eficacia y la juventud. Pero, por ahora, apenas ha trascendido. Quizás, porque hay muchos dentro del partido que ni siquiera se lo terminan de creer.
El desánimo ha prendido sobre todo en los más veteranos, y la reciente entrevista de ‘La Verdad’ al exvicepresidente del Gobierno regional, Juan Bernal, es una prueba de ello. «Da la impresión de que no estamos en las mejores manos», indicaba esta semana un dirigente que lleva más de veinte años ocupando cargos de responsabilidad en el partido.
Con el liderazgo de López Miras aún en fase de fraguado, los rumores y comentarios que circulan por los corrillos de dirigentes y militantes que aluden a alternativas prenden como la yesca. Uno de ellos le atribuye al delegado del Gobierno, Francisco Bernabé, el papel de posible recambio en el caso de que el actual presidente no llegue de cuajar o flojee en los momentos críticos.
Fuentes de la dirección regional popular lo desmienten y califican de infundada dicha hipótesis. No solo porque López Miras cuenta con el aval de Génova para ser el candidato a la presidencia en las elecciones autonómicas de mayo de 2019, sino porque fue él quien propuso a Bernabé para el cargo, y nadie duda de la lealtad de éste. Su función es realzar el perfil político de su puesto y ayudar a desatascar e impulsar proyectos cruciales para la Región y que dependen del Estado.
Sin embargo, apuntan los que no ven tan inverosímil esta teoría, el de delegado del Gobierno es un puesto privilegiado en la política regional, que pone en manos de su ocupante los recursos y las oportunidades suficientes para promocionarse y poder aspirar a otro destino superior. El caso de Rafael González Tovar es paradigmático: su paso por la Delegación del Gobierno relanzó su carrera política y le permitió después optar y conseguir el liderazgo en el PSOE murciano.
Dura competencia
Por si todo esto no fuera suficiente, la competencia por sus votantes será más dura que nunca en los próximos comicios, con Ciudadanos en claro ascenso y el nuevo partido Somos Región, del expresidente del Gobierno Alberto Garre, dispuesto a llevarse al mayor número de electores populares desencantados.
El fenómeno de las deserciones se ha reactivado en el PP al comprobarse que Garre, el primero de los renegados populares, va en serio. De momento, los casos más comentados son los de los exconcejales de Murcia Cristóbal Herrero y José Ros, y el del ex secretario general del PP lorquino José López Molina. Todos ellos ya estaban apartados de la vida orgánica y la política activa, pero su experiencia y conocimiento de las estructuras y mecanismos electorales del partido pueden serle útiles a Somos Región para erosionar los cimientos populares.
En los despachos de la sede regional admiten que existe preocupación, pero también intentan transmitir optimismo, para el que creen que hay muchas razones. Dado que la situación de Mariano Rajoy y del PP nacional tampoco son boyantes, los principales frentes en los que el equipo de López Miras basan la mejora de sus expectativas son el AVE, el aeropuerto y el agua. «Si de aquí a final de año llega el AVE a Murcia, se abre el aeropuerto y conseguimos solucionar, o al menos mitigar, el problema del agua, podemos conseguir un resultado electoral digno», comentan.
El equipo del presidente fía sus opciones de mejora en tres frentes: la apertura del aeropuerto, la llegada del AVE y la solución del problema del agua
De lo que ya nadie habla es de mayorías absolutas. La confianza reside en ganar las elecciones y poder mantenerse en San Esteban con el apoyo de los diputados de Ciudadanos, partido que en la próxima legislatura ya ha adelantado que sí accederá a entrar en gobiernos.
FUENTE: LAVERDAD