Cinco semanas después de la proclamación del estado de alarma la discusión de los próximos días y semanas se irá focalizando en los plazos y condiciones de vuelta a la “normalidad”, a una “nueva normalidad” que contendrá muchas restricciones.

El próximo debate –está comenzando ya- versará sobre el carácter uniforme o asimétrico de la relajación de la severa cuarentena. ¿Una normativa común para toda España? ¿Libertad normativa para las autonomías? ¿Diecisiete planes distintos de regreso a la ‘normalidad’? ¿Un programa común, con margen para normas específicas de cada autonomía? Tomen asiento porque el debate está a punto de empezar.

La pandemia pone a prueba muchas cosas y una de ellas es la solidez y eficacia del denominado estado autonómico. Aunque no faltan y no faltarán en el futuro los fieros defensores de la recentralización de España, lo cierto es que a lo largo de estas cinco semanas diversos sondeos han detectado una mejor valoración ciudadana de las administraciones más próximas (ayuntamientos y comunidades autónomas) que del Gobierno central.

Pese a esa tendencia, la puntuación del Gobierno ha mejorado en la última semana, si tomamos como referencia los sondeos que casi a diario viene efectuando la empresa Metroscopia.

En el momento más dramático de la emergencia sanitaria, la valoración del Gobierno cayó por debajo del 40%. Hace dos semanas, sólo el 37% de los encuestados aprobaba la gestión del Ejecutivo central. Hace una semana, sólo la aprobaba el 41%. En estos momentos la aprobación está en el 55%.

Parece evidente que la disminución de la curva de contagios y el retorno de una mayor actividad laboral –retorno muy criticado hace siete días- ha tenido efectos en la opinión pública. También mejora la valoración del presidente del Gobierno.

Según Metroscopia, Pedro Sánchez sube del 49 al 51% de aprobación. Mejora asimismo la valoración del vicepresidente tercero Pablo Iglesias (de 31% al 37%), personaje político que suscita siempre una fuerte polarización: sus votantes le apoyan fielmente y es rechazado por casi todos los electores de los partidos de la derecha.

Atención al dato: sube muy especialmente la valoración de Inés Arrimadas (del 30 al 46%) después que Ciudadanos haya manifestado una franca disponibilidad a pactar un programa de reconstrucción con el Gobierno. Pablo Casado (31%) y Santiago Abascal (15%) se mantienen estables en relación a la semana anterior.

Hace quince días, la posibilidad de unos pactos para afrontar el futuro del país parecía una quimera. Dos semanas después, el escepticismo sigue estando muy extendido, pero ningún partido, excepto Vox, ha querido quedar fuera de la ronda de consultas. Todos estos datos vienen a confirmar que en la actual fase de la incierta crisis que nos ha tocado vivir, la sociedad reclama mensajes de serenidad y cooperación.

La polarización y el griterío empiezan a estar penalizados después de unas semanas que no olvidaremos nunca. De la misma manera que no olvidaremos las semanas que aún están por venir, puesto que sólo se vislumbra una débil luz al final del túnel.

 

Enric Juliana