El coronavirus derribó discursos, estrategias y se llevó por delante la política de bloques. Ciudadanos, que en otros tiempos no se hubiese planteado ni pisar el Palacio de la Moncloa si Sánchez seguía instalado en él, se convierte ahora en la alternativa para la aprobación de unos Presupuestos que deberán contar necesariamente con el visto bueno de los 35 diputados de Unidas Podemos. El PSOE logró apaciguar los vetos cruzados entre ambas formaciones, pero ahora deberá pasar de las musas al teatro y elaborar un documento con puntos de encuentro comunes entre dos formaciones con posturas económicas opuestas. Y no será fácil.
Al término de su cita con el presidente del Gobierno, Inés Arrimadas pronunció un discurso en el que apelaba, como Sánchez días antes, a la unidad de todas las formaciones y al esfuerzo de alcanzar una «tregua política» y «acuerdos» en el marco de la elaboración de los Presupuestos «más importantes de la historia de la democracia». En público no quiso dibujar ninguna línea roja, aunque sí subrayó que su modelo fiscal y laboral es «antagónico» al de Iglesias y que, aunque acudiría a la llamada del presidente con «predisposición» de acuerdo y «mano tendida», defendería su posición.
Para Ciudadanos no es un freno el hecho de que Podemos esté en el Gobierno, como sí lo es para el PP. Ni que un interlocutor de la formación morada, en este caso el secretario económico del partido, Nacho Álvarez, vaya a estar presente en todas y cada una de las citas, una foto que no le resulta del todo cómoda a Arrimadas. Ni tampoco es un impedimento, según fuentes internas, que Sánchez acceda a la petición pública de Iglesias de reunirse primero con ERC y no con Ciudadanos de cara a las negociaciones, como exigió en una entrevista para La Sexta el líder de Podemos. «El Gobierno es libre de hacer lo que considere y de establecer sus prioridades», asumen. Lo importante para la formación liberal es el documento.
Arrimadas no acudirá con posiciones maximalistas a la negociación con el objetivo de aportar una actitud constructiva y facilitar un acuerdo clave para la recepción de los millones de euros del fondo europeo, pero sí exige un Presupuesto «moderado» en línea con las exigencias de Bruselas que, por otra parte, «enterrarán muchos de los puntos de Podemos», aseguran en Ciudadanos.
La «voluntad firme y real» que esgrimió Arrimadas para negociar unos Presupuestos seguirá intacta siempre y cuando no se crucen determinadas líneas rojas. Y una de ellas es la derogación de la reforma laboral, una de las propuestas estrella de Podemos que, al menos es sus aspectos más «lesivos», Iglesias pretende llevar hasta el final y dejar su huella en el Presupuesto. «Es impensable su derogación», circunscriben fuentes de la ejecutiva naranja que, en consonancia con la línea oficial del partido, aseguran que hay «aspectos de esa ley que no nos gustan», pero su modificación no es una opción en estos momentos.
Los liberales están convencidos de que «Podemos se va a tener que tragar esta exigencia», entre otras cosas porque Bruselas no va a transigir con un plan de reformas en la que esté incluida la derogación de la ley del PP de la que, entre otras cosas, depeden las prestaciones de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). «Lo que está escrito en un papel y firmado entre Pedro Sánchez y yo se tiene que cumplir. Claro que se va a cumplir», advertía Iglesias hace unos días, en alusión al acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos.
Aparcar las subidas de impuestos
Otra de las líneas rojas que maneja Ciudadanos es su negativa a que el Gobierno les presente un borrador con unas cuentas expansivas basadas en «una política de gasto, gasto y gasto», lo que implica una renuncia expresa al sistema «redistributivo y progresista» que propone la formación morada y que aparece recogido en el acuerdo de la coalición gubernamental, así como a la controvertida medida del denominado como ‘impuesto a los ricos’, que quedaría aparcado.
No se cierran en la formación liberal a una subida fiscal moderada que, en todo caso, deberá orientarse a la salida de la crisis económica y a las condiciones con que vengan las ayudas europeas, y no al «dogma sectario» de Podemos. «Hay que dar un balón de oxígeno a las empresas, que lo están pasando mal», declaró el propio portavoz de la formación, Edmundo Bal, en una entrevista para El Independiente.
En el terreno fiscal gana fuerza, por el momento, la posición de Arrimadas frente a la de Iglesias. En Moncloa ya no esconden que «no es momento» para acometer grandes reformas fiscales ni subidas impositivas, y descartan cumplir los requisitos del acuerdo de Gobierno en la cuestión tributaria. Y es una máxima que Podemos «deberá asumir», según fuentes socialistas, porque las propuestas económicas «deben ir acompasadas con los nuevos tiempos».
Extensión de los ERTE y plan de conciliación
Otros de los compromisos que pide Arrimadas a Sánchez en el corto plazo para seguir contando con su apoyo estratégico es la extensión de los ERTE más allá del 30 de septiembre, una propuesta en la que los naranjas llevan insistiendo meses.
También hacen hincapié en el desarrollo de medidas «para que autónomos y pymes tengan liquidez», así como «garantizar» no sólo una vuelta al cole segura con una estrategia nacional, sino impulsar un «plan de conciliación para las familias», con la definición de las ayudas para padres que, entre otros escenarios, deban quedarse en casa para cuidar a los niños que se vean obligados a guardar cuarentena.