Con Cristina Cifuentes en el apogeo de su poder, presidiendo la Comunidad de Madrid y controlando el PP madrileño, la instantánea que se produjo este miércoles en la sede popular del distrito de Usera hubiera sido impensable: Esperanza Aguirre recibiendo un premio de manos de sus compañeros. Escoltada por el responsable de la sede, el concejal del ayuntamiento de la capital Jesús Moreno, y por el diputado nacional Antonio González Terol, a la sazón alcalde de Boadilla del Monte, antiguo alto cargo en los gobiernos aguirristas y encargado hoy de la política local en la ejecutiva de Pablo Casado.
La imagen (en la que también se coló el alcalde de Brunete, Borja Gutiérrez, imputado en Púnica) revela que las cosas han cambiado. La ‘exlideresa’ ya no es una figura ‘non grata’. Llevaba tiempo defenestrada, apartada de la primera línea del PP de Madrid desde que dimitiera en abril de 2017 de todos sus cargos públicos (ya había dejado la presidencia del partido en febrero de 2016). Enemiga política (y personal) de Cifuentes, el auge de esta última coincidió con la caída de Aguirre. Ya no. «El nuevo PP de Casado la ha rehabilitado», señala un dirigente popular, precisamente no muy cercano a Esperanza. «El premio se lo da un concejal muy ‘aguirrista’. No hay nada extraño en ello», recalca otra fuente popular.
Lo cierto es que estos premios por parte de sus compañeros no se habían visto en los dos años que ha durado la travesía del desierto de Aguirre, que parece toca a su fin. Precisamente ella fue una de las estrellas invitadas en el último acto del PP de Madrid del domingo pasado, en el que Casado presentó a los dos candidatos a la Comunidad de Madrid y al ayuntamiento de la capital: Isabel Díaz Ayuso (que fue asesora en el gabinete de Presidencia de Aguirre) y José Luis Martínez-Almeida (uno de los concejales de su última candidatura). Aguirre y Casado se intercambiaron parabienes: «Llegó en un momento providencial, si no hubiera ganado el congreso, el PP estaría en muy serios problemas», señaló la expresidenta madrileña sobre Casado, añadiendo que se sentía «ilusionada» e «identificada». Sentada en primera fila, Casado le devolvió los piropos.
El actual presidente nacional defendió el legado de Aguirre, recalcando que los dos candidatos elegidos son herederos de la escuela política de la ‘exlideresa’, la del «pico y pala». Casado la resucitó así en cierta medida como referente ante todo el partido en Madrid. Son muchos los dirigentes populares que coinciden en señalar que Aguirre participará en la próxima campaña en Madrid, sobre todo apoyando a Almeida, aunque desde el partido aseguran que no hay nada decidido, «que aún es pronto» mientras las dos candidaturas conforman sus equipos y líneas de actuación. Aguirre encaja en la campaña que está por venir. Casado envió este jueves una carta a los afiliados para «reactivarlos» en torno a los valores liberales, aquellos que Aguirre siempre ha presumido defender, valores que se rearmarán de nuevo en la Convención Nacional del PP que empieza este viernes, y a la que Aguirre está invitada.
«Almeida está en política por Aguirre», explican desde el entorno del candidato municipal, por eso no es descartable que desde el partido quieran dar de nuevo «cierta visibilidad» a la expresidenta en alguno de los actos de campaña de Martínez-Almeida. Para algunos, su presencia puede sumar más que restar a la hora de retener y convencer a esa parte del electorado que coquetea con Vox. Otra cuestión es lo de Díaz Ayuso, con la que Aguirre no tiene buen ‘feeling’. «No hay más que ver el acto del domingo y contar las veces que Aguirre aplaudió a Almeida y las que aplaudió a Ayuso», señala un militante muy observador presente en la cita.
También hay que tener en cuenta que el actual jefe de Gabinete de Casado, Javier Fernández-Lasquetty, lo fue de Esperanza cuando esta fue presidenta del Senado, por lo que hay buena relación y afinidad. De todas formas, la presencia que se espera de Aguirre (si ella finalmente quiere) en la próxima campaña será puntual. Gente con peso en la actual estructura de poder del PP de Madrid señala no obstante que hay que tener en cuenta y medir bien esa herencia del legado de Aguirre, que tantos problemas judiciales ha generado. Por lo pronto, Aguirre tendrá que declarar como testigo en el llamado caso de los espías, cuyo juicio se celebrará entre el 4 y el 22 de febrero. Un proceso que desempolvará los peores recuerdos de los gobiernos aguirristas.
También hay en marcha otras cuatro investigaciones judiciales que están fiscalizando el legado político de Aguirre. La última se ha conocido esta misma semana, cuando la Cadena SER adelantó que la Fiscalía Anticorrupción había abierto diligencias para dilucidar si se produjo malversación y prevaricación en los sobrecostes de las obras de los siete hospitales públicos que Aguirre construyó en su primera legislatura al frente de la Comunidad de Madrid. La denuncia inicial la presentó Podemos, que estima entre 1.200 y 1.600 millones ese sobrecoste. La Fiscalía tiene ahora un plazo máximo de seis meses para decidir si pone el caso en manos de un juzgado.
La Audiencia Nacional también investiga otro de los proyectos de Aguirre, el faraónico y fallido Campus de la Justicia, que nunca llegó a concretarse. Se invirtieron unos 130 millones de euros, aunque solo se llegó a terminar uno de los 12 edificios previstos. Se trata de una investigación declarada secreta por el juez José de la Mata, que admitió en agosto de 2018 una denuncia de la Fiscalía Anticorrupción en relación con distintas prácticas presuntamente irregulares, que podrían ser constitutivas de los delitos de malversación, prevaricación, tráfico de influencias, delito societario y conexos. El caso parte también de una denuncia inicial presentada por los tres grupos de la oposición en la Asamblea de Madrid, PSOE, Podemos y Ciudadanos. Cifuentes también presentó otra denuncia.
La Audiencia Nacional tiene mucho trabajo sobre el legado de Aguirre. Otro juzgado, el número 6, instruye los casos Púnica y Lezo. En el primero, hay una pieza centrada únicamente en la presunta financiación irregular del PP de Madrid. Francisco Granados, exconsejero de Aguirre y una de las personas que fueron de su máxima confianza, ha puesto el ventilador y aseguró en sede judicial que se pagó en negro parte de los gastos de una de las campañas electorales de Aguirre. También está imputado en esta causa el exgerente del PP madrileño Beltrán Gutiérrez, otro de los estrechos colaboradores de Aguirre.
En el segundo, en Lezo, el juzgado de instrucción número 6 también investiga la implicación de Aguirre en una de las piezas del caso: la construcción del campo de golf en los depósitos que el Canal de Isabel II tiene en el distrito madrileño de Chamberí. La Fiscalía tiene ya serios indicios de que su construcción estuvo amañada. Aguirre tuvo que declarar en la Asamblea de Madrid por este proyecto y asumió toda la responsabilidad política. Los defensores del legado aguirrista recalcan que Aguirre no está imputada en ninguna de estas causas y que, desde que se marchó Cifuentes, en el ‘nuevo’ PP se respeta la presunción de inocencia.