«Es el jugador que siempre querría en mi equipo». La frase es de uno de los rivales políticos de José Manuel Villegas. El secretario General de Ciudadanos, mano derecha de Albert Rivera, es una persona clave en la formación naranja.

Pero Villegas no atraviesa por su mejor momento político después del pucherazo en las primarias de Castilla y León y las tensiones internas propias de la elaboración de las listas electorales.

Hay dirigentes de Ciudadanos que ven a su número dos agobiado, muy tocado, casi «depresivo», después del episodio de Castilla y León. Villegas está prácticamente desaparecido de los grandes mitines de Ciudadanos. Asiste a casi todos ellos, pero no interviene. Rivera se ha rodeado como teloneros de Inés Arrimadas o fichajes como Marcos de Quinto, Sara Giménez o Edmundo Bal.

El escaño de Almería

Villegas (Barcelona, 1968) es el cabeza de lista de Ciudadanos por Almería. Villegas dijo que le hacía especial ilusión la candidatura, porque sus padres son originarios del municipio almeriense de Dalías. Pero mucha gente en el partido no lo entendió.

El escaño de Almería no se puede considerar de los seguros por la tradicional fuerza del PP en la provincia y la irrupción de Vox. El partido de Santiago Abascal quedó por delante de Ciudadanos en las elecciones andaluzas de diciembre.

El vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, acompañó a Villegas en un mitin este pasado viernes en Almería para dar un impulso a la candidatura. Estaba previsto que lo hiciera también Arrimadas, pero se cayó del cartel en el último momento. No está claro todavía si la caravanade Rivera pasará por ahí, pero parece difícil.

En Ciudadanos dicen que podría haber elegido cualquier otra lista más segura si quisiera. Sea o no una apuesta personal, la realidad es que Villegas ha puesto en juego su continuidad en el Congreso, donde su papel ha sido decisivo la pasada legislatura.

Fue el interlocutor principal con el PP mientras estuvo vigente el acuerdo de investidura con Mariano Rajoy. Y es a persona que ha canalizado el escaso diálogo con el PSOE después de la moción de censura.

Ciudadanos no se entiende sin Villegas. Es el que verdaderamente controla el partido. Rivera ha delegado en su secretario General y en el secretario de Organización, Fran Hervías, la gestión orgánica de Ciudadanos. Lo dos, que tienen sus más y sus menos de vez en cuando, son los que conocen los territorios y sus problemas.

Negociador principal

Además, Villegas ha sido el negociador principal del gobierno de coalición con el PP en Andalucía. «Es un hueso», suele comentar Rivera en privado. También se ha encargado de la compleja alianza con Manuel Valls en Barcelona o del acuerdo de colaboración con UPyD. Esta labor ha permitido y permite a Rivera ocuparse sólo de hacer política.

Villegas es el director de la campaña de Ciudadanos. Fue el encargado de presentar a Rivera como el candidato a la presidencia del Gobierno para el 28-A. Todas las listas al Congreso han pasado por sus manos. Las primarias y la elaboración de las listas son los procesos internos más complejos por la gente que entra y sale.

Los fichajes de Rivera para Madrid o el salto de Arrimadas a la política nacional han provocado algunos movimientos de destacados dirigentes del comité ejecutivo. No se han criticado en público, pero han sido difíciles de explicar en privado.

A diputados como Marta Rivera o Juan Carlos Girauta se les ha colocado de cabezas de lista en La Coruña y Toledo respectivamente. Miguel Gutiérrez, secretario general del grupo parlamentario, va en el puesto siete por Madrid. Sus escaños están en el aire.

«Es la mano derecha de Rivera para lo bueno y para lo malo. El único que queda de su verdadero núcleo duro», dicen en Ciudadanos. «Es el mejor secretario general posible», añaden otras fuentes.

Coste político

De Villegas dicen que es «eficiente, leal, que casi nunca se enfada y que siempre mantiene las formas». Quizá por eso se ha hecho difícil de entender lo ocurrido hace un mes en Castilla y León.

Nadie en Ciudadanos cree que Villegas tuviera nada que ver con los 82 votos fraudulentos que anularon la victoria inicial de Silvia Clemente y dieron el triunfoFrancisco Igea. «No es su estilo«, dicen. Y hay otros señalados que están ya fuera del partido.

Pero es cierto que Villegas avaló a Clemente frente a una dirección muy dividida, que no comprendía la incorporación de una mujer que de la noche a la mañana dejaba una larga carrera en el PP para convertirse en candidata de Ciudadanos.

«Si tu avalas a una persona y se demuestra que esa persona o su candidatura hicieron trampas hay en coste político», reconocen otras fuentes en Ciudadanos.

Y Villegas está asumiendo ese coste. El secretario general es el único de los primeros fundadores de Ciudadanos en 2006 que resiste al lado de Rivera en lo más alto. Las ha visto de todos los colores. En 2009, por ejemplo, dimitió de todos sus cargos tras el fracaso de la alianza con Libertas en las elecciones europeas.

Villegas volvió.

 

 

FUENTE: VOZPOPULI