El independentismo sigue a Dios rogando y con el mazo dando. Este jueves, a la vez que se sumaba a una iniciativa del PSC para “constituir un espacio de diálogo para facilitar acuerdos sobre todos los grandes temas de país”, y que el president Quim Torra abogaba por tener un segundo encuentro con Pedro Sánchez tras las vacaciones, la mayoría soberanista aprobaba también en el Parlament una moción que aboga por reafirmar los objetivos de la declaración de ruptura con España que la cámara catalana aprobó el septiembre de 2015, y que acabó tumbada por el Tribunal Constitucional (TC).

La situación, un «revival de la legislatura pasada», en palabras del jefe de filas de Catalunya en Comú Podem (CECP), Xavier Domènech, la forzó la CUP, que es quién presentó la moción, aprobada con los votos de los cuperos, Junts per Catalunya (JpC) y ERC, y que ha supuesto una nueva prueba de estrés para la unidad independentista, que para superarla puede haber vuelto a situar al Parlament fuera de la ley.

El debate se inició con la lectura de un aviso por escrito de los letrados, tras ver como el bloque independentista hacía caso omiso a sus recomendaciones

Eso no solo lo advierte la oposición. También los propios servicios jurídicos de la cámara catalana, que entienden que sometiendo a debate la moción podrían estar incumpliéndose los preceptos fijados por el TC en la sentencia que tumbó aquella resolución de 2015 con la que el Parlament pretendía activar el proceso político que tenía que culminar con la independencia.

De hecho, el debate se inició con la lectura de un aviso por escrito con el que los letrados, tras ver como el bloque independentista hacía caso omiso a sus advertencias previas, hacían constar en acta su recomendación de no tramitar la propuesta. Cs, PSC y PP se lo tomaron al pie de la letra y se negaron a participar en la votación.

ERC, incómoda

Pese a que finalmente le ha dado apoyo, la moción ha incomodado sobremanera a ERC, harta de que la CUP arrastre al conjunto del soberanismo a una gesticulación que los de Oriol Junqueras consideran ahora contraproducente.

De ahí que el portavoz de los republicanos, Sergi Sabrià, aprovechara su intervención para enviar un mensaje a los cuperos: «Hoy hacemos un gesto simbólico y poco efectivo, y nos clavamos en una estrategia antigua. Quizá es hora de dejar los gestos simbólicos y avanzar desde la unidad de acción y de manera efectiva». No dijo como se consigue todo eso, claro.

Cuando la CUP presentó el texto, la mayoría independentista en la Mesa del Parlament aprobó admitirlo a trámite, pese a los avisos de la oposición y los servicios jurídicos de la cámara. Los argumentos esgrimidos por el bloque independentista, secundado por CECP, fueron que el Parlament tiene que poder debatir de todo, y que las advertencias del TC respecto de la tramitación de medidas de este tipo se las hizo el alto tribunal a la mesa de la legislatura pasada, no a la actual.

JpC arrastró a Esquerra, más reticente, a avalar la línea en la que insistían los cuperos

Lo que hicieron JpC y ERC fue presentar enmiendas conjuntas al texto, para rebajarlo, que eliminaban las referencias a la declaración de ruptura, dejando un redactado mucho más genérico que se limitaba a recordar que el Parlament ha defendido repetidamente el derecho de autodeterminación. También incorporaban un añadido que apelaba “al diálogo, el entendimiento y la concordia” y a “hacer efectivo el mandato democrático de la creación de un estado independendiente en forma de república” a través de la negociación.

Pero la CUP no compró. Y, finalmente, JpC arrastró a Esquerra, más reticente, a avalar la línea en la que insistían los cuperos. En el redactado finalmente consensuado por las tres formaciones, desaparece ese añadido en aras del diálogo y se recupera la referencia a la resolución del 9 de noviembre de 2015, de manera que el Parlament “reitera” los objetivos políticos de aquel texto y ratifica “su firme voluntad” de “culminar democráticamente la independencia de Cataluña”.

 

Leyes suspendidas

El texto da también al Govern un plazo de 90 días para presentar los proyectos de ley que permitan recuperar los contenidos de 14 leyes suspendidas por el Constitucional, en la línea de la intención expresada ya por el Ejecutivo de Torra. La mayoría son leyes de contenido no relacionado con el procés, pero la lista incluye también la modificación de la ley de presidencia que JpC intentó impulsar la pasada primavera para avalar la teleinvestidura del expresident Carles Puigdemont.

Cs pidió al Gobierno del PSOE que recurra la moción al TC, como ya hizo el de Mariano Rajoy con aquella declaración del 9-N

Hasta última hora, Cs, PSC y PP intentaron que la mesa retirara la propuesta del orden del día, sin éxito. Cs pidió al Gobierno del PSOE que recurra la moción al TC, como ya hizo el de Mariano Rajoy con aquella declaración del 9-N a la que se remite el texto ahora aprobado. En caso contrario, el partido naranja se plantea presentar un recurso de amparo ante el alto tribunal, como ya hizo con la delegación de voto de Puigdemont y el exconseller Toni Comín

Esos recursos del Ejecutivo que comportaban la suspensión cautelar automática de la norma o resolución recurrida eran la norma con Rajoy. Pero el bloque independentista parece convencido de que Sánchez, entregado a la causa de favorecer la distensión con la Generalitat, lo evitará.

 

 

FUENTE: ECONOMIADIGITAL