Cuando José Enrique Abuín, El Chicle, confesó que había matado a Diana Quer y guió a la Guardia Civil hasta el pozo de diez metros en el que había ocultado su cuerpo, se resolvieron muchas incógnitas sobre el crimen, pero, una semana después del hallazgo del cadáver, aún quedan cuestiones por responder para cerrar el caso: cuándo, cómo y dónde la mató y cómo transcurrieron esos últimos minutos con vida de la chica, en especial, si fue víctima de un delito sexual. En contestarlas se afanan los forenses del Instituto de Medicina Legal de Galicia(Imelga), que ultiman ya el resultado de la autopsia que se le está practicando, en la que, según ha podido saber EL MUNDO, se apunta a la muerte por estrangulamiento.

La autopsia podría estar terminada esta misma semana y el cadáver podría ser entregado a su familia en Madrid. Con todo, ahí tampoco terminaría la investigación, pues quedaría pendiente el resultado de las muestras y tejidos remitidos al Instituto Nacional de Toxicología de Madrid para tratar de arrojar todavía más luz sobre el crimen. De momento, lo más inminente será que la Unidad de Antropología Forense del Imelga, terminada la autopsia, traslade sus resultados al forense para que emita el informe correspondiente al juez encargado del caso. Algunas fuentes apuntan a que podría producirse este mismo lunes o, en todo caso, a principios de semana.

Los restos de Diana Quer fueron trasladados el 1 de enero desde la sede del Imelga hasta el Centro de Antropología Forense de Verín (Ourense), donde el jefe de la Sección de Patología ForenseFernando Serrulla, trabaja en la difícil tarea de «leer los huesos» de la chica. El cadáver fue sometido, en primer lugar, a la prueba de rayos, que ya concluyó que había signos de violencia y hematomas. Posteriormente el trabajo de los antropólogos se centró en examinar las partes blandas del cuerpo, en busca de alguna lesión en ese área exterior. En el cuello ya se encontró una zona enrojecida que hacía sospechar que podría haber sufrido algún estrangulamiento o asfixia, según fuentes cercanas a la investigación.

Esta conclusión, de confirmarse, coincidiría con una de las versiones que El Chicledio de los hechos, pues dijo que había atado las manos de Diana con unas bridas y que luego en el coche sujetó su cuello también con bridas al reposacabezas de un asiento, pero todavía quedarían por responder otras preguntas como verificar si las lesiones se han producido antes o después de la muerte de la joven. Para determinarlo, los forenses han realizado un estudio de vitalidad.

El cuerpo se encontraba en estado saponificado (cuando se transforma en jabón), lo que «permite una cierta conservación de las partes del cuerpo», pero los 16 meses que estuvo bajo el agua sí han podido borrar algunas de las huellas del crimen. Precisamente, uno de los rasgos distintivos de Diana era un tatuaje que tenía en el pecho con la palabra «courage», coraje en inglés. Esa marca se ha borrado ahora con el proceso de saponificación, que ha ayudado a que no exista putrefacción.

Serrulla, un especialista con experiencia en casos como el reconocimiento de los cadáveres del 11-M o el análisis de las fosas comunes de la Guerra Civil, está utilizando en el cadáver de Diana una técnica que consiste en «esqueletizar» el cuerpo para poder profundizar en la autopsia y desentrañar las marcas que hayan quedado en los huesos. De momento, lo que sí se ha determinado es que no hay signos de haber sufrido un atropello tras no descubrir fracturas compatibles con esta lesión, echando por tierra la versión inicial de El Chicle de que la atropelló de forma accidental.

Una de las cuestiones que centra su atención es determinar si la joven fue agredida sexualmente antes de morir. Varios forenses consultados por este periódico señalan que no es del todo imposible descubrir si Diana sufrió una agresión sexual, pese al tiempo que el cuerpo estuvo en el agua. Se podría delimitar también con el estudio de la zona genital y con un análisis exhaustivo de la zona pélvica. Lo que sí parece que no se van a poder encontrar son otras posibles señales de la agresión sexual, como signos de defensa en dedos, uñas o brazos, debido al estado del cuerpo.

El Chicle espera mientras en la cárcel coruñesa de Teixeiro en régimen de prisión provisional comunicada y sin fianza, si bien una junta inminente podría decidir su traslado a otra prisión. Su abogado, José Ramón Sierra, ha fijado una visita para hoy, cuando espera tener detalles de la autopsia. Si se confirma que hubo agresión sexual, dejaría su defensa y si no marcaría su estrategia. En ese momento, el investigado podría romper el silencio que mantuvo en sus dos comparecencias ante el juez.

 

 

 

 

 

 

 

FUENTE: ELMUNDO