Pedro Sánchez convocará las elecciones generales para el día 28 de abril. Dos días después de que el Congreso de los Diputados tumbara el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, el presidente del Gobierno ha comparecido en el Palacio de la Moncloa para confirmar que tira la toalla en su voluntad de agotar la legislatura hasta junio de 2020, ante ese “no” a la ley más importante del año.
La fecha elegida, el 28 de abril, se puede interpretar como una “victoria” del director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Iván Redondo, tal y como se cuenta Confidencial Digital este viernes, apostaba por celebrar las elecciones generales un mes antes de la triple cita del 26 de mayo (europeas, autonómicas y municipales), y lo hizo con una serie de argumentos para convencer a Pedro Sánchez.
Dentro del Gobierno los ministros se mostraban divididos por el momento más idóneo para el adelanto electoral. Los ministros más políticos, más vinculados al PSOE, como José Luis Ábalos, Josep Borrell y María Jesús Montero creían que lo mejor para el Partido Socialista era celebrar cuanto antes, el 28 de abril; pero miembros del Gobierno como Nadia Calviño y Teresa Ribera apostaban por esperar a otoño para poder culminar proyectos legislativos en marcha.
No gobernar con los Presupuestos de Rajoy
El principal argumento que Sánchez ha esgrimido para explicar su decisión es que el bloqueo de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso pone al Ejecutivo ante una disyuntiva: “O continuar gobernando con unos presupuestos que no son los nuestros [los de 2018 impulsados por Rajoy], o creer que España no tiene ni un segundo que perder”.
Antes de anunciar la fecha del adelanto electoral, el presidente ha ido dejando pistas de su decisión al dar expresamente las gracias a todos los ministros de su Gobierno por los meses de trabajo, al inicio de su declaración institucional.
Pero antes de relevar su decisión, el presidente del Ejecutivo y líder del PSOE se ha afanado en desmontar las acusaciones que sus opositores hacen de que la etapa transcurrida desde su llegada a Moncloa ha resultado estéril por la imposibilidad de gobernar con sólo 84 diputados de los 350 del Congreso y con el apoyo de una diversidad de partidos de izquierdas y nacionalistas.
Ha tratado de combinar dos argumentos: que ahora disuelve las Cortes ante el “bloqueo” ejercido por “los partidos de la derecha y los independentistas”, pero que antes tuvo ocho meses y medio de gran actividad.
De hecho, ha asegurado que frente a la “parálisis” del Gobierno de Mariano Rajoy, durante la etapa desde la moción de censura el Ejecutivo socialista ha conseguido que las Cortes Generales den luz verde a trece leyes y a más de 25 decretos-ley.
La legitimidad de su Gobierno
Desde su atril en el Palacio de la Moncloa, Pedro Sánchez no ha dudado en rebatir otras críticas que recibe desde su derecha: por ejemplo, la de que es un presidente “ilegítimo” por haber llegado al poder sin ganar las elecciones y como consecuencia de una moción de censura apoyada por los independentistas catalanes.
Sánchez ha subrayado la “legitimidad democrática y constitucional” de la vía mediante la que accedió a la Presidencia del Gobierno, citando el artículo de la Constitución que regula la moción de censura; una moción que ha de ser “constructiva”, ha destacado también.