El último Consejo de Ministros del año traerá buenas noticias para los autónomos. Aunque la legislación en vigor establecía que a partir del 1 de enero de 2018 cambiarían las reglas de juego en el sistema de tributación por módulos del que se benefician numerosos trabajadores por cuenta propia, el Ministerio de Hacienda ha decidido finalmente dar marcha atrás y no endurecer la norma, tal y como adelantó CincoDías.
Así, en un principio estaba previsto que el límite de facturación a partir del cual se impide tributar por módulos descendiera desde los 250.000 euros actuales a 150.000. Y en el caso de que el trabajador por cuenta propia facture a otras empresas, ese tope se moderaba de los 125.000 euros a 75.000. Fuentes del Gobierno confirmaron ayer que la intención es mantener inalterados esos límites, en principio, un año más.
De esta manera, se evita que más de 500.000 autónomos se vean obligados a abandonar este sistema de tributación, tal y como había advertido Lorenzo Amor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). En este sentido, en el caso de que se hubiese decidido bajar los límites de facturación a las empresas de los citados 125.000 euros a solo 75.000, Amor consideró recientemente que eso hubiera obligado a muchos trabajadores por cuenta propia a “echar el cierre”.
La prórroga supone que un mayor número de autónomos pueda seguir acogiéndose a este mecanismo de tributación, que implica asumir menos obligaciones formales que el método de estimación directa. En opinión de ATA, tributar por módulos es más ágil y sencillo y beneficia sobre todo a los autónomos con ingresos más bajos, “ya que permite fijar una cuota fiscal por un criterio objetivo de manera que el trabajador se despreocupa de llevar la contabilidad”, recuerdan desde esta asociación.
Las cifras oficiales apuntan que de los 3,2 millones de autónomos que existen en España, aproximadamente más de 1,6 millones tributan por el sistema de estimación directa, no llegan a 500.000 quienes lo hacen por el sistema de módulos y el resto como sociedades.
Fraude fiscal
La iniciativa de reducir los límites de facturación del sistema de tributación por módulos procede de la reforma fiscal que el Gobierno aprobó en 2015. Fue una de las medidas que se incluyeron para combatir el fraude fiscal. Entonces ya se decidió excluir del sistema de módulos a las actividades a las que se aplica un tipo de retención del 1%. Quedaron fuera negocios como las carpinterías, cerrajerías y profesionales como los albañiles, fontaneros o pintores.
El umbral de ingresos que se fijó entonces a partir del cual ya no se podría tributar por módulos pasó de 450.000 a 150.000 euros. No obstante, se determinó que hubiese un régimen transitorio en el que el límite para 2016 y 2017 quedaba establecido en 250.000 euros y no sería hasta 2018 cuando bajaría a los 150.000. Ahora, con la decisión del Consejo de Ministros, la actual situación se mantiene un año más.
¿En qué consiste el sistema de tributación por módulos? Se trata de un mecanismo sencillo que genera muchas menos cargas administrativas a los trabajadores por cuenta propia en los dos grandes impuestos que han de abonar, como son el IRPF y el IVA. Son contribuyentes que no declaran en función de sus ingresos y gastos reales, sino que lo hacen a partir de variables objetivas como pueden ser los metros cuadrados que ocupa su negocio, el consumo de electricidad o el número de empleados y a partir de esos parámetros se determina la cuota a pagar.
En el caso de un bar, por ejemplo, la cuota a abonar a Hacienda variará en función del número de mesas o la longitud de la barra. Así, es frecuente que tributen por módulos numerosos restaurantes, peluquerías, comercios al por menor, pequeños negocios de transporte, enseñanza o mudanzas. Por el contrario, los autónomos que optan por el método de estimación directa deben tributar en función de sus ingresos y gastos reales y además pueden desgravarse los gastos inherentes a su actividad.
Los inspectores de Hacienda vienen denunciando desde hace tiempo que el sistema de módulos es un importante nicho de fraude fiscal y de facturas falsas. Recuerdan que una práctica muy extendida entre algunos autónomos es la emisión por parte de un trabajador por cuenta propia que tributa por estimación directa de una factura a otro que lo hace por módulos. El primero se puede deducir ese gasto de su factura fiscal sin perjudicar al profesional que paga por módulos, ya que paga los mismos impuestos con independencia de sus ingresos.