El edificio contaría con apartamentos independientes y funcionaría como una cooperativa
Un grupo de jubilados de Badajoz está buscando apoyos para crear un proyecto de vivienda colaborativa senior. Bajo esta descripción hay una iniciativa que ya se ha puesto en marcha en otras ciudades como Málaga y Madrid y que trata de dar una alternativa a los mayores que no quieren seguir viviendo solos, pero tampoco desean ingresar en una residencia tradicional.
La vivienda colaborativa es un tipo de residencia para mayores, pero se organiza como cooperativa. No es un negocio, no tiene ánimo de lucro. Se trata de que sus socios cuenten con una vivienda independiente, pero en un complejo en el que haya servicios comunes. Así cuenta con una serie de ventajas y además evitan la soledad.
Carmen Mahedero es una profesora universitaria jubilada, tiene 66 años y es una de las promotoras del proyecto Convivium, la vivienda colaborativa que tratan de poner en marcha en Badajoz. Explica que hay un número importante de mayores que no pueden acceder a las residencias de mayores públicas, ya que sus ingresos superan los requisitos habituales, pero su pensión tampoco cubre una residencia privada. Se quedan en medio, en una situación complicada que suele empujarles a seguir en sus casas viviendo solos.
El proyecto, llamado Convivium, ya cuenta con unas 150 personas interesadas en la ciudad
Mahedero supo hace años que en Málaga había un complejo de viviendas para mayores que funcionaba a modo de cooperativa. La idea le gustó. De hecho, ella y otros profesores ya formaron en los años 80 una guardería en la Universidad siguiendo este método, la colaboración entre varios interesados.
En Madrid también hay cooperativas de este tipo. Suelen contar con dos áreas. En una de ellas hay apartamentos, que suelen ser de unos 60 metros cuadrados, donde viven los mayores de forma independiente aunque cuentan con zonas comunes. La otra zona suele ser para ancianos dependientes, un área más sanitaria, como en las residencias tradicionales.
La clave es que estos proyectos se autogestionan. «No queremos que busquen beneficios con nosotros», alega Carmelo Sayago, otro de los impulsores de Convivium. Carmen Mahedero detalla que lo más complicado es la financiación. Lo habitual en este tipo de cooperativas, aunque la de Badajoz aún no tiene cerradas sus condiciones, es que los socios hagan una inversión para adquirir el apartamento y posteriormente un pago por los servicios.
«A la gente le cuesta. Piensa ‘¿cómo me voy a comprar otra casa?’ Pero no se trata de eso. Se trata de cambiar la suya por el apartamento y así no vivir solos. Contar con la compañía», detalla Mahedero. Además, cuando los socios fallecen, la herencia funciona igual que con una casa en propiedad. Los herederos pueden quedarse con la plaza en el complejo de pisos o que se les de su valor cuando otro ocupe esa vacante. «Pero nunca funcionaría para especular», detalla Sayago.
Mantenerse activos
La vivienda cooperativa, añaden, no solo aporta compañía sino que ayudaría a los mayores a seguir activos. «Ahora mismo, por ejemplo, vamos al cine, a una exposición, al teatro. Pero habrá un momento que nos cueste más desplazarnos y en el proyecto sería bajar en un ascensor para tener actividades», explica Carmen Mahedero.
Por el momento han presentado su iniciativa a distintos colectivos, como la Universidad de Mayores de Badajoz, y se ha ido extendiendo en las redes sociales y a través del boca a boca. En este tiempo ya cuentan con 150 personas interesadas.
José Pedro García, de 65 años, es otro de los promotores. Indica que las estadísticas señalan que la clase media, la que puede estar interesada en este tipo de proyectos, es la más numerosa. Los datos del INE señalan, destaca García, que la esperanza de vida crece y que la salud en torno a los 60 y 70 años es mejor. También ha subido la cantidad de años que los extremeños viven desde que se jubilan.
García también explica que las familias actuales son distintas y cree que hay mayor necesidad de viviendas compartidas para los mayores. «Las familias se separan, los hijos en general suelen ir a vivir fuera o los matrimonios tienen menos hijos».
Sayago añade que, además de visitar residencias de este tipo, ya han tenido reuniones con instituciones como el Ayuntamiento, la Delegación del Gobierno o el Sepad (Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia) que podría concertar plazas su finalmente ponen en marcha el proyecto. El próximo paso, detalla este jubilado, es constituirse como asociación y crear una serie de comisiones de trabajo que estudiarían la parcela para construir las viviendas, la arquitectura, la financiación, los estatutos, etc.
Carmen Mahedero anima a los posibles interesados a informarse. «Porque yo creo que este es el futuro tal y como está la sociedad».