La Armada empieza a manejar ya las primeras fechas para la recepción del primero de los nuevos submarinos S-80 –uno de los programas de modernización que más quebraderos de cabeza está causando–, continúa incorporando sistemas no tripulados, considera necesaria la llegada de un BAM de intervención subacuática, sustituirá los vehículos de asalto anfibio de la Infantería de Marina, y sigue soñando con los cazas F35B para mantener su ala fija.

Así lo ha explicado este miércoles el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada (AJEMA), el almirante general Teodoro López Calderón, junto a su equipo más próximo, durante un encuentro con los medios de comunicación en el Cuartel General de la Armada. En el mismo, ha hablado sobre la situación presente de este arma de las Fuerzas Armadas y sobre las previsiones que tienen sobre su futuro cercano.

La principal novedad es que ya empiezan a manejar las primeras fechas para la recepción del primer S-80. Después de que el diseño inicial tuviese un problema en el balance de pesos y hubiese que rediseñar el submarino, cuentan con que la primera unidad les será entregada por Navantia en el mes de diciembre de 2021, aunque no estaría totalmente operativo hasta el año 2023. La segunda unidad la recepcionarían 30 meses después y la tercera 22 meses después que la segunda. 

Los dos primeros no vendrán con el nuevo sistema de Propulsión Independiente de Aire (AIP, por sus siglas en inglés), que les sería incorporado unos años más tarde, coincidiendo con el momento en el que su ciclo de mantenimiento marcase su primera gran carena. Respecto al tema económico, los 2.100 millones aprobados en su momento para los cuatro submarinos sólo darían ahora para el primero, por lo que la cifra final se irá hasta cerca de los 4.000 millones de euros.

Mientras se está a la espera de estas recepciones, está prevista que se realice la quinta gran carena a los tres S-70 operativos. La del S-71 Galerna fue autorizada por el Consejo de Ministros en diciembre. Teniendo en cuenta que el retraso del S-80 ha provocado que se realicen la cuarta y, ahora, quinta carena de estos submarinos, y que cada gran carena tiene un coste aproximado de 40 millones, el retraso del S-80 ha supuesto un sobrecoste añadido de 260 millones por este lado.

Los nuevos BAM, helicópteros y RPAS

La extensión de la primera serie de los BAM (Buques de Acción Marítima) sigue al ritmo previsto inicialmente. El P-45 Audaz será entregada a la Armada en julio, mientras que el P46 Furor lo será en el mes de diciembre de este año. Estas embarcaciones son prácticamente igual que la primera serie de cuatro BAM, aunque con algunas mejoras.

En lo que al ala rotatoria se refiere, la Armada es consciente de que es necesario sustituir las once unidades de helicópteros SH-3D que están actualmente operativos. «Vuelan con garantías pero están limitados en sus capacidades», han explicado. Serán sustituídos por los nuevos NH-90 en su versión navalizada, aunque el diseño de estas aeronaves «todavía no está acabado». Entre tanto, se seguirán adquiriendo SH-60F de segunda mano. La tercera pareja de estos helicópteros será recepcionada en breve y está previsto comprar otras dos parejas.

Los AB212 se encuentran en pleno programa de extensión de vida, que debería permitirles ser operativos hasta algo más de 2030. Los SH-60Bque operan en las embarcaciones también serán modernizados para extender su vida hasta algo más del año 2035, cuando está previsto que sean sustituidos por una segunda versión de los NH-90 navalizados compatibles con los sistemas de comunicación de las embarcaciones.

Los sistemas remotamente tripulados (RPAS, por sus siglas en inglés) siguen llegando a la Armada. Actualmente se tienen dos sistemas del Scan Eagle –uno de ellos desplegado actualmente en Irak– y se está terminando de recepcionar el tercero. La Infantería de Marina está probando el Fulmar de Thales. Además, tienen interés en el Pelícano de Indra, de ala rotatoria, aunque creen que «todavía no está maduro».

Infantería de Marina, F110 y BAM subacuática

En lo que a los vehículos de la Infantería de Marina se refiere, la intención de la Armada es sustituir gradualmente los vehículos de asalto anfibio(AAV) debido a que acumulan ya demasiados años. Se mantendrá el mismo modelo, que se comprará nuevo. El relevo será gradual y el primero será de 19 unidades (las fabricadas en 1972-1974). También se quiere modernizar los 18 vehículos de combate Piraña de la versión 1 a la versión 2.

Respecto a las fragatas F-110, se espera que el Gobierno aprueba la orden de ejecución a mediados de junio, lo que podría hacer que la primera unidad –destinada a sustituir a las F-80 de la clase Santa María– fuera recepcionada entre 2023 y 2024. La última lo sería entre 2027 y 2028. También quieren adquirir un nuevo BAM de intervención subacuática con capacidad para rescate y salvamento submarino, recuperar patrimonio sumergido y protección de infraestructuras críticas en el litoral.

El ala fija

El ala fija de la Armada sigue compuesta por una docena de cazas HarrierAV8-B de despegue vertical. La última modernización de estos aviones les permite tener una vida útil segura hasta el año 2025, gracias al acuerdo de apoyo mutuo firmado con los otros países que lo operan (Estados Unidos e Italia) e, incluso, permite tener un importante número de piezas en stock por las unidades que irán dando de baja estos dos países.

Sin embargo, la única opción de mantener esta capacidad de la Armada a futuro es adquiriendo los cazas estadounidenses F35B, el único en el mercado con capacidad de despegue vertical y por el que han optado tanto Estados Unidos como Italia. El problema es que todo el programa del F35 (en sus versiones A, B y C) acumula muchos sobrecostes y el avión tiene ahora mismo unos precios prohibitivos para la economía española.

La opción más plausible para la Armada española –el Ejército del Aire piensa en el F35A para sustituir a los F-18 actuales, aunque tiene otras opciones presentes y futuras en el mercado–es que las presiones que se están ejerciendo para que se abarate el coste por aparato se conviertan en una realidad. El propio Donald Trump está presionado para ello. De modo que sea mucho más asequible para las arcas españolas.

 

 

 

 

 

 

 

 

FUENTE: LIBERTADDIGITAL