El próximo año afrontamos las elecciones políticas europeas, cuyo resultado es muy relevante para la perspectiva del proyecto europeo. Un gran proyecto con grandes valores que está atravesando una fase muy delicada.

Desde aquí una simple reflexión personal:

La creación del mercado único europeo ha sido el logro más grande que los países fundadores han conseguido después de dos terribles guerras. No tenemos nunca que olvidar que Europa vive en paz desde hace más de 60 años y, antes de la última larga crisis, en condiciones económicas y de welfare que nunca se habían conseguido.

Antes de la crisis, la clase media, la que certifica el nivel económico, había rozado el porcentaje más alto. Este estatus de abundancia, de exuberancia, lo aprovecharon muy pocos para mejorar eficiencias y reducir deuda.

La llegada de la globalización, de la tecnología, en síntesis de una nueva y más abierta competitividad, ha sorprendido a todos demasiado relajados, indiferentes y casi distraídos, sin calcular los posibles impactos.

La última y larga crisis financiero/económica ha demostrado una profunda auto complacencia con una vida por encimas de las posibilidades.

Hasta el día antes de la crisis, se vivía en la euforia:

  • Las familias utilizaron excesivamente el crédito sin calcular el riesgo relativo al endeudamiento.
  • Muchas empresas fueron inspiradas por el sistema financiero en la idea de que endeudarse era eficiente e hicieron del endeudamiento una estrategia .
  • Los bancos pensaron en el negocio inmediato sin calcular el riesgo de no poder recuperar el crédito.
  • Los estados y los gobiernos se apuntaron el mérito del bienestar social y económico conseguido , pensaron en el corto plazo sin una visión adecuada que pusiera un límite a una situación de fiesta que no podía infinita.
  • La crisis ha pillado por sorpresa a todos: familias, empresas, bancos y estados y todos se han quedado atrapados.

Todo esto mientras que la globalización y la tecnología acababan de crear un mercado sin fronteras donde la competitividad se imponía.

Las familias han sufrido y la clase media se ha reducido. Algunos bancos también, algunos importantes incluso han quebrado o han sido rescatados. Los estados también han aumentado mucho su deuda y algunos han llegado al borde del colapso.

Si esto era poco, a causa de los conflictos del norte de África se suma una fuerte e incontrolada inmigración, que crea en la ciudadanía en dificultad un sentimiento de invasión.

La imagen de una Europa exitosa, bandera del bienestar y abierta a la hospitalidad, empieza a temblar y los resultados electorales de muchos países lo confirman.

Es el momento más delicado… el riesgo de poner en discusión el proyecto europeo es alto. Las próximas elecciones europeas pueden representar un antes y un después.

De los partidos políticos que creen en la Europa se espera una reacción que debe consistir en el relanzamiento del proyecto. Relanzamiento que debe tener en cuenta las inquietudes de la sociedad europea.

Europa debe tener un proyecto político y no solo económico. Un proyecto político europeo con unos valores comunes que unen y que hacen de guía, pero al mismo tiempo con unas políticas nacionales que interpreten las diversidades económicos culturales locales.

La misma solución que adoptan la compañías globales: pensar global y actuar local.

Europa necesita conseguir un liderazgo y una suficiente fuerza política para ser un interlocutor creíble de las otras grandes potencias.

Las inquietudes más grandes de la sociedad europea que la crisis ha generado son el retroceso económico de la clase media y la inmigración.

Para estas dos preocupaciones se necesita una estrategia europea común. Pienso que:

  • Para la inmigración se necesita pasar de la demagogia a un plan que aclare requisitos de entrada en los fronteras europeos y que defina un plan de formación cultural/profesional y de integración de los inmigrantes. Una inmigración sin un plan se convierte , como ya está pasando, en un boomerang social/económico.
  • Para la recuperación del nivel pre-crisis de la clase media se necesita un plan económico/educativo/cultural. Un plan económico que incentive la productividad, ayude las empresas medio y pequeñas creando así más oportunidad de empleo y un plan educativo/cultural donde actitud pro activa y formación profesional sean las claves que preparen al reto que impone la tecnología, la inteligencia artificial y la globalización con su alta competitividad.

Dos serán los objetivos determinantes para relanzar Europa en las próximas elecciones europeas:

  • El primero, la máxima participación de la sociedad, porque esta vez las elecciones serán muy importantes para el futuro no solo del proyecto europeo, sino de cada votante y de cada país de la Unión.
  • El segundo es que los políticos que creen en la Europa deben ser capaces de tener en cuenta las inquietudes de la sociedad, deben ser capaces de hacer compatible, incluyéndolas, las diferencias económicas y culturales nacionales con los valores que unen.

Entonces, si esto dos objetivos se consiguen, el riesgo de una implosión del proyecto europeo, absolutamente indeseable, se habrá evitado.

De esto seguiré hablando en Top View con relevante exponentes políticos, empresariales y sociales.

 
 
 
FUENTE: ABC