La acostumbrada ambigüedad con la que el PP ha abordado la política hidráulica en los últimos años para evitar desatar viejas guerras del agua entre Aragón y el Levante dejó de existir este fin de semana con la exitosa minigira realizada por el expresidente del PP, José María Aznar, por Murcia y la Comunidad Valenciana. Allí, hasta hace pocos años el PP tenía un excelente resultado electoral, con grandes mayorías absolutas. Gran parte de ellas se debían a la defendida defensa del trasvase del Ebro, proyecto estrella de Aznar que fue derogado por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Una «traición» de Estado, según apeló Aznar en Murcia y Elche este fin de semana, en actos públicos multitudinarios junto a las principales autoridades locales de ambas comunidades y del número dos de Pablo Casado, Teodoro García-Egea. Aznar insistió en que sigue defendiendo este trasvase, porque el agua, en España, «se comparte y reparte». Junto a la candidata por Valencia, Isabel, Bonig, se preguntó: «Un país que no comparte el agua, ¿a dónde va?.
Aznar fue muy aplaudido, y secundado por el resto de autoridades. Entre ellas, por el propio García-Egea, que este fin de semana, además de congratularse de ver la Puerta del Sol «llena de fuerzas de seguridad del Estado en lugar de perroflautas», acusó al líder socialista en Murcia, Pedro Saura, de haber apoyado la derogación del trasvase del Ebro durante el Gobierno de Zapatero.
El presidente del PP en Murcia, Fernando López Miras, también alertó que un próximo Gobierno de Pedro Sánchez pondría en peligro, entre otras cuestiones, «el agua».
En otro de los actos del fin de semana popular junto a José María Aznar, el presidente del PP de la provincia de Alicante, José Císcar, recalcó que «cada vez que hablamos de agua en la provincia nos acordamos de Aznar y su gobierno. No olvidamos de que en su mandato impulsó el PHN que incluía el trasvase del Ebro, que era la solución definitiva a la sequía del sudeste español pero que fue derogado por los socialistas».