Con el calendario en la mochila uno, y en el bolsillo otro, Miras y Campillo tocan arrebato en sus partidos y exigen diligencia en el Consistorio.
Revisan los últimos movimientos políticos y partes contradictorios de todos los elementos en cuestión, aquí los competentes y fieles, allí los torpes y disconformes; sopesan la corrección entre lo deseable y lo posible, esto haríamos, esto haremos; corrigen a diario sus proyectos, eso suma votantes, aquello aumenta detractores; reiteran sus lemas, paso a paso, constancia, tesón, empuje…, y alertan a sus equipos en previsión del tumulto estival que será la antesala de un otoño amenazador.
No hay otra opción: Unidos por el grado universal de la veteranía, Gaspar Miras y Ginés Campillo, vivirán el acontecimiento otoñal desde situaciones distintas: Miras ajustará sus objetivos municipales por si “salta la liebre”, y Campillo, coautor del pacto progre como en 2011, negociará una tregua con sus competidores ideológicos entre bastidores.
De momento no rivalizarán abiertamente ni podrán confrontar sus estilos, seguirán vinculados por una discreta manera de gobernar y una sugestiva manera de gobernarse. Todo comenzó hace años en el Sanedrín con distintos actores y los mismos círculos de poder. ”Dos hombres y un destino”.
El líder socialista llevaba varios años invernando en C-Progreso, esperando el momento que el destino le ha otorgado, y que con constancia, paciencia y tenacidad ha sabido aprovechar. El caso es que el Vicealcalde independiente anda ahora más en su papel, aparentemente calmado por mera conveniencia y sin agitar el panorama político, pero en una vigilante espera de acontecimientos un tanto arriesgados. UIDM se quedó sin el ansiado “sillón de tersssiopelo”, pero ha vuelto al poder tras unos años de sufrido calvario en la oposición.
El “Equipo de Gobierno” no mejora en su andadura, sin duda, el último Pleno lo certificó, así como la evidente y preocupante soledad socialista. Probablemente lo haría con la incorporación de otros ediles que al menos supiesen atarse las zapatillas y luchar por acabar con el destierro regional, o intentar desbloquear la situación institucional que deriva inmersa en una caza de brujas sin parangón.
¿Suficiente para equilibrar las apetencias de los socios de Gobierno y apaciguar a los clanes de la “red clientelar”? Lo veríamos, mientras tanto, toca a la ciudadanía sufrir y padecer las consecuencias agachando la cabeza, o plantar cara al despotismo más sectario y la despreciable arbitrariedad que no cesan, y recuerden, primero está el pueblo y después está todo lo demás.
“Cuando decimos que todo tiempo pasado fue mejor, estamos condenando el futuro sin conocerlo” (Quevedo).
La madurez no es necesariamente torpe y, a los hechos presentes y pasados me remito, como se demuestra que sin cierto apoyo generalizado de los «poderes fácticos» en el pasado, no hubieran logrado implantar este reconocido reparto, similar al Transicional, el del «convenido nepotismo» fortalecido en el tiempo por correligionarios y funciolistos recompensados mediante abusivos chanchullos públicos.
Creía yo, que el férreo marcaje entre el dueto de orientadores ideológicos y guías tóxicos del “Equipo de Gobierno” en la sombra, era lógico, o que en el fondo van a saco por los mismos derroteros e intereses.