El independentismo ha asestado un duro golpe a la clase empresarial que hasta ahora controlaba las instituciones económicas en Cataluña. Su contundente victoria en las elecciones a la Cámara de Comercio de Barcelona (decididas con solo 19.243 votos, el 4,55% de censo) con una candidatura auspiciada desde la Asamblea Nacional Catalana (ANC) certifica su desembarco a través de una entidad que, entre otros cargos, ostenta una vicepresidencia de la Cámara de España. Empresas como Seat, FCC o Aguas de Barcelona se han quedado fuera del pleno.
“Estoy seguro de que pronto seremos un nuevo Estado y como nuevo Estado tendremos que desarrollar el máximo potencial económico posible”. Ese era uno de los argumentos que esgrimía uno de los candidatos de Cambres: Eines de País (cámaras: herramientas de país, en catalán) en un anuncio de la lista promovida desde la ANC y el Centre Català de Negocis. Otro defendía: “No tendrían que estar representadas aquellas empresas que han deslocalizado su sede social fuera de Cataluña”. Con ese tipo de mensajes, la plataforma arrolló al resto de candidatos. Lograron 31 de los 40 asientos en el pleno cameral que se escogían por voto directo. Un resultado que le ofrece la mayoría absoluta de la cámara sin tener que depender de las otras 20 butacas que controlarán las patronales (6) y las empresas que se han comprometido a pagar 75.000 euros anuales para tener representación.
Un mensaje más político que económico, su capacidad de movilización y un nuevo sistema basado en el voto electrónico les ha permitido barrer al resto de candidaturas. Dos de los que pretendían presidir la Cámara de Comercio, el exejecutivo de Damm Enric Crous y el abogado y empresario Ramon Masià, ni siquiera han logrado los votos suficientes para ganarse un asiento propio. Y el otro candidato, el financiero Carlos Tusquets, sí tendrá representación pero apoyado solo por otros dos miembros de su candidatura. El resultado es tan aplastante que la amenaza de impugnarlo ha quedado congelada.
Sin representación
Existe estupor en parte del empresariado por una victoria tan amplia que ni mucho menos esperaban pese a la demostrada capacidad de movilización del independentismo. “Están subvirtiendo el sentido de las entidades empresariales”, se quejaba el viernes un presidente de una gran empresa catalana. Es una opinión compartida, junto a quienes critican la demonización de los grupos del Ibex y que no haya ponderación del voto, de forma que las pymes y autónomos hayan decidido el resultado de la cámara. Empresas como Seat (la mayor empleadora en Cataluña), Nissan, FCC, El Corte Inglés, Cellnex (a través de Tradia), Aguas de Barcelona o Saba no han logrado representación. Incluso la patronal Pimec, que apoyaba la candidatura de Crous y tiene un amplio número de asociados a quienes animó a votar, fracasó.
“Es cierto, esta candidatura es independentista pero, ¿acaso eso quiere decir que quienes controlaban antes la cámara no tenían discurso político?”, ha cuestionado este martes la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie. La consejera de Empresa de la Generalitat, Àngels Chacón, negaba que el desembarco del secesionismo en la entidad sea una “hecatombe”.
Fomento del Trabajo, la gran patronal catalana, ha emitido este martes un escueto comunicado para felicitar a los vencedores y hacer una petición a la nueva dirección: “Continuidad de las relaciones entre las dos entidades de representación empresarial en la misma línea de colaboración”. Esa es la gran duda, si se mantendrá la correa de transmisión que en los últimos años ha habido entre la Cámara y Fomento del Trabajo. El nuevo presidente de Fomento, Josep Sánchez Llibre, acaba de lograr la paz patronal con Pimec y la vallesana Cecot —de corte nacionalista— y la situación amenaza ahora un cisma con la cámara.
El independentismo ya logró introducirse en el sindicalismo a través de la Intersindical-CSC, la organización que convocó una huelga general el 21 de febrero en protesta por el juicio del procés. Una vez controle la Cámara, decidirá quién preside Turismo de Barcelona, una entidad público-privada sobre la que se basa el éxito turístico de la ciudad. Y también tiene un influyente peso para decidir el consejo de administración de Fira de Barcelona, garante del Mobile World Congress.
FUENTE: ELPAIS