En Catalunya es indiscutible tras el 21-D, pero en toda España también está tocando a su fin el reinado derechista del Partido Popular: Ciudadanos está devorando los votos del PP y si se celebrasen en 2018 elecciones generales anticipadas, C’s ascendería hasta el tercer puesto, quedando casi a la par con el PSOE, al ganar unos dos millones de votantes, casi idéntico número que los que perdería la formación de Rajoy.
Y no es sólo un mero trasvase de electores desde la vieja a la nueva derecha, ya que C’s incorporaría también 550.000 votantes del PSOE y medio millón de abstencionistas de las anteriores generales, según los cálculos del analista electoral Jaime Miquel, cuyas estimaciones se basan en un análisis ponderado (desk research) de todos los sondeos efectuados en las últimas semanas.
«La progresión de Ciudadanos a costa del PP es previa a las elecciones de Catalunya, pero esta estimación recoge el impacto del 21-D», cuando la formación naranja quedó en primera posición, subraya Miquel, quien hace asimismo hincapié en que sus previsiones recogen «confusión, hastío y desmovilización de los electores, sobre todo en el lado izquierdo del espectro».
Estos dos fenómenos se plasmarían en un hemiciclo del Congreso de los Diputados donde las dos fuerzas de la derecha española sumarían mayoría absoluta de escaños –al quedar el PP con 106 (31 menos) y alcanzar C’s los 75 (+43)– en un escenario de apatía de los electores, pues uno de cada tres no acudiría a la cita de las urnas, en contraste con el casi 82% de participación que se registró en las recientes autonómicas catalanas.
El cuadro completo de resultados muestra a PP, PSOE y Ciudadanos muy igualados por encima de los cinco millones de votos –con los socialistas aumentando su representación parlamentaria en un diputado (hasta los 86) a pesar de perder 200.000 votantes–, mientras que Unidos Podemos caería en más de un millón de sufragios hasta los cuatro millones justos, quedándose con sólo 56 parlamentarios (15 menos que en 2016).
«Una idea de España y cultura política que se terminan»
No obstante, el análisis demoscópico de Miquel toma muy en cuenta el virulento debate soberanista y constitucional que se ha desarrollado durante la crisis independentista en Catalunya, con la dura aplicación del Artículo 55 y la campaña electoral marcada por el encarcelamiento o exilio de los máximos dirigentes nacionalistas catalanes:
«La URSS nos enseñó que nada es para siempre, por mucho que lo parezca», asegura Miquel. «Nos lo recordaron los franceses hace poco, pero aquí nunca pasa nada hasta que sucede. Los jefes de comunicación de masas aún insistirán en que el PP eliminará a Ciudadanos y esto se llama posfranquismo, una idea de España y una cultura política que se termina, agotada en su poder explicativo o reducida al porque sí«.
«En España sólo hay una forma de ser español, que es la que nos explican el rey, Rajoy o Felipe González. Esta forma es uninacional e inmóvil. Ciudadanos expresa la actualización de esta idea de España. Nadie le ha explicado a la gente que hay otra forma de ser español», continúa Miquel, para quien «el PSOE aún no ha sufrido desgaste [en los sondeos] porque estaba defendiendo la Constitución» en el ámbito del conflicto de Catalunya.
Sin embargo, argumenta el analista, «Unidos Podemos y sus confluencias han resistido el envite mediático, porque los promotores del 21-D han fracasado y ya estamos en otro escenario. La plurinacionalidad es un concepto identitario español, otra forma de serlo que persigue un proyecto común de convivencia. Ellos tienen esto, el PSOE no tiene nada, su militancia quizá sí. UP y el PSOE tienen una contienda que librar por la conquista de 1,4 millones de electores desmovilizados del lado izquierdo, y ahí no hay nada decidido todavía».
Ciertamente, las tablas de transferencias de votos que maneja Miquel muestran cómo más de 835.000 votantes de Unidos Podemos se pasan a las filas de la abstención y casi 590.000 de los que votaron al PSOE hacen lo mismo. Eso permite que la suma de votos de los dos partidos derechistas supere en más de 1,7 millones a los de de la izquierda, a pesar de que el PP se desploma y ha perdido su tradicional suelo electoral.
La pugna por la primacía en la derecha se expresará en las próximas elecciones municipales y Miquel considera que «al PP se le ha agotado el recorrido, ya no puede convocar a sus bases tradicionales porque Ciudadanos viene al reemplazo y esto ya lo hemos vivido» ahora en Catalunya. Y achaca la debacle electoral del PP a una estrategia miope de Rajoy:
«Intervenimos la autonomía, convocamos elecciones y a ver si suena la flauta; ése debió de ser el sofisticado razonamiento estratégico de quienes decidieron lo del 21D. Eliminados».
En Catalunya se confirman las ganancias de C’s (a costa del PP) y de ERC y PSC (a costa del PDECat y de CeC-Podem), pero en las otras comunidades se reflejan también esa tendencia de auge de Ciudadanos gracias su beligerante nacionalismo español anticatalanista: la formación de Rivera llega a ganar 7 escaños en Castilla y León, igual que en Andalucía; 5 en Madrid y 4 en Castilla-La Mancha, barriendo sin miramientos a su socio derechista.
Rivera se está viendo ya en La Moncloa, pero como Rajoy tiene toda la intención de aguantar hasta el final de la legislatura a cualquier precio, cuando lleguemos a 2019 probablemente habrá quedado patente la inviabilidad de una España uninacional centralista y anclada en el pasado. Para entonces, los ciudadanos estarán considerando otras alternativas y ese millón y medio de votantes de izquierdas hoy desmovilizado podría inclinar la balanza.
Difícilmente optarían por «un PSOE que viene a ser como el partido del sur que deja gobernar al PP», estima Miquel. «Pero otra cosa es Pedro Sánchez y la militancia: éstos son héroes ciudadanos, derrotaron al sistema en su conjunto”, afirma el analista electoral.