Falta un mes para las elecciones catalanas y las encuestas se han movido. Los sondeos de esta semana detectan dos cambios. El primero es la subida de Junts per Catalunya. El vehículo electoral del PDeCat y Carles Puigdemont ha subido cinco puntos en la media de encuestas. Los damnificados son la CUP y ERC. Quizás han funcionado el cambio de siglas —el sexto en cuatro años para la antigua convergencia— y la confirmación como cabeza de lista de Carles Puigdemont.
Estos movimientos afectan al reparto escaños. ERC obtendría alrededor de 37 diputados y le seguirían Cs, JxCat y PSC. Los comunes, que retroceden, se quedarían cerca de los 10 diputados. PP y CUP aparecen en una zona aún más peligrosa: alrededor del 6% o 7% la pérdida de pocos votos puede suponer perder muchos escaños. Esta estimación de escaños es todavía aproximada —y no es una predicción del 21D—, pero es útil para analizar las posibles mayorías de 68 escaños.
El bloque independentista ronda los 67 escaños y sigue siendo una moneda al aire: sus opciones de tener mayoría de escaños en el parlamento están al 50%. Pero hay una novedad. La caída de ERC aleja a la suma de ERC, CeC —Cataluña en Común— y PSC de lograr los 68 escaños. Esto afecta a los comunes. Sabemos que sus escaños serán clave si el bloque independentista no alcanza la mayoría. Y en general se asume que en ese escenario los de Iglesias y Colau buscarían negociar un gobierno de izquierdas con ERC y el PSC. Ahora los sondeos dicen que esa vía —además de políticamente difícil— podría ser imposible en términos aritméticos. El dilema de los comunes se volvería más complicado: podrían verse obligados a elegir entre apoyar un gobierno independentista o un gobierno con Ciudadanos y PSC.
La (difícil) mayoría de votos independentista
A continuación ofrezco la primera predicción de nuestro modelo electoral del 21D (ver metodología): ¿qué probabilidad tiene el bloque independentista de lograr la mayoría de votos? De acuerdo con el modelo, hay un 21% de probabilidades de que la suma de ERC, JxCat y la CUP consiga la mitad de los votos. En el 79% de las simulaciones, en cambio, sus votos no alcanzan.
El modelo se alimenta de sondeos, pero además tiene en cuenta su precisión histórica (con datos desde 1982). Así puede hacer simular las elecciones y producir predicciones con probabilidades. ¿Pero cómo debemos interpretar esos pronósticos? Una forma sencilla es hacerlo así: «Teniendo en cuenta la imprecisión normal (o esperada) de los sondeos, hay un 21% de probabilidades de que se equivoquen lo suficiente como para que los independentistas logren la mayoría de votos». Es decir, la probabilidad no hay que entenderla como algo filosófico, sino como una medida de incertidumbre.
Por último, podemos usar el modelo para predecir en qué puesto acabará cada partido. Ahora mismo la probabilidad de que ERC sea el más votado es del 74%. Es claro favorito, aunque todavía hay una posibilidad entre cuatro de que pierda el primer puesto. El resto de posiciones están más reñidas todavía. El PSC, por ejemplo, es segundo en el 17% de las simulaciones y quinto en el 10%.
Estos márgenes son amplios, pero no son caprichosos. Representan la capacidad de predicción que tienen los sondeos a treinta días de las elecciones. No es un sorpresa. Hemos visto que las encuestas en Cataluña están moviéndose, y como todos sabemos, pueden seguir haciéndolo.