Hubo un precedente en la «omisión» de los intereses valencianos por parte del Gobierno de Mariano Rajoy en materia de infraestructuras. El Gobierno de Aragón, a través de su presidente, Javier Lambán, y la consejera de Economía e Industria, Marta Gastón, firmaron una «carta de compromiso» con once empresarios y alcaldes aragoneses para reivindicar que la salida del corredor Cantábrico hacia el mediterráneo se llevara a cabo desde Zaragoza a Tarragona y Barcelona, dejando a un lado la conexión con València y su paso por Teruel.
La comisión Europea así lo hizo. Incorporó como tramo prioritario el recorrido entre Zaragoza y Tarragona, dejando a un lado la Comunitat Valenciana para disgusto de la Generalitat, los empresarios y la Autoridad Portuaria. El documento data del 5 de abril de 2017, tan solo cuatro días después de que una movilización de 6.000 personas reivindicará en Teruel la mejora de la línea València-Zaragoza y su reconversión en el corredor Cantábrico-Mediterráneo en Teruel.
«Una apuesta irrenunciable»
El gobierno autonómico firmó un compromiso con empresas públicas y privadas vinculadas a la logística en Aragón por el que solicitaban resolver «algunas carencias». Entre ellas, conectar los dos corredores, el Cantábrico, desde Zaragoza «por Vitoria y Pamplona hasta Irún», con el Mediterráneo, también desde la capital aragonesa pero «a Barcelona y Tarragona». La conexión que solicitaban era una «apuesta irrenunciable» que dejaba fuera a València en favor de las ciudades catalanas y sus puertos.
La vía aragonesa a Cataluña«representará el aprovechamiento a escala nacional de esta iniciativa, puesta en marcha por el Parlamento Europeo, pero que requiere del concurso decidido del Gobierno de España», recoge el documento. Y se cumplió, porque la Comisión Europea aprobó este carril mientras suspendió la vía valenciana, lo que le daba acceso a la financiación europea de 30.600 millones de euros para el periodo 2021-2027.
En el mismo escrito, se solicita desarrollar «con compromiso efectivo» la línea Zaragoza-Teruel-Sagunto «en condiciones homogéneas, al menos, a las vías únicas con Barcelona», y para ello exigen una «inversión por fases con cargo a los Presupuestos Generales del Estado». Este año, en las cuentas para 2018 la vía ferroviaria contó con 10,1 millones de euros y se espera que sea el Estado el que cargue con el grueso de los 350 millones de inversión que se necesitan para su mejora, aunque por el momento están siendo costeadas fundamentalmente por el Puerto de València.
Reconocen que la vía es «la mejor forma de vertebrar el territorio nacional descentralizadamente» y reconocen que hay que superar «la situación histórica de abandono de esta vía».
Entre los máximos representantes que firmaron la carta se encuentra Santiago García-Milá, consejero delegado de la Terminal Marítima de Zaragoza y subdirector general de Estrategia Comercial del Puerto de Barcelona, una figura que representa los intereses de ambas comunidades autónomas. Además, firman el escrito Rubén Orera, director general de SAMCA, grupo empresarial que trabaja, entre otras líneas, con las infraestructuras y la logística con vínculos en Navarra. Además, alcaldes y representantes de distintas localidades como Huesca, Teruel, Calamocha o Fraga.
Propuesta a la Comisión Europea
El anterior Ministerio de Fomento con el popular Íñigo de la Serna al frente elaboró la propuesta y la trasladó a la Comisión Europea en diciembre. Una vez trasladada la propuesta, el proceso se inició a la espera del trámite de aprobación por parte del Parlamento Europeo y el Consejo, en aras a su entrada en vigor en 2021.
En junio se conoció que la línea Zaragoza-Teruel-Sagunt no era prioritaria. Se daba la espalda así a la C.Valenciana que solo contaría con financiación para el Corredor Mediterráneo. Los trazados de mercancías y pasajeros que tenían preferencia europea beneficiaron a otras autonomías, como Galicia, Asturias y Cantabria.
Además, también hicieron desaparecer el tramo entre València y Madrid (eje Atlántico-Mediterráneo) mientras se aceptó como prioritaria Zaragoza-Madrid y Zaragoza-Pamplona, tal como pedía el documento.