“Estamos muy felices y esperanzados con el nuevo nombramiento de Josep Borrell”. Éste es el comentario publicado hoy por Societat Civil Catalana en su cuenta de Twitter.
Federalismo, o cómo debilitar aún más los lazos de unión entre españoles
Ya sé que en SCC hay gente del PSC, la delegación catalana del PSOE, pero supongo que hay miembros de esa organización que pertenecen a otros partidos, y me pregunto si ellos comparten ese mensaje de felicidad y de esperanza. Hace menos de un año, Borrell propuso resolver el problema del separatismo catalán creando un Estado federal, lo que supondría debilitar aún más los lazos de unión entre los españoles, ya de por sí debilitados por el Estado de las Autonomías. Es como pretender apagar un incendio echando gasolina a las llamas. Lo que necesita España es desmantelar ese régimen autonómico, que ha generado tanta desigualdad y tanta división entre los españoles. ¿De dónde sale la absurda idea de que para sentirnos catalanes, gallegos o vascos, hemos de tener 17 miniparlamentos, con 17 miniestados? Como ya expliqué aquí, en 1975 España tenía 36 millones de habitantes y 650.000 funcionarios. En la actualidad, y según datos del INE, España tiene 46,5 millones de habitantes 3 millones de empleados publicos. De ellos, 1,3 millones son empleados autonómicos. Es decir, que ya sólo la cifra de empleados públicos de las autonomías dobla a la de funcionarios que tenía el franquismo.
Propuso “una reforma constitucional” para apaciguar al separatismo catalán
Además, en una entrevista concedida a Crónica Global, Borrel propuso “una reforma constitucional” y “cierto reconocimiento identitario pero sin llegar a lo que pretenden los independentistas de que Cataluña es una entidad política y jurídica soberana”. Después de 40 años de intentos de apaciguar al separatismo, se me ocurre una pregunta obvia: ¿cuántas más reformas vamos a tener que hacer para contentar a unos políticos que se han manifestado claramente desleales a España? Y se me ocurre otra pregunta aún mejor: ¿a cuento de qué tenemos que premiar esa deslealtad con una reforma constitucional? Algunos, entre ellos Borrell, siguen instalados en la errónea idea de que se puede apaciguar a los totalitarios, pero no es verdad: son insaciables.Lo que quieren es el dominio absoluto del poder, y todas las concesiones que se les hagan sólo sirven para fortalecerles y que se sientan con fuerzas para seguir pidiendo más. Propuestas como las de Borrell no hacen más que engordar las aspiraciones de los separatistas.
Equiparó a cristianos y musulmanes en su forma de responder a las ofensas
Pero las objeciones al nuevo ministro de Asuntos Exteriores no se agotan con la cuestión de la unidad de España. Hay otro punto que nos afecta como Nación y es el de nuestras raíces cristianas y el de la amenaza que supone para nuestra civilización el proceso de islamización que vive Europa, y particularmente el terrorismo yihadista. En este punto hay que recordar que en 2006, tras los actos de violencia provocados por musulmanes a raíz de la publicación de unas caricaturas de Mahoma, Borrell equiparó la violencia islamista con la reacción de los cristianos cuando ofenden nuestras creencias. Me pregunto a cuántos cristianos ha visto este tipo cada vez que, con mucha frecuencia, la izquierda ofendía gratuitamente nuestros sentimientos religiosos. De hecho, me pregunto si esa izquierda se atrevería a prodigar esas ofensas cristianófobas si los cristianos respondiésemos de la misma forma que muchos musulmanes.
La equiparación entre cristianos y musulmanes hecha por Borrell no era casual. El entonces presidente del Parlamento europeo dio entonces su receta para resolver el problema de la violencia islamista, que era la misma de Zapatero: “Hay que salir de la senda del choque de civilizaciones y progresar en la senda del diálogo de civilizaciones”. Una senda que implica apaciguar a los islamistas del mismo modo que intenta apaciguar a los separatistas.
“Unir las soberanías”, o cómo disolver España como un terrón de azúcar
Además, hay otro punto relativo a España que deberían pararse a mirar algunos. Y es que el Artículo 2 de la Constitución dice lo siguiente: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles“. Señalo una palabra en la que suele hacer hincapié Santiago Abascal, con mucho acierto. Y es que España no se sólo indivisible: también es indisoluble. No es eso lo que opina Josep Borrell. En octubre de 2017, en una visita al programa “El intermedio” de La Sexta, Borrel declaró: “No me considero independentista sino europeísta, por eso quiero unir las soberanías porque es la única forma de hacer frente al poder del mundo globalizado“. Esta afirmación implica ciscarse en el Artículo 2 de la Constitución con tanta alegría como lo hacen los separatistas. Y es que “unir las soberanías” significa que la soberanía pase del pueblo español a la élite de Bruselas, que actualmente hace y deshace a su antojo sin que la mayor parte de los ciudadanos de los países miembros de la Unión Europea se enteren de nada, en buena medida porque nuestros políticos y sus medios afines ya se cuidan de que no nos enteremos. Pretender que España se disuelva en Europa como un azucarillo es tan digno de rechazo como pretender que España se rompa. Y a mí no me veréis sintiéndole feliz y esperanzado de que alguien que pretende eso haya sido nombrado ministro de Exteriores de España.
FUENTE: OUTONO